Tucumán es una provincia que ofrece lugares muy acogedores, ideales para hacerse escapadas y disfrutar de la naturaleza y tranquilidad.
Escapadas: conocé el pueblo de Tucumán ideal para desconectar la cabeza
La provincia de Tucumán es un destino, dentro del norte del país, muy elegido y visitado por todos aquellos que buscan escapadas donde encuentren tranquilidad, naturaleza y desconectarse de la rutina. En este caso hablamos de Raco, una villa veraniega con muchas opciones para disfrutar.
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Raco es una Villa veraniega tucumana ubicada a 1100 msnm y a 50kms de la capital provincial, San Miguel de Tucumán. Su nombre significa “expansión, firmamento o vista”. Con la exuberancia del paisaