Ídolo. 

Pelé cumplió 81 años, un ícono del fútbol mundial

Pelé hace 44 años se retiró del fútbol y muchas generaciones se perdieron de verlo jugar. Pese a ello es un personaje que sigue vigente.

Pelé fue considerado como mejor jugador del mundo junto con Diego Armando Maradona por la FIFA EN 1999. Hoy está cumpliendo 81 años y en considerado como uno de los íconos del fútbol mundial.

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Su historia dentro y fuera de las canchas

Pelé hizo magia en las canchas del mundo durante 22 años. Vivió en una época en la que el fútbol era distinto, la palabra y el amor por los colores estaban por encima del dinero. Solo se puso tres camisetas en el fútbol profesional: la del Santos, la de Cosmos de Nueva York y la de la selección de Brasil. Pero hizo algo que ningún otro en el planeta puede contar: ganó tres mundiales de fútbol, dos de ellos como figura.

Pelé nació siendo Edson Arantes do Nascimento, el 23 de octubre de 1940. Aunque su nombre siempre estuvo relacionado con Santos y, por ende, con el fútbol paulista, Edson es de Três Corações, en Minas Gerais. Su padre, João Ramos do Nascimento, era futbolista también. Le decían Dondinho, y Pelé siempre afirmó que su padre consiguió una hazaña que él nunca pudo: “Dondinho hizo cinco goles de cabeza en un partido. Yo nunca pude lograr algo semejante”, dijo alguna vez.

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Su paso por el Mundial de México 1970

Dondinho alcanzó a jugar en uno de los grandes de Minas Gerais, el Atlético Mineiro, hasta que sufrió una grave lesión que truncó su carrera. Así las cosas, pasó muchas dificultades. Edson tuvo que hacerse lustrabotas para ayudar en su casa. Pero sacó tiempo para jugar.

La familia se mudó a Baurú, y el pequeño Edson, con sus amigos del barrio, armó un equipo llamado Ameriquinha, que comenzó a hacerse fuerte. Aún no era Pelé: era Dico, apodo que le puso su familia y significaba ‘hijo de guerrero’. Le gustaba, a veces, jugar como portero, y desde allí comenzaba a narrar los partidos. Era hincha de Vasco da Gama y, cuando narraba, se llamaba a sí mismo Bilé, como le decían al portero de ese club. Pero en su narración no podía pronunciar bien su nombre. Así que sus compañeros empezaron a burlarse de él y le decían Pilé. Luego mudó a Pelé. Si en ese momento supieran lo que ese nombre vendría a significar...

Pero el sueño inicial de Pelé (un apodo que al comienzo odiaba y le generó más de una pelea) no era el de ser futbolista, aunque toda su técnica la había aprendido de Dondinho. Él quería ser piloto, hasta que fue testigo de un accidente que cambió todo: un avión cayó cerca de su casa, y todos sus ocupantes murieron.

La técnica que le enseñó Dondinho la pulió Pelé jugando al fútbol sala, que por entonces comenzaba a crecer en Brasil. Y allí encontró a un entrenador que acabó de pulirlo, Waldemar de Brito, que había sido mundialista en Italia 1934. Fue él quien convenció a la familia de llevarlo al Santos. Sobre todo a su mamá, que no quería que fuera futbolista. “No juegues al fútbol. Tu padre jugaba y se lesionó, y ahora no puede mantener a la familia”, le dijo alguna vez.

Su carrera se pudo truncar. Comenzó en las juveniles del equipo, y poco a poco le fueron dando espacio para entrenar con los titulares. Sin embargo, en la final de un torneo sub-16 falló un penalti y estaba decidido a dejar el club. Finalmente lo convencieron de seguir, con una exigencia: fortalecerse físicamente, porque era muy delgado. El 7 de septiembre de 1956 jugó su primer partido profesional, contra el Cubatão: anotó un gol.

Con el Santos marcó una época. Por eso decidieron llevarlo al Mundial de Suecia, con apenas 17 años. Pero su convocatoria generó polémica. Para llevar a Pelé, habían dejado por fuera a Luizinho, figura de Corinthians, el equipo más grande del fútbol paulista. Los hinchas de ese club organizaron un partido contra la selección para demostrarle al DT Vicente Feola que estaba equivocado. Y en ese juego, Ari Clemente, un zaguero de Corinthians, le entró muy fuerte y lo lesionó. Y así llegó a la Copa del Mundo. En Suecia comenzó como suplente, pero se ganó el puesto. No jugó los dos primeros partidos.

Apareció contra la Unión Soviética y nunca más lo sacaron. Hizo seis goles en los últimos tres partidos, entre ellos dos en la final, contra los locales. Uno de ellos está en la lista de los más hermosos de la historia de los mundiales, con un doble sombrero espectacular.

Lo ganó todo con Santos, incluyendo la naciente Copa Libertadores, que obtuvo dos años seguidos, 1962 y 1963. En su segundo Mundial, el de Chile, fue campeón pero no tuvo gran participación por culpa de un desgarro. El juego fuerte lo sacó a él y a Brasil en primera fase en Inglaterra 66. Y luego llegó su consagración, en el Mundial de México, en 1970. Fue una selección que llegó con dudas y se despidió con elogios de todo el planeta.

Cansado de viajar por todo el mundo, se despidió de la selección el 18 de junio de 1971, contra Yugoslavia. Siguió jugando tres años más con el Santos, hasta que en octubre de 1974 se despidió del club.

El peso de la leyenda

Tras su retiro, Pelé hizo inversiones que no le salieron bien y que casi lo dejan en bancarrota. La única manera de recuperarse era volver a jugar. Tuvo ofertas de Juventus, Real Madrid y América de México, pero decidió firmar un contrato de tres años con el Cosmos de Nueva York, en una incipiente liga estadounidense que, para tratar de crecer, llevó a cracs de todo el planeta.

Estuvo tres años, y en ese lapso el fútbol tuvo en Estados Unidos una popularidad que no había tenido antes y que tampoco volvió a tener tras su retiro definitivo, el primero de octubre de 1977, en un amistoso contra Santos.

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