—Número uno: pretender que el otro venga a hacer por nosotras; y no. El orgasmo es el placer femenino y el de cada ser humano, es su responsabilidad. Y si bien hay un montón de cosas que están mal presentadas respecto al sexo, muchos permisos que no se nos otorgan, al final del día cuando nos convertimos en personas adultas es nuestra responsabilidad hacernos cargo. La mujer tiene que saber sobre su sexualidad, su cuerpo, y cómo entonces comunicarle a su pareja qué es lo que quiere. Dos: las mujeres también manipulamos mucho con el sexo. Y también viene desde el lugar de mandatos sociales: "Si te portás bien, si me regalás tal cosa, si me llevás a tal sitio, tienes la recompensa sexual. Y si me enojo contigo, ¡olvidate tú!, que no hay manera". Hay mucho de manipuleo en las relaciones sexuales.
—Como si fuera algo para el otro, únicamente.
—Claro, es como si estuvieran haciendo algo que es solamente para beneficio del otro y te doy un premio o te castigo a través del sexo. El tercero: no adueñarnos del erotismo, que es natural en nosotras, como parte de nuestra definición de mujer completa. Yo veo que las mujeres se sienten muy a gusto con diferentes sombreros: el de profesional, su sombrero de mamá, de amigas, de hijas… El sombrero de mujer erótica cuesta mucho. Viene cargado con mucha negatividad, como si fuera de mala mujer o de una mujer de gustos bajos (risas).
—¿Qué hay de la frase: "Una princesa en la calle, una prostituta en la cama"?
—Es ridículo. Las mujeres no somos ni prostitutas ni princesas, somos una mezcla de un montón de cosas porque somos seres humanos complejos. No creo que ninguna mujer deba aspirar a ser princesa, ni tampoco debe aspirar a ser prostituta. Simplemente, en determinados momentos salpicarse de diferentes cosas de acuerdo a cómo te sientas y lo que estás viviendo, sin ponerte el titulón.
—Vamos a los de ellos: ¿los tres peores errores masculinos?
—Primero, seguir insistiendo que el sexo quiere decir penetración pene-vagina. Mira que siguen insistiendo. Claramente desde un lugar cómodo, porque la relación sexual definida de esa manera siempre, siempre va a responder a sus necesidades sexuales. Pero también siempre propagando una visión muy machista y muy desigual de lo que quiere decir realmente pasarla bien en la cama. No puede ser una situación equitativa si solamente la definición de sexo corresponde al placer de una de las dos partes en ese tipo de relación heterosexual. Otro error muy, muy grande que cometen muchos hombres es que durante el sexo oral muchas veces te agarran por las orejas y te agarran la cabeza. Es muy mala educación que hagan eso. No hagan eso nunca más. Que te estén empujando a tal vez una penetración profunda no se hace. Y otro, tercero, el descuido en la relación de pareja a largo plazo, hasta con cómo se presentan. Se espera de la mujer mucho más, que seduzca con la lencería, que se ponga linda, y van los tipos completamente descuidados, con las medias puestas, el calzón todo roto, el elástico suelto…
—¿Qué hace Alessandra Rampolla si se encuentra en una cita con un candidato que se deja las medias puestas?
—Le digo que se las quite inmediatamente porque me parece que no hay nada más feo en esta vida que un hombre desnudo con las medias puestas. Así que yo directa, se lo digo: "Pero no, sácatelas. Me encantas, pero así no".
—¿Qué pasa con el hombre que alardea antes del encuentro sexual? ¿No se arriesga a desilusionar después ?
—Siembras expectativas, cosechas ilusiones. El alarde generalmente es la persona tratando de hacerse ver más grande para aumentar su autoestima y sentirse más seguro, o más segura. Juega en contra porque siempre demuestra la inseguridad que hay detrás del alarde. Y si te funciona el alarde, te la están creyendo, estás generando una expectativa que seguramente no vas a poder cumplir.
—¿Existe mujer que no haya fingido alguna vez?
—Creo que no, alguna vez en la vida, aunque sea con la intención más pura de que (el otro) no se sienta mal. Las mujeres somos muy hábiles y muchas mujeres no sienten satisfacción sexual en la relación tradicional penetrativa, muchas sienten incluso que están mal y que tendrían que… Pues sí, por una razón u otra creo que todas hemos fingido.
—¿Cómo ves a las nuevas generaciones?
