Quiero escribir mi columna habitual de Ingeniería & Sociedad y no puedo. Siento que todo lo que diga carece de sentido, de contexto, de realidad. Quiero profundizar las ideas que he venido tratando a lo largo del año como desarrollo, producción, crecimiento, infraestructura, progreso y tantos otros temas del ámbito ingenieril que mejoran la vida de los jujeños pero choco una y otra vez con las crudas imágenes de la realidad local y nacional.
No puedo dejar de mirar a mi alrededor. Nadie me lo cuenta, lo estoy viviendo. Saqueos, gente común con palos lista para defender aquello que les costó mucho esfuerzo, dinero y tiempo, de las hordas de rapiña. Se mezclan el miedo, la paranoia, la indignación, el desprecio por el orden, el hambre de daño puro y extremo. Esa es la realidad que tenemos en estos aciagos días de fin de año. Si yo pudiese escribir sobre las bondades y beneficios que tiene la Ingeniería para nosotros, siento que estaría construyendo un relato de ciencia ficción.
Duele demasiado esta realidad. No podemos ni debemos acostumbrarnos a que el vandalismo, el saqueo y el perjuicio opaquen y contaminen los reclamos legítimos que todos los integrantes de la sociedad tiene derecho a realizar. Afortunadamente, esos grupos violentos y malintencionados son reducidos en relación a todos los jujeños de buena voluntad que bregamos por un mejor lugar para vivir desde nuestro quehacer diario.
Y de ahora en más, ¿cómo seguimos? Trabajaremos construyendo rejas más altas, muros más gruesos, vidrios más resistentes, montando sistemas de alarmas de última generación, materiales especiales antidaño o trabajaremos para tener una sociedad con otros valores que expulsen estas actitudes definitivamente de nuestra comunidad. Como ingeniero aseguro que es factible construir lugares inexpugnables a prueba de casi todo. Como ciudadano indudablemente prefiero trabajar sobre los valores: educación, trabajo, respeto, honestidad, solidaridad, legalidad, predicando con el ejemplo. Este camino garantiza un mejor futuro a todos.
Muchas pueden ser las razones que llevaron a este triste momento. No creo que esta columna sea el lugar adecuado para tratarlas. Si creo oportuno plantear la dualidad Realidad vs Ficción para justificarme por no escribir de ingeniería esta oportunidad. Pido disculpas por ello. Pero no puedo hablar de nada relacionado con mi actividad, si las bases de la sociedad son inestables, sin sustento e inseguras. Sería más un relato fantasioso y ficcional, que lo real.
Espero que para mi próxima columna, haya primado la cordura, la paz y el diálogo y que la voluntad de un centenar de forajidos saqueadores sea doblegada por el imperio de las leyes, la democracia y la fortaleza de una sociedad que quiere y se merece mucho más que esta realidad.
Ing Marcelo Helou
Presidente
Colegio de Ingenieros de Jujuy
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