Los cardenales llegaron a un acuerdo en la votación y ya hay nuevo Papa de la Iglesia Católica.
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Este miércoles 7 de mayo inicia el cónclave, proceso por el cual los cardenales elegirán al nuevo Papa de la Iglesia Católica. Todo lo que ocurra dentro de la capilla Sixtina de Ciudad del Vaticano es secreto y puede demorar varios días.
Los 133 cardenales que eligen al nuevo Papa no se pusieron de acuerdo y la primera votación arrojó la fumata negra a través de la chimenea en el Vaticano. El cónclave continuará este jueves, y según el cronograma, la primera votación del día será a las 5.30 de Argentina. Si no hay acuerdo, se realizará otra dos horas después.
En medio del cónclave para definir al nuevo Papa, cientos de fieles esperan en la Plaza San Pedro la definición por el nuevo líder de la Iglesia Católica. Todas las miradas se concentran en la chimenea del techo de la Capilla Sixtina, desde donde saldrá la señal de humo.
Todas las personas que no pueden votar, con excepción de algunos ayudantes, se retiraron de la Capilla Sixtina y empieza la elección del nuevo pontífice.
En la misa Pro eligendo Pontifice, celebrada este miércoles en la Basílica de San Pedro, el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, pidió a los 133 cardenales electores que elijan al Papa que “la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento de la historia tan difícil y complejo”.
La homilía, pronunciada horas antes del inicio del cónclave, hizo hincapié en la responsabilidad de los purpurados. “Se preparan para un acto de máxima responsabilidad humana y eclesial”, advirtió Re, y los llamó a dejar de lado toda motivación personal: “Se debe abandonar cualquier consideración personal, y tener en la mente y en el corazón sólo al Dios de Jesucristo y el bien de la Iglesia y de la humanidad”.
Recordó el gesto de Jesús en la última cena: “Se bajó al servicio de los demás, lavando los pies a los Apóstoles, sin discriminaciones, sin excluir a Judas que lo iba a traicionar”.
Re también marcó los desafíos del futuro pontífice: “El nuevo Papa deberá acrecentar la comunión de todos los cristianos y de los obispos con el Papa. No una comunión autorreferencial, sino dirigida totalmente a la comunión entre las personas, los pueblos y las culturas”.
Además, subrayó que la unidad en la Iglesia “no significa uniformidad, sino una firme y profunda comunión en la diversidad, siempre que se mantenga en plena fidelidad al Evangelio”.
En su oración final, expresó: “Recemos, por tanto, para que el Espíritu Santo nos regale un nuevo Papa según el corazón de Dios para el bien de la Iglesia y de la humanidad”. Y concluyó: “El mundo de hoy espera mucho de la Iglesia para la tutela de esos valores fundamentales, humanos y espirituales, sin los cuales la convivencia humana no será mejor ni portadora de bien para las generaciones futuras”.
El humo del cónclave no es producido por cualquier tipo de material. Para que el color sea blanco o negro, se emplea una mezcla especial de sustancias que reaccionan según el resultado de las votaciones. En el caso de que no haya acuerdo sobre el nuevo Papa, el humo que se emite es de color negro. Esto indica que el cónclave no logró un consenso.
Por otro lado, si se elige al nuevo Papa, el humo que sale de la chimenea se vuelve blanco, un claro mensaje de que la elección se cerró con éxito. Este cambio no es inmediato, ya que el proceso de votación puede repetirse varias veces antes de llegar a un acuerdo definitivo. Sin embargo, el rito del humo logró trascender como uno de los símbolos más potentes de la Iglesia Católica.
El cambio del color del humo no es algo que dependa exclusivamente del tipo de voto o la decisión de los cardenales. Para que se emita el humo blanco o negro, se utilizan productos químicos y un proceso controlado cuidadosamente. En la última elección papal, por ejemplo, el humo blanco se generó al mezclar sustancias como el nitrato de potasio, que produce una combustión sin generar residuos oscuros.
El control sobre este proceso es minucioso y se realiza bajo estrictas condiciones de seguridad. El humo debe ser visible pero no peligroso, y tiene que ser lo suficientemente claro para que todos en el Vaticano y los observadores en todo el mundo puedan distinguirlo con facilidad.
El sigilo absoluto durante el cónclave es una de las reglas más estrictas de la Iglesia Católica. Todos los involucrados prestaron juramento de secreto absoluto y perpetuo, comprometiéndose a no revelar directa ni indirectamente ningún detalle sobre lo que ocurre durante la elección del Papa. Esto incluye a bstenerse explícitamente de usar cualquier dispositivo de grabación de audio o video, tomar notas o cualquier otro medio que permita la filtración de información.
Si se filtra información del Cónclave, la sanción establecida por la normativa vaticana es la excomunión automática, conocida como latae sententiae. Esta pena se aplica de manera inmediata, sin necesidad de juicio previo, a cualquier persona que rompa el juramento de secreto, ya sea cardenal elector, personal de apoyo (como personal de limpieza, cocineros, médicos, enfermeras, conductores, operadores de ascensores), religiosos, técnicos o cualquier otro autorizado a participar en el proceso
La medida que impone la Santa Sede incluye desde el personal de limpieza de la Capilla Sixtina hasta los cocineros, doctores, enfermeras, conductores y operadores de ascensores. Todo ese personal de apoyo para los cardenales prestó juramento antes del cónclave.
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