Durante la celebración de Pentecostés, dijo que “donde hay amor no hay espacio para las distancias de seguridad ni para los muros que aíslan a los pueblos”, subrayó. Durante la homilía, León XIV evitó referirse a conflictos o líderes concretos, pero su mensaje fue claro: la Iglesia debe ser un puente entre los pueblos y derribar las barreras de clase y raza. “La Iglesia debe llegar a ser siempre nuevamente lo que ya es: debe abrir las fronteras entre los pueblos y derribar las barreras entre las clases y las razas”, afirmó.
Gestos de distención
En un contexto global marcado por tensiones geopolíticas, el obispo de Roma pidió a los líderes mundiales “el valor de realizar gestos de distensión y diálogo”. Al concluir la misa, durante el rezo del Regina Coeli, invocó el “don de la paz” y pidió que este se arraigue “ante todo en los corazones: solo un corazón pacífico puede difundir la paz en la familia, en la sociedad, en las relaciones internacionales”.
León XIV también expresó su preocupación por la violencia en las relaciones personales, haciendo alusión a los recientes casos de feminicidios. “Pienso también, con mucho dolor, en los casos en que una relación se intoxica por la voluntad de dominar al otro, una actitud que frecuentemente desemboca en violencia”, lamentó.
La soledad de la era digital
El papa retomó además una inquietud de su antecesor Francisco: la soledad en la era digital. “Es triste observar cómo, en un mundo donde se multiplican las ocasiones para socializar, corremos el riesgo de estar paradójicamente más solos, siempre conectados y sin embargo incapaces de establecer vínculos”, advirtió.
La misa de Pentecostés, que recuerda la llegada del Espíritu Santo a los apóstoles, fue también una fiesta de la diversidad. Peregrinos de más de cien países, entre ellos México, Brasil, Argentina, Perú, Colombia y España, se congregaron en la Plaza de San Pedro con banderas y cánticos. Antes de la liturgia, el pontífice saludó a la multitud desde el papamóvil.
“La tierra descansará, la justicia se afirmará, los pobres se alegrarán y la paz volverá si dejamos de movernos como predadores y comenzamos a hacerlo como peregrinos”, dijo León XIV ante los fieles.
Desde su elección, el papa ha sostenido una postura coherente en defensa de la dignidad humana. En un reciente discurso al cuerpo diplomático, defendió los derechos de los migrantes y pidió abordar las causas estructurales de la desigualdad global. “Nadie puede eximirse de favorecer contextos en los que se tutele la dignidad de cada persona, especialmente de aquellas más frágiles e indefensas”, subrayó, recordando su propia experiencia migratoria entre América del Norte, América del Sur y Europa.
“Cada uno de nosotros, en el curso de la vida, se puede encontrar sano o enfermo, ocupado o desocupado, en su patria o en tierra extranjera. Su dignidad, sin embargo, es siempre la misma”, concluyó el papa León XIV.
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