Abducción extraterrestre en Manhattan es el título del documental que Netflix lanzará a fin de mes. Está inspirado "en hechos reales", incluirá entrevistas con Linda, la mujer que acaparó la atención de todo Estados Unidos a fines de los 80 tras hacer pública su denuncia. ¿Cuando la gente te oye, te dicen que estás loca? le consultaron en un programa de radio. “Escucha... Me gustaría estar demente. Al menos eso tiene tratamiento”, respondió.
The Manhattan Alien Abduction: Season 1. Cr. NETFLIX
23 testigos presenciaron la abducción de extraterrestres
El caso ganó tal notoriedad y fue tan convincente que no solo los medios especializados en ovnis lo difundieron, sino también los tradicionales. La razón detrás de esto fue que se consideró el incidente de abducción más relevante del siglo por una sola razón: hubo 23 testigos que presenciaron lo ocurrido. Personas que la vieron elevándose por el cielo. “Creí que era una película, de efectos especiales”, comentó uno. La serie pretende reconstruir la historia real detrás de uno de los mayores misterios de la mano de Linda, 35 años después.
El documental arranca con un suceso anterior a la "abducción". En abril de 1989, el ufólogo Budd Hopkins recibió una carta de una mujer de Nueva York que residía en un departamento en el piso 12 del Lower East Side. En su mensaje, le relataba que había descubierto una protuberancia cerca de su nariz y que, luego de varios estudios médicos, le informaron que había sido intervenida quirúrgicamente en su niñez. Esto la desconcertaba, ya que no tenía ningún recuerdo ni comprensión de que hubiera pasado por una operación.
Linda Napolitano en Manhattan.
Después de intercambiar cartas, Hopkins la convocó a su oficina, donde conversaron por más de una hora, sin llegar a tratar el tema de la misteriosa operación de la que no tenía memoria. Posteriormente, fue invitada a participar en sesiones grupales que el experto organizaba para brindar apoyo a personas que habían experimentado abducciones. Durante esos encuentros, Linda se mantuvo como oyente, escuchando relatos sobre luces extrañas en el cielo, seres extraterrestres y objetos que les habían sido implantados. Aún no tenía mucho que compartir.
Por poco tiempo
El 30 de noviembre de 1989 fue una noche fresca de finales de otoño. Linda había acostado a sus dos hijos pequeños y se preparaba para dormir al lado de su esposo.
Alrededor de las 3 de la madrugada, relató haberse despertado con una sensación extraña, como si alguien la estuviera observando. Sintió una presencia al pie de su cama. Al mirar a su alrededor, distinguió una figura en la penumbra de la habitación: “Una pequeña criatura de cuerpo esquelético, con una cabeza grande, con ojos completamente negros”, describió. Era un ser de unos 1,20 metros de altura que, sin duda, la estaba observando. Desesperada, intentó despertar a su esposo, pero oyó en su mente un "cállate". Pensó que podría haber sido un mensaje telepático.
Al darse cuenta de que no podía emitir sonido alguno, se sintió atrapada en su propio cuerpo. Algo parecido a una sábana blanca le cubría los ojos y la boca, y aunque intentó despegarlo, no tuvo éxito. Su cuerpo se sentía entumecido de pies a cabeza. Estaba completamente paralizada. Luego, ese velo se desvaneció y empezó a notar un resplandor azul que entraba por su ventana. Una luz que llenó su habitación y la absorbió. Linda relató en entrevistas posteriores varios detalles de su abducción extraterrestre.
Imagen del documental "La abducción alienígena del siglo".
Su cuerpo se levantó en posición fetal y comenzó a flotar hacia la fuente de ese haz de luz. En sus relatos, explicó cómo una fuerza invisible la hizo atravesar el vidrio y las rejas del exterior. Se vio flotando a unos 50 metros del suelo, sobre la ciudad de Nueva York, con sus luces, y pudo observar el puente de Brooklyn.