—Es interesante el manejo de los millenials porque con el tema sexual por una parte parecieran no estar tan interesados, están como muy volcados a la parte laboral, están aplazando el tema de armar pareja, andan con muchísima diversidad de oferta a través de redes sociales porque se manejan a través de allí. Pero eso lleva a relaciones que son menos profundas, difícil de conectar con el nivel de profundidad que necesitás si en verdad estás presente y te estás ocupando de una persona, no mirando la oferta de 700 que te pasan enfrente todo el tiempo. Eso contrasta con la intención, tal vez generalizada de esta generación, de no querer caer en los errores de sus padres, del divorcio. Hay toda una tendencia de no casarse y esperar a estar más establecidos, tomar mejores decisiones. Pero en el proceso se están diluyendo con toda la oferta y con todo el tindereo, y con todo esta nueva cuestión de que se gustean, se dejan de hablar. Es raro el manejo.
—¿Qué pasa con la mujer y este momento que se está viviendo en una gran parte del mundo, donde nos hacemos oír y reclamamos nuestros derechos? ¿Cómo se traduce esto en lo sexual?
—Hay una total nueva ola de exigencia femenina, de que "Bueno, ya me enteré de que esto también es para mí, y entonces no voy a seguir estando ni tranquila ni contenta con que sea solamente para ti". He visto mucha queja de mujeres en los 40 o 30 y largos, quejándose. No como tradicionalmente se piensa el hombre diciendo: "Ella no quiere, siempre tiene dolor de cabeza". No, el marido que no tiene ganas y ellas que andan deseosas. Se da un cambio de paradigma socialmente fuera de la cama que siempre se va a traducir en la cama, porque habíamos estado con una diferenciación muy grande en la cama. Ya venía acostumbrado a un manejo y se lo están cambiando.
—¿El tamaño importa?
—El tamaño importa no tanto como la gente piensa y no desde el lugar que piensan. Importa más el grosor del pene que el largo del pene. Siempre que hablamos en términos de tamaño se piensa en que el pene sea muy largo. El grosor del pene es lo que va a generar fricción en las paredes vaginales para el placer femenino dentro de lo que se puede generar placer en la penetración.
—Si tenés que dejar un consejo final para las mujeres, ¿cuál sería?
—Cuidado con los dientes, chicas (risas). Esa es una muy importante. Porque las partes suavecitas y delicadas no queremos estarlas raspando ni rasguñando con los dientes. Y muchas veces hay descuido en ese aspecto. Y recuerden también la importancia de la estimulación testicular. Muchas mujeres se olvidan de incluirlo y es importantísimo como parte de ese juego genital. Ni hablar de que el cuerpo completo masculino esta lleno de zonas erógenas, y que a ellos les viene muy bien explorarlas porque ayuda también a retrasar todo el proceso y aumentar la tensión sexual, y que al final tenga un orgasmo más intenso.
—¿Y para los hombres?
—Vamos a prendernos del Google Maps y vamos a encontrar bien dónde queda localizado el clítoris, para qué sirve y cuál es realmente su función, que es solamente dar placer. El hombre tendría que prestarle mucha más atención a sus proezas oralesporque es la manera principal y más fácil en que va a hacer que una mujer pueda llegar a un orgasmo. Y muchos hombres no están cómodos ni sienten que tienen buena técnica en términos de hacer sexo oral dirigido a la mujer, un cunnilingus. También en parte es culpa de las mujeres que no hemos sido las más proactivas en dar instrucción y dirección. Muchas chicas se tiran, se recuestan como Cleopatra y ven (risas). Y tampoco es tener esa exigencia. Hace falta esa equidad real para que las mujeres también se puedan sentir a gusto diciendo "Esto es lo que yo quiero", sin temor a ser juzgadas ni ser mal vistas por simplemente verbalizar lo que realmente quieren.
—¿Estás soltera, Alessandra?
—Estoy soltera, oficialmente (risas). Estoy soltera, no solitaria ni aburrida. No estoy en una relación de pareja estable. Estoy muy bien.
—Los hombres cuando se acercan, frente a toda tu sabiduría, ¿les encanta y vienen dispuestos a aprender, o los intimida?
—Creo que a la mayoría debe intimidarlos. Y los que no se intimidan y vienen muy lanzados, los veo a 10 millas y no me interesan porque volvemos a "siembra expectativas, cosecha ilusiones". ¿Qué expectativa más grande que yo? ¡Qué horror!, soy la desilusión andante.
—Debe ser difícil…
—Yo pienso que quien está, pues no la pasa mal (risas). Para mí es muy importante en mi vida real, personal, sentir que la motivación realmente pasa por mí como mujer, que no tenga nada que ver con mi conocimiento como sexóloga ni conmigo por quien soy, profesionalmente. Porque es muy difícil poder llenar una expectativa de alguien que tal vez se ha ratoneado, quién sabe las ideas que se ha hecho. Y no sé si soy quien se imaginaron. Soy yo, y estoy muy cómoda y muy bien conmigo. Me manejo feliz de mi sexualidad. Y no es un rollo.
FUENTE: nota.texto7
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