Vuelve el clásico del norte con Gimnasia y Tiro y Gimnasia de Jujuy, que vivieron momentos de alta tensión en otras décadas. Columna de Opinión
El año que Gimnasia y Tiro y Gimnasia de Jujuy casi termina en batalla (Archivo)
Este domingo vuelven a verse las caras un equipo de nuestra provincia y otro de Salta, en este caso por la Primera Nacional. Gimnasia y Tiro recibirá en su cancha a Gimnasia de Jujuy, un partido que tiene una historia de polémica y violencia y que marca una rivalidad deportivo que a veces sobrepasa ese límite.
Si bien hubo otros enfrentamientos tras ese tenso cruce, se puede decir que las dos finales jugadas por el Torneo del Interior en 1992, fueron las más cargadas de violencia, amenazas y controversias de la historia del futbol entre jujeños y salteños.
Tras un largo periplo con los torneos locales y regionales, el Lobo y el Albo se encontraron para definir quién ascendería al por entonces Nacional B. Humberto Dionisio Maschio, una leyenda del fútbol argentino, dirigía a Gimnasia.
En el primer partido jugado en el viejo estadio 23 de Agosto el 17 de mayo ante una multitud, la victoria fue para el equipo visitante que dirigía Ricardo Aniceto Roldán por 4 a 2, en un partido que no faltaron ni las emociones ni las agresiones entre los propios futbolistas.
Pero la cosa no quedó en la cancha. La dirigencia de Gimnasia, con información confiable, protestó el partido por la mala inclusión de Pedro Guiberguis, el jujeño que era figura en el Albo. Esa medida postergó el choque de vuelta y generó amenazas desde Salta para la dirigencia jujeña y para todo aquel que osara pisar suelo salteño en la revancha.
Tras la extraña y no menos polémica decisión de AFA de validar la inclusión de Guiberguis y desestimar la protesta, más allá de las pruebas de las irregularidades sobre su participación en la primera final, el partido de vuelta se programó para el último día de mayo.
Sin la cúpula dirigencial de Gimnasia y sin hinchas jujeños, solo con un puñado de periodistas, entre los cuales me incluyó, el clima era tan tenso en Salta que cualquier chispa podía hacer estallar a un estadio que esperaba que los 90 minutos fueran un trámite que les diera el pasaje al segundo torneo más importante del país.
Y parecía que así sería, ya que dos goles del recordado Luis Viano puso un 2 a 0 a favor de los salteños que parecía irremontable. El clima se calmó, la gente festejaba por anticipado y la bronca contra Jujuy parecía quedar en un segundo plano.
Pero Gimnasia no se entregó y fue a buscar el milagro. Andrés Bullentini descontó y algunos minutos después Manuel Guerrero empató un partido que para los locales, estaba resuelto. Los 15 minutos finales fueron de tanta tensión, que hasta algunos hinchas debieron abandonar el estadio.
Hasta para algunos ese corazón futbolero se paralizó por un instante, cuando Celoria, un lateral de Gimnasia, encontró un rebote en el punto del penal con el arquero casi fuera de acción. Su remate se fue desviado, una acción que pudo cambiar la historia si el Lobo encontraba la ventaja.
Pero no pudo ser. A segundos del final los hinchas invadieron la cancha queriendo terminar el partido, pero el árbitro, tras varios minutos de incertidumbre, hizo desalojar el campo y todo continuó. El pitazo final desató el carnaval para el Albo y el clima de guerra que se vivió hasta allí, le dio paso el festejo.
Solo como anécdota, el Lobo tuvo en cancha a varios futbolistas que luego tuvieron revancha con el ascenso de 1993. Fabio Moreyra, Víctor Riggio, Alejandro González, Saluzzo, Andrés Bullentini y Sandro López, entre otros.
Pero esa serie quedará grabada como no solo un duelo deportivo, sino también como un duelo extrafutbolístico, que potenció la rivalidad que ya existía de hace décadas entre jujeño y salteños. El tiempo y la coyuntura, dejó al futbol de Salta relegado y a Gimnasia, sobre todo, por encima de los clubes de esa provincia.
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