El Día Mundial de los Lunares se celebra el 20 de julio, una fecha que nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de cuidar y conocer nuestra piel. Los lunares, conocidos por los dermatólogos como "Nevos", son el resultado de la multiplicación de células de la piel que producen melanina, la sustancia responsable del color de la piel y las mucosas.
A lo largo de nuestras vidas, éstos van apareciendo gradualmente, aunque nacemos sin ellos a menos que sean congénitos. Con el paso del tiempo, en los adultos mayores, tienden a desaparecer mientras surgen otras manchas oscuras propias de la edad, como queratosis seborreicas o lentigos solares. Esto demuestra que tienen un ciclo de vida y que nuestra piel experimenta cambios a lo largo de los años.
Signos de alerta
El cáncer de piel es un tema importante a tener en cuenta. ¿Cómo se produce y cómo podemos prevenirlo? Los lunares pueden proporcionarnos indicios de alerta a través de su forma, color, textura, tamaño y cambios a lo largo del tiempo. Mediante una autoevaluación basada en la prueba del ABCDE, podemos examinarlos y evaluarlos nosotros mismos.
Es esencial saber cuál es la ubicación de todos nuestros lunares. Observarlos en el espejo y contarlos nos brinda una valiosa referencia al visitar a los especialistas. Es importante prestar atención a la regla "ABCDE de sospecha":
Asimetría: debemos verificar si el lunar tiene una forma irregular o asimétrica. Por ejemplo, podemos dividirlo por la mitad y comparar la forma de ambas partes. Si las dos mitades difieren entre sí, es recomendable consultar a un médico.
Bordes: debemos observar si los bordes del lunar son desiguales o irregulares en lugar de ser simétricos. Por ejemplo, si hay proyecciones o segmentos diferentes en algún sector del borde.
Coloración: debemos verificar que no presenten dos o más colores diferentes. Una buena forma de hacerlo es examinarlos todos y observar los colores que tienen. Si encontramos uno que se diferencia del resto, es aconsejable consultar a un especialista.
Diámetro: si un lunar que anteriormente medía menos de 1 cm crece a más de 1 cm en tres meses, es necesario controlarlo. Además, si tiene más de 6 mm de diámetro, también se debe consultar a un médico.
Evolución: conocer la evolución de nuestra piel es crucial para identificar cualquier cambio significativo. Por ejemplo, si notamos que un lunar crece con el tiempo, es fundamental conocer nuestro cuerpo y realizar revisiones periódicas de la piel para detectar cualquier diferencia.
Recomendaciones médicas
Afortunadamente, realizar un autocontrol es muy sencillo. Además de nuestros propios ojos y memoria, podemos utilizar la tecnología de los teléfonos móviles para tomar fotos de todo el cuerpo y así evaluar los cambios a lo largo del tiempo, incluso en áreas que no podemos ver fácilmente, como la espalda. Invertir cinco minutos en este proceso puede marcar la diferencia para nuestra salud.
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