En el norte de Argentina, dentro de la provincia de Jujuy, se ubica Santa Ana, un poblado apodado “el tesoro oculto”. Este rincón permite a los turistas vivir la experiencia de “caminar entre las nubes”, alcanzando los 4.376 metros sobre el nivel del mar. Conocelo en detalle y agendalo entre tus escapadas.
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Ni Salta, ni Chaco: tus próximas escapadas deben ser a este pueblo rodeado de nubes
Ubicado en uno de los numerosos valles del noroeste de Argentina, este lugar ofrece un paisaje natural de gran impacto visual y belleza.
Santa Ana se transformó en un destino atractivo para quienes buscan vivencias turísticas fuera de lo común en la región. La imponente altitud de Santa Ana, junto con sus alrededores, crea un escenario natural de gran belleza. Conocida oficialmente como Santa Ana del Valle Grande, esta localidad se encuentra a aproximadamente 120 kilómetros de Humahuaca.
Aunque sus caminos puedan resultar desafiantes, quienes se animan a recorrerlos son recompensados con panoramas espectaculares y una variedad de opciones para disfrutar del turismo en la zona.
Escapadas: ¿Qué hacer en Santa Ana?
Santa Ana atrae especialmente a quienes disfrutan del senderismo y el trekking, ya que sus rutas ofrecen un espectáculo visual único al combinar los paisajes de la Quebrada con la exuberante vegetación de las Yungas.
Los turistas pueden recorrer el Qhapaq Ñan, un camino de gran relevancia arqueológica que trasciende épocas y fronteras, reconocido como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Su nombre, que en quechua significa “camino principal”, forma parte de la antigua red de rutas prehispánicas utilizadas por los Incas.
Además, el turismo cultural tiene un rol destacado en Santa Ana. Quienes la visitan pueden sumergirse en la identidad local a través de sus artesanías y la gastronomía típica de la región. “Recomiendo explorar las hierbas medicinales del lugar”, recomienda un guía del pueblo.
Cómo llegar a Santa Ana
Para llegar a Santa Ana es necesario pasar por el Abra del Zenta, un mirador ubicado a 4.376 metros sobre el nivel del mar dentro de la Reserva de Biósfera de las Yungas. Partiendo desde San Salvador de Jujuy, la capital provincial, el recorrido se realiza primero por la Ruta Nacional 34 y luego por la Ruta Provincial 83, con un tiempo estimado de viaje en auto de unas seis horas y media.
Quienes buscan un trayecto alternativo pueden optar por la Ruta Provincial Nº 73, un camino en el que se desciende cerca de 1.000 metros desde el Abra del Zenta. Esta ruta, que se aprecia desde el mirador del Hornocal, añade un panorama adicional que enriquece la experiencia del viaje.
Recursos y recomendaciones
Cabe señalar que, pese al aumento del turismo en Santa Ana, la infraestructura disponible todavía es reducida. “El pueblo no cuenta con un surtidor de combustible ni cobertura de telefonía móvil, aunque sí hay wi-fi público en la plaza principal”, se indica. Por esta razón, se aconseja a quienes visiten el lugar planificar con anticipación y tomar las precauciones pertinentes.
Testimonios y perspectiva local
Santa Ana es un pequeño poblado de alrededor de 600 habitantes, cuya presencia y vestimenta tradicional llena de colores le aportan autenticidad y vida al lugar.
“Santa Ana recibe a turistas de todo el mundo que visitan año a año el norte del país y buscan otras opciones turísticas”, señala un informe de Ámbito. Este interés por explorar los rincones menos conocidos de Jujuy no solo enriquece la experiencia de los visitantes, sino que también impulsa la economía local y contribuye a la conservación de la cultura y las tradiciones de la comunidad.
El futuro del turismo en Santa Ana
El panorama del turismo en Santa Ana se presenta alentador. Conforme más viajeros conocen este tesoro escondido, atraídos por su ubicación impresionante y su riqueza cultural, es posible que la infraestructura y los servicios turísticos se fortalezcan, convirtiendo al pueblo en un destino más cómodo y accesible para quienes lo visitan.
No obstante, resulta crucial encontrar un equilibrio entre el crecimiento del turismo y la conservación del entorno natural y las tradiciones locales, un reto que tanto las autoridades como la comunidad de Santa Ana tendrán que gestionar en los próximos años.