La mujer que adoptó el seudónimo de Linda Cortile describió cómo levitó junto a la criatura gris que había visto, acompañada de otras dos, en dirección a una nave espacial, carente de ventanas y repleta de luces multicolores, que flotaba sobre ella. A través de esa misma luz azul, fue transportada por un extenso corredor de la nave, que poco después despegó. Luego, se halló en una habitación, recostada sobre una mesa blanca, donde estaban presentes esas mismas criaturas.
Entre los gritos de angustia, la ama de casa relató que algo parecido a un arma le disparó un pequeño objeto en su fosa nasal izquierda. Inmediatamente, perdió el conocimiento. Al recobrar el sentido, se encontró de nuevo en su cama. Eran las cinco de la mañana, y en ese instante, creyó que había sido víctima de una pesadilla aterradora.
Sin embargo, durante el transcurso del día, comenzaron a aflorar los recuerdos de aquellos seres de otros mundos, y se puso en contacto con el ufólogo, quien le ofreció sesiones de hipnosis regresiva, en las que revivió la experiencia de levitar hacia la nave.
Escena de la temporada 1 de "Abducción extraterrestre en Manhattan".
Hopkins, un artista plástico que se obsesionó con la posibilidad de vida extraterrestre tras avistar un platillo volador, dedicó su tiempo a investigar más de 300 casos de abducción, lo que le permitió identificar patrones de comportamiento en quienes lo contactaban. Basándose en los relatos que emergieron durante la hipnosis, el ufólogo empezó a creer en su historia.
El asunto se tornó más intrigante cuando el denominado “gurú de las abducciones extraterrestres” recibió una misiva firmada por dos agentes de seguridad, Richard y Dan, quienes afirmaron: “No podemos vivir con nosotros mismos”, debido a su decisión de no revelar lo que habían presenciado. Ambos admitieron haber visto tres “figuras extrañas” junto a una “mujer joven con una bata blanca” flotando a través de la ventana de un departamento, que posteriormente fue llevada a un platillo volador.
Estos dos agentes de seguridad, que no proporcionaron su apellido, solicitaron que se contactara a Linda porque estaban preocupados por su bienestar. Esa noche, en el vehículo también se encontraba un tercer hombre que, supuestamente, había escrito a Hopkins, un líder mundial que se negó a declarar. Se sospecha que se trataba de Javier Pérez de Cuéllar, quien ocupaba el cargo de secretario general de las Naciones Unidas en 1989. Este detalle hizo que el caso fuera aún más fascinante. Las charlas ofrecidas por Linda y Budd atraían a multitudes y, según los testimonios, el público la adoraba y creía en su historia.
Linda Napolitano en los diarios tras la denuncia en 1989.
“Tienes que ser un sociópata o un genio para cometer un engaño como este”, expresó Linda Napolitano en el trailer, quien luego de la abducción se volvió paranoica “no solo por los extraterrestres” y temió por su vida.
La primera temporada que lanzará Netflix incluye la documentación de Carol Rainey, la tercera esposa de Budd Hopkins, quien es directora de cine y escritora. Rainey se trasladó a Nueva York con el propósito de realizar una película sobre el fenómeno de las abducciones alienígenas. La pareja compartía una profunda fascinación por este tema.
Con su libro Witnessed: True Story of the Brooklyn Bridge Abduction, publicado en 1997, Hopkins creía poder dejar constancia sobre los casos de abducción. Al igual que en los documentales, describe el enigmático objeto metálico que le fue implantado, así como los testigos independientes que afirmaron haberla visto levitar en el cielo neoyorquino y todas las observaciones que pudo verificar. Budd Hopkins también es el autor de Missing Time e Intruders.
Documentos de Budd Hopkins y Linda Napolitano en una sesión de hipnosis regresiva.
El ufólogo falleció el 21 de agosto de 2011. Sus creaciones artísticas están presentes en las colecciones del Museo Metropolitano de Arte y el Museo de Arte Moderno, ambos ubicados en Nueva York; la Galería de Arte Corcoran en Washington D.C.; y el Museo Británico en Londres, Inglaterra. Era un artista con una vocación parecida a la del pintor y escultor argentino Benjamín Solari Parravicini, quien afirmó haber sido secuestrado por extraterrestres en el Obelisco y compartió su experiencia, arriesgándose a ser considerado loco.
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