San Valentín y los matrimonios prohibidos

Durante el siglo III en Roma fueron prohibidos los matrimonios entre jóvenes por el emperador Claudio II, quien pensaba que los jóvenes soldados sin familia rendían mejor en las batallas, dado que quienes estaban casados extrañaban a sus parejas e hijos y querían volver a su hogar. Por ese motivo, los matrimonios de personas jóvenes estaban prohibidos, para no perder soldados. Hubo un sacerdote cristiano que se negó a acatar el mandato de Claudio III. El sacerdote realizaba celebraciones matrimoniales de forma clandestina, a aquellas parejas que quisieran contraer matrimonio.

Debido a su fama, estos hechos llegaron a oídos del emperador, quien mandó llamar al sacerdote Valentín, para tratar de convencerle y que depusiera su actitud. En lugar de convenir con el emperador el cese de los matrimonios, Valentín trató de persuadir al emperador para que creyera en el cristianismo. Dada la presión recibida por el emperador, que era apremiado por parte del gobernador, finalmente tomó la decisión de encarcelar y ejecutar al sacerdote Valentín. El carcelero que custodiaba la celda de Valentín, solicitó a éste que enseñase a su hija, una joven ciega llamada Julia. El sacerdote accedió a la petición, leyó cuentos sobre Roma a Julia, le enseñó aritmética, e incluso convenció a la joven de la existencia de un dios cristiano. Cuenta la leyenda que cuando Julia aceptó al dios cristiano, recuperó su visión.

El sacerdote, acabó enamorándose de Julia, a quien escribió poemas y cartas de amor, utilizando como firma "de tu Valentín".