Nicolás Cabré y Rocío Pardo se casaron por civil: “Rodeados de amor”.
Este 3 de diciembre, Nicolás Cabré y Rocío Pardo formalizaron su unión en un casamiento civil discreto, acompañados por un reducido círculo afectivo y con la participación especial de Rufina, la hija que el actor comparte con la China Suárez. Aunque la celebración se hizo en un ambiente privado, la pareja quiso incluir a sus seguidores en la alegría del momento.
Por esa razón, decidieron publicar en sus redes una serie de fotos cargadas de emoción que retratan los instantes más significativos del día en que oficializaron su relación.
El registro civil y un par de amigos y familiares presentes, recinto y testigos de la unión enttre Cabré y Pardo.
Nicolás Cabré, Rocío Pardo, y un anuncio cargado de emoción
“03-12-25. Civil. Rodeados de amor”, escribieron para anunciar oficialmente su casamiento. Las fotos que difundieron reflejan sin filtros la felicidad desbordante que marcó la celebración. Con atuendos blancos, la pareja rubricó el acta mientras compartía un beso espontáneo, entre aplausos y gestos de cariño de quienes los acompañaron. En primera fila estuvo Rufina, que en las postales aparece con una mezcla de emoción y dulzura.
A la salida del Registro Civil, los recién casados fueron recibidos con el tradicional lanzamiento de arroz. La imagen del beso —ese momento en que Nicolás y Rocío coronan la ceremonia entre gritos y gestos de felicitación— captura con precisión el paso del simple trámite a una celebración auténtica. Las manos chocando en señal de festejo, las expresiones radiantes y alguna mueca tímida propia de la emoción terminan de narrar la escena sin necesidad de palabras.
Rocío, Nicolás y Rufina, con la sonrisa a flor de piel.
La selección de imágenes que la pareja decidió compartir deja en evidencia, además, el peso que tuvo el entorno familiar en la celebración. En una tercera toma, puede verse a Rocío junto a su flamante marido, acompañados a cada lado por sus padres, Miguel Pardo y Alicia Bollo. Las posturas cercanas, los abrazos que se mantienen incluso ante la cámara, la armonía entre generaciones y la impresión de estar viviendo un instante que no volverá a repetirse terminan de sellar la escena.
Un retrato íntimo bajo un escenario natural y afectivo
El paisaje de pasto prolijo y árboles calmos, atravesado por la luz tenue del atardecer porteño, actúa como un marco discreto donde una familia celebra algo más profundo que un trámite formal. Es la imagen de un proyecto común que se afirma, bajo la mirada emocionada y orgullosa de los padres.
A la salida del registro civil, la lluvia de arroz se hizo presente.
El cierre del registro visual llega con una postal aún más personal: Cabré y Pardo quedan frente a frente, casi sin distancia, con las manos acariciándose el rostro mutuamente. Se ríen, con los ojos brillantes y un gesto que delata el torbellino emocional del momento. La alegría, capturada en un instante mínimo, parece casi palpable.
El material que difundieron —tanto las fotos como las palabras— revela una celebración íntima en número, pero enorme en emoción. Sobre la mesa del registro quedó la libreta ya firmada; en sus perfiles, el título que eligieron para resumirlo todo: “Rodeados de amor”. Y entre cada toma aparece la idea central: una pareja que eligió priorizar lo esencial, el afecto cercano y la alegría compartida con su círculo más próximo.
Estas postales llegaron a pocas horas del festejo mayor que compartirán el sábado 6 de diciembre en una sofisticada estancia del Valle de Punilla (Córdoba). Allí la celebración continuará, en espíritu, durante el domingo y el lunes, jornadas destinadas al relax y al encuentro familiar, en un espacio preparado para alojar hasta 28 invitados.
Los recién casados junto con los padres de Rocío Pardo.
Una historia de amor que avanza sin pausas
En la celebración, Cabré llevará un conjunto confeccionado por Daniel Casalnovo, mientras que Pardo optó por un vestido creado por la diseñadora Ana Pugliese. Cada elección apunta a que el clima íntimo del lugar se transforme en recuerdos perdurables para la pareja y su círculo afectivo más cercano.
Detrás de estas decisiones se despliega una historia sentimental intensa y auténtica. Rocío —actriz, bailarina y directora teatral— y Nicolás se cruzaron por primera vez en el verano de 2024, cuando coincidieron en Carlos Paz: él integraba la cartelera con Los mosqueteros del rey y ella actuaba y producía el espectáculo Pabellón Tornú.
Su primer encuentro fue breve, casi accidental, pero suficiente para que surgiera una atracción inmediata. Charlaron durante horas, entre bromas y miradas cómplices, y terminaron quedándose casi hasta el cierre del evento.
La ceremonia por civil ocurre apenas días antes de lo que será la gran fiesta este sábado.
En los días posteriores, comenzaron a aparecer juntos en salidas nocturnas, cafés y cenas después de las funciones teatrales. Ya en Buenos Aires, el vínculo se profundizó rápidamente: optaron por mudarse juntos y avanzar en un proyecto compartido sin demoras. El pedido de casamiento ocurrió durante una escapada idílica a Punta Cana, un capítulo más en una historia que eligieron vivir sin frenos, entregados a la intensidad de un amor que no teme al paso acelerado del tiempo.
Un futuro compartido que une vida personal y proyecto artístico
La idea de formalizar la relación apareció casi desde el primer tramo del vínculo, y pronto pasó de ser una charla recurrente a un hecho concreto: ya firmaron los documentos y tienen por delante varios días de festejos. La celebración del sábado reunirá a sus seres queridos, y la estancia elegida funcionará como refugio y casa temporal para quienes acompañen al flamante matrimonio en los brindis, las charlas largas y la emoción compartida.
Nicolás Cabré y Rocío Pardo están viviendo el momento más impactante de sus vidas.
El verano, además, marcará otro hito conjunto en el plano profesional: Cabré y Pardo asumirán la codirección de Ni media palabra en Carlos Paz, obra que él encabezará junto a Mariano Martínez y el Bicho Gómez. Un proyecto que refleja un lazo que no se limita al plano sentimental, sino que también encuentra su expresión en el trabajo creativo y en la vida diaria.
¿Qué queda por delante cuando todo indica que el relato apenas empieza a tomar forma? Las miradas encendidas de la pareja, los besos inmortalizados en las fotos, los dedos entrelazados sobre el acta firmada y la expectativa de tres días de celebración en un paraje privilegiado de Córdoba confirman que, a veces, los vínculos avanzan a un ritmo inesperado y desbaratan cualquier cálculo previo.
Familiares y amigos no quisieron perderse la íntima celebración por civil.
La alegría se vive en el presente, sostenida por el afecto y a punto de renovarse una vez más junto a quienes —para ellos— verdaderamente cuentan.