Una densa columna de humo blanco emergió este jueves de la chimenea de la Capilla Sixtina: el mundo tiene un nuevo Papa León XIV. Más de una hora después, la multitud congregada en la Plaza de San Pedro estalló en vítores al escuchar la fórmula en latín pronunciada por el cardenal protodiácono Dominique Mamberti: “Habemus Papam”.
El elegido: el cardenal Robert Prevost, nacido en Chicago pero con una profunda trayectoria en el Perú, quien adoptó el nombre de León XIV. Su elección marca un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica, con un pontífice que combina raíces estadounidenses con un fuerte vínculo pastoral latinoamericano.
Un llamado universal: "¡Paz a todos los pueblos!"
Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, León XIV ofreció su primer mensaje como Sumo Pontífice. Con voz pausada pero firme, lanzó su primer llamado al mundo: “Hermanos y hermanas, les pido: construyamos juntos puentes de paz. La violencia y la guerra no tienen la última palabra. El mal no prevalecerá”.
El Papa dirigió su exhortación “a todos los pueblos”, sin distinción, invitando a caminar hacia la justicia “sin miedo” y bajo la guía de Cristo. Sus palabras resonaron como una súplica y una declaración de intenciones para el inicio de su pontificado.
Homenaje a Francisco y un saludo en español
Durante su discurso, León XIV rindió homenaje a su antecesor: “¡Gracias al Papa Francisco por su sabiduría y su ternura! Que el Señor lo bendiga siempre”. El gesto emocionó a los presentes, muchos de los cuales aún recordaban con afecto la figura del pontífice argentino fallecido.
El momento más emotivo para los fieles peruanos llegó cuando el nuevo Papa cambió al español para enviar un saludo especial: “Y si me permiten también una palabra, un saludo... a todos aquellos, en modo particular, a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú”. La mención provocó aplausos espontáneos y lágrimas entre peregrinos peruanos presentes en la plaza.
Un Papa con corazón peruano
León XIV no es un extraño para América Latina. Ordenado sacerdote agustino en 1982, llegó al Perú en 1985, donde sirvió por décadas, especialmente en Trujillo y Chiclayo. En 2015 se nacionalizó peruano, en línea con los concordatos entre la Santa Sede y el país andino. Fue obispo, administrador apostólico y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
Su cercanía con el papa Francisco y su perfil pastoral de escucha y servicio lo llevaron al Vaticano, donde fue nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos en 2023. Con su elección, Perú cuenta por primera vez con un Papa que comparte su nacionalidad.
Entre oración y responsabilidad
Antes de salir al balcón, el nuevo Papa pasó por el ceremonial tradicional: aceptó formalmente el cargo en el interior de la Capilla Sixtina, fue saludado por los cardenales y se vistió con la sotana blanca en la llamada “Sala de las Lágrimas”, un espacio cargado de simbolismo por el peso espiritual del nuevo rol.
Luego, frente al mundo, León XIV bendijo a la ciudad y al orbe (Urbi et Orbi), dando inicio formal a su pontificado, que ya se vislumbra marcado por la esperanza, el diálogo y el espíritu latinoamericano.
Un comienzo esperanzador
Con su primer mensaje, el papa León XIV se presentó como un líder comprometido con la paz, la justicia y el legado de Francisco. Su vínculo con el Perú y su gesto al saludar a Chiclayo con calidez dan señales claras de una Iglesia abierta, humana y profundamente conectada con sus comunidades.
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