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SUSCRIBITECon un humor mordaz y una trama que en apariencia parece exagerada, esta comedia de Netflix se transformó en un espejo inesperado del desorden actual.
Entre lo cómico y lo frustrante, la película consigue un equilibrio que divierte y a la vez invita a la reflexión.
Dentro del extenso repertorio de títulos disponibles en Netflix Argentina—donde constantemente se incorporan estrenos y se renuevan propuestas—, hay producciones que, pese a su impacto inicial, terminan opacadas por la rotación de novedades.
Una de esas obras es una comedia mordaz protagonizada por Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep y un destacado grupo de figuras reconocidas.
En su lanzamiento generó un gran revuelo en redes sociales, despertó opiniones divididas y fue candidata a varios premios relevantes. Sin embargo, con el tiempo, su presencia quedó relegada entre la multitud de opciones de la plataforma.
La película en cuestión es "No miren arriba", una sátira oscura que combina elementos de ciencia ficción, crítica social y un tono de humor absurdo, perfecta para quienes disfrutan de la ironía mordaz y del sarcasmo punzante. Con situaciones que rozan lo inverosímil pero reflejan verdades incómodas, el film retrata una sociedad que, ante una catástrofe global, responde más con bromas virales que con acciones concretas. Esa mezcla entre risa y desasosiego mantiene al espectador atrapado e incómodo a partes iguales.
Según la sinopsis oficial de esta cinta olvidada en el catálogo de la gran plataforma del logo rojo: “Dos astrónomos realizan una gira mediática para advertirle a la humanidad de un cometa mortal que está en rumbo de colisión con la Tierra. La respuesta del mundo: ¿Y?”, e invita a la audiencia a adentrarse en un relato que sin dudas les pondrá los pelos de punta en más de una ocasión.
La trama gira en torno a dos astrónomos algo desorientados y poco preparados para afrontar el peso de lo que descubren: un gigantesco cometa, comparable en tamaño al monte Everest, se dirige directamente hacia el planeta. Alarmados por la magnitud del hallazgo, intentan alertar a las instituciones gubernamentales y a los medios de comunicación.
Sin embargo, su advertencia urgente se diluye en una maraña de noticias frívolas, burlas virales, egocentrismo mediático y una sociedad apática que se niega a tomar en serio la inminente amenaza.
A medida que el tiempo se agota, el descontrol se expande en cada rincón: una mandataria extravagante ignora por completo las advertencias, las celebridades digitales con millones de seguidores desvían la atención hacia trivialidades y los noticieros transforman una emergencia global en puro espectáculo.
Entre conferencias de prensa surrealistas y decisiones carentes de lógica, el film lanza una crítica mordaz sobre cómo enfrentamos —o evitamos— lo verdaderamente crucial. Con una mezcla de humor punzante e incomodidad constante, la historia no permite tregua al espectador.
Posee un estilo humorístico que no resulta accesible para todos, pero para quienes aprecian el ingenio sarcástico, es una joya auténtica. Cada instante en pantalla refleja algo reconocible, y eso es lo que más impacta: no es necesario que un asteroide caiga para que la situación parezca igual de ridícula.
Entre lo cómico y lo frustrante, consigue un equilibrio que divierte y a la vez invita a la reflexión. Perfecta para verla cuando buscas reír, pero también para mantener una mirada crítica y algo escéptica.
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