El primer estudio, dirigido por un equipo de investigadores de la Universidad del Sur de California (EEUU) se basó en el análisis de los datos de una encuesta que valoraba la salud y la dieta de más de 6.800 individuos. Los investigadores definieron que una dieta era alta en proteínas cuando al menos el 20% de las calorías consumidas procedían de las proteínas. El examen de los resultados demostró que el consumo de una gran cantidad de proteínas estaba vinculado a un mayor riesgo de cáncer, diabetes y de muerte en adultos de mediana edad (sobre todo cuando las proteínas no procedían de vegetales).
El segundo estudio vino de la mano de un equipo de expertos de la Universidad de Sídney (Australia), quienes analizaron los efectos de 25 tipos de dietas distintas en cientos de ratones para ver cómo les afectaban los diferentes tipos de proteínas, grasas y carbohidratos y también las desiguales cantidades de comida, a su salud metabólica, envejecimiento y vida útil. La conclusión del estudio con ratones determinó que las dietas altas en carbohidratos y bajas en proteínas estaban vinculadas con una vida más larga.
Los dos estudios sugieren que no solo se trata de establecer mesura en las calorías de los alimentos, sino también en la composición de la dieta, sobre todo en términos de cantidad y del tipo de proteína que se consume, si lo que queremos es tener una vida saludable y longeva.
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