Una gran cantidad de expertos han indicado que los protocolos funerarios para el Papa emérito fueron muy parecidos a los que se usaron para los obispos eméritos, esta sí una figura muy utilizada por la Iglesia católica.
En este sentido, el cardenal Gerhard Müller, quien fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe hasta 2017, lo detalló en una nota con el diario de Italia "Corriere della Sera".
"No tenemos dos papas, existe uno solo, Francisco. Se dice Papa emérito por cortesía, pero en realidad Benedicto XVI es obispo emérito", manifestó.
En su testamento, el Papa emérito solicitó ser enterrado donde antes estuvo el cuerpo de Juan Pablo II, luego de su muerte en 2005 y hasta 2011, cuando sus restos fueron derivados a la capilla de San Esteban, dentro de la basílica de San Pedro. A continuación las tres razones por las que el funeral de Benedicto XVI será inédito.
1. Será celebrado por un Papa
Generalmente, los funerales de un Papa recién fallecido son presididos por una figura llamada el "camarlengo", figura encargada de conducir a la Iglesia católica en los momentos en que no hay un sumo pontífice en ejercicio.
Lo particular de esta ocasión es que a raíz de que Benedicto XVI renunció en febrero de 2013, casi diez años antes de su fallecimiento, si hay un Papa en ejercicio: Francisco.
Y será él encargado, por primera vez en la historia, de oficiar el funeral de otro Papa. Y es que en la historia del Vaticano solo un Papa había renunciado de forma voluntaria al trono de San Pedro de la misma forma en que lo hizo Benedicto XVI.
El hecho tuvo lugar en el siglo XIII, cuando Pietro Angeleri di Murrone, un sacerdote conocido por sus prácticas de ermitaño, fue elegido Papa en una decisión poco usual incluso para la época, dado que Murrone no era cardenal.
De esta manera se convirtió en Celestino V. No obstante, al poco tiempo se dio cuenta que no podía gobernar y a los casi seis meses, después de firmar un decreto papal, decidió renunciar a sus funciones y regresó a su vida de ermitaño.
No obstante, su fallecimiento sucedió de una manera diferente a la de Benedicto XVI: Bonifacio VIII, su sucesor, temeroso de la fama de santidad que cargaba ya en vida Celestino V y ante la posibilidad de que ello llevara a un cisma dentro de la Iglesia, ordenó que lo metan preso.
Celestino V falleció dentro de una torre tras diez meses de confinamiento y fue canonizado casi un siglo después. Desde ya, no hubo funeral de Estado, ni Bonifacio VIII festejó su exequias como sí sucederá cuando Francisco presida la misa en honor a su antecesor. Las otras renuncias de Papas que registra la historia no han ocurrido voluntariamente o fueron el resultado de luchas internas.
De hecho, la última renuncia formal es del año 1415, cuando Gregorio XII, en medio del llamado cisma de Occidente, dimitió al papado por presiones políticas y solo cuando murió, en 1417, se seleccionó a su reemplazante, el papa Martín V.
2. No habrá elección de un Papa
Uno de los principales hechos luego del fallecimiento de un Papa es la elección de un sucesor, que debe suceder en el menor tiempo posible.
En los primeros años del cristianismo, los sucesores de Pedro eran elegidos incluso entre los mismos apóstoles y los fundadores de las iglesias a medida que avanzaba la cristianización.
Pero lentamente, empezó a imponerse la práctica del cónclave (del latín cum clavis, que en español significa "bajo llave"), en el que los cardenales se encierran en un lugar para nombrar a un nuevo Papa.
Esta práctica ha cambiado mucho con el paso de los siglos (algunos cónclaves duraron años), pero el protocolo estandarizado es que los cardenales se reúnen en la famosa capilla Sixtina del Vaticano y allí, con varias sesiones, se encargan de elegir a un nuevo Papa.
Cuando luego de una elección se llega a la mayoría necesaria, se quema una sustancia que produce un humo blanco (en la llamada fumata blanca) que da la noticia al mundo de que se ha elegido un nuevo Pontífice.
En esta ocasión, ese procedimiento no se efectuará, ya que se ha completado cuando se ejecutó la renuncia de Benedicto XVI en 2013 y se hizo la elección de Jorge Bergoglio como el nuevo obispo de Roma.
La verdad es que la salida de Benedicto XVI, como lo han indicado varios especialistas, determinó el camino para posibles renuncias de Papas en el futuro. Por ejemplo, el propio Francisco dijo que había firmado una carta de renuncia en 2013 si su salud no le permitía llevar adelante sus funciones.
"Ya he firmado mi renuncia. El secretario de Estado en ese momento era Tarcisio Bertone. La firmé y dije: 'Si sufriera una discapacidad por razones médicas o lo que sea, aquí está mi renuncia'", comentó Francisco a la cadena de televisión estadounidense ABC.
3. La destrucción del anillo del pescador
Tras ser elegido, un Papa se distingue de los demás clérigos por tres aspectos de su indumentaria: la sotana blanca, la férula o báculo papal y el llamado anillo del pescador.
La sotana blanca fue usada por todos los Papas recientes, mientras que la férula papal no es exclusiva de un pontífice -por ejemplo, Francisco utiliza en algunas ocasiones la misma que utilizó Pablo VI y Juan Pablo II. Sin embargo, el anillo del pescador sí es diseñado solo para cada Papa, una vez resulta elegido.
Y cuando se confirma el fallecimiento del sumo pontífice -en un ritual en que se lo llama tres veces por su nombre, aunque el Vaticano no ha confirmado si se hizo con Benedicto XVI-, se llevan adelante varios protocolos, entre los cuales está destruir con un martillo el anillo del pescador.
En esta ocasión, con el fallecimiento de Benedicto XVI no se dio este protocolo, a raíz de que el anillo del pescador que le había sido entregado en 2005 fue "anulado" cuando se oficializó su renuncia, el 28 de febrero de 2013.
Tradicionalmente este objeto era destruido tras la muerte del Sumo Pontífice, pero en el caso del anillo de Benedicto XVI, se procedió a marcarlo con una cruz, como lo señaló el entonces vocero Federico Lombardi.
No obstante, una vez que renunció, a Benedicto XVI se le brindó la posibilidad de llevar una sotana blanca sencilla -diferente a la que luce Francisco- para señalar su condición de Papa emérito, que Ratzinger vistió hasta su muerte.
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