Se dice que, si se practica de manera regular, esta técnica puede ayudar a esculpir la línea de la mandíbula y disminuir la papada. ¿De qué se trata?
En 2018 la técnica contaba ya con millones de seguidores.
Si alguien hace el gesto de poner un dedo en sus labios para pedir silencio y luego se señala la barbilla, nos está diciendo que no lo interrumpamos: está realizando su rutina de mewing. Se trata de la última tendencia en las redes sociales. Numerosos videos virales muestran cómo aplicar esta técnica mientras nos tomamos un selfie, logrando que nuestra mandíbula parezca esculpida y perfecta. Es el truco utilizado por la famosa Bella Hadid.
Y no solo es útil para que salgas bien en las fotos. Se dice que, si se practica de manera regular, esta técnica puede ayudar a esculpir la línea de la mandíbula, disminuir la papada e incluso alinear los dientes. Aunque el mewing está en auge, no es una novedad.
En la década de los 70, el ortodoncista británico John Mew comenzó a tratar a niños en su clínica en las afueras de Londres con un método alternativo que él mismo desarrolló, denominado ortotropía. Este enfoque no solo prometía alinear los dientes, sino también "mejorar la apariencia facial".
La ortotropía se fundamenta en la creencia de que la posición de la boca puede impactar en el desarrollo facial, optimizar la estructura de la mandíbula e incluso la alineación dental. Mediante prácticas específicas, como la expansión del paladar y mantener una postura oral adecuada, se busca dirigir el crecimiento facial para lograr una apariencia ideal.
Aunque John Mew utilizó la ortotropía durante 30 años, esta técnica no ganó popularidad hasta 2012, cuando su hijo, Mike Mew, comenzó a promoverla a través de su canal de YouTube.
Para el año 2018, la técnica ya tenía millones de adeptos, quienes decidieron renombrarla como mewing en reconocimiento a sus inventores. Estos entusiastas, a través de sus canales, perfiles y videoblogs, sugieren aplicar esta terapia, originalmente diseñada para niños, como un método estético para adultos.
Así que el mewing es, en esencia, una técnica que originalmente busca modificar la estructura facial mediante, entre otros métodos, una postura oral específica.
La base de la técnica radica en posicionar la lengua hacia arriba y mantenerla en contacto con el paladar. La punta de la lengua debe situarse justo detrás de los dientes incisivos superiores, mientras que el resto de la lengua debe estar adherida al paladar y los dientes deben permanecer unidos. Los labios, por su parte, también deben estar cerrados.
Los especialistas sugieren mantener esta postura el mayor tiempo posible hasta que se convierta en un hábito y se realice de manera automática.
Al seguir esta rutina, el mewing asegura esculpir la línea de la mandíbula, logrando una forma más definida sin necesidad de intervenciones quirúrgicas o dispositivos ortopédicos. Además, sus adeptos sostienen que esta técnica puede ayudar a alinear los dientes y a tratar problemas como la apnea del sueño, la sinusitis, los ronquidos y el dolor en la mandíbula. Sin embargo, estas afirmaciones carecen de respaldo científico.
Desglosando la información, la mandíbula es una estructura ósea con forma de herradura que se asemeja a una letra L en cada lado de la cara. El ángulo de esta letra L puede cambiar a lo largo de la vida. Durante la infancia y la adolescencia, el crecimiento óseo afecta la configuración de la mandíbula.
En la adultez, el factor principal que puede alterar la estructura de la mandíbula es la reabsorción ósea ocasionada por la pérdida de dientes. Aparte de esto, si deseamos realizar cambios importantes en la forma o posición de nuestra mandíbula, será necesario recurrir a dispositivos ortopédicos o a procedimientos quirúrgicos maxilofaciales.
La lengua es un órgano muscular altamente complejo compuesto por 17 músculos. Estos músculos están especializados en actividades como hablar, masticar y tragar. En otras palabras, la lengua está más inclinada a explorar sabores y a jugar con las palabras que a pasar largos períodos presionando las paredes del paladar.
Imponer la posición de la lengua recomendada por el mewing no solo carece de beneficios, sino que, además, numerosos expertos en salud dental están advirtiendo sobre sus posibles riesgos. Estos incluyen, por ejemplo, problemas en la articulación temporomandibular o el desvío de los dientes, y no necesariamente para mejorarlos.
Dado esto, no sorprende que en 2019 Michael Mew fuera expulsado de la Sociedad Británica de Ortodoncia, acusado de ofrecer tratamientos inapropiados y de promover métodos no avalados por la ortodoncia científica.
A pesar del escepticismo de la comunidad científica, el mewing ha ganado popularidad y cuenta con una creciente cantidad de seguidores, en gran parte gracias a un grupo de influencers que saturan las redes sociales con imágenes del antes y después.
Esto demuestra que la web sigue siendo una plataforma potente para la difusión de mitos sin respaldo científico. Afortunadamente, también dispone de numerosos expertos y comunicadores científicos de alto nivel que han desmentido cada uno de los fraudes relacionados con esta técnica. En cuestiones de salud, es preferible seguir las recomendaciones de los especialistas. Tal vez no obtendremos las fotos perfectas que deseamos, pero nuestra salud estará mejor cuidada.
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