En el corazón de la Quebrada de Humahuaca, a unos 48 kilómetros de la ciudad de Humahuaca, Jujuy, se encuentra uno de los tesoros arqueológicos más importantes de la región: Inca Cueva. Este lugar, conocido por su impresionante arte rupestre y restos arqueológicos, está ubicado en el borde oriental de la Puna jujeña y cubre una superficie total de 226,5 kilómetros cuadrados.
¿Cómo es Inca Cueva?
Inca Cueva es un verdadero santuario de arte prehistórico, con una gruta que mide aproximadamente 40 metros de largo, 5 metros de profundidad y 10 metros de altura. Lo que la hace especialmente fascinante son las pictografías que cubren casi la totalidad de sus paredes y techos. Estas pinturas, en tonalidades de blanco, rojo y negro, representan figuras geométricas y animales, especialmente llamas, que fueron fundamentales para las culturas preincaicas e incaicas que habitaron la región.
Este yacimiento arqueológico, también conocido como Chulín, ha sido un espacio reutilizado por diversas civilizaciones a lo largo de miles de años. Los rastros más antiguos de fogones en las cuevas datan de hace 9.200 años, mientras que los más recientes tienen aproximadamente 1.600 años. Este hecho sugiere que las comunidades nativas volvieron una y otra vez a este lugar, utilizándolo para actividades esenciales como el refugio y el culto.
Durante el período incaico, Inca Cueva fue utilizada como tambo, un punto de descanso para los viajeros a lo largo del Camino del Inca, la vasta red de caminos que conectaba el imperio incaico. Estos tambos, distribuidos cada 50 kilómetros aproximadamente, ofrecían refugio y suministros a los caminantes.
Los misterios de Inca Cueva
Además de su valor artístico y arqueológico, Inca Cueva guarda un misterio más profundo: las momias milenarias descubiertas en el lugar. En 1936, el doctor argentino Justiniano Torres Aparicio exhumó tres cuerpos que asombraron al mundo por su estado de conservación y sus características físicas únicas. Las momias, conocidas como Chulina, Chulinita y Rosalía, presentan rasgos diferentes a los de los actuales habitantes andinos. Altos, delgados y con cráneos alargados, estos individuos parecen pertenecer a un poblamiento más antiguo del continente, similar al de los esqueletos encontrados en la zona de Lagoa Santa, en Brasil.
Entre las momias, destaca Rosalía, un cuerpo desecado naturalmente de una joven de entre 17 y 20 años, con una antigüedad estimada de 5.400 años. Esta antigüedad la convierte en una de las momias más antiguas jamás encontradas en América.
Visitar Inca Cueva es adentrarse en una cápsula del tiempo que nos conecta con civilizaciones que habitaron la región miles de años atrás. Los visitantes pueden explorar no solo las fascinantes pinturas rupestres, sino también reflexionar sobre los misterios de estas antiguas culturas que dejaron su huella en la historia de Jujuy.
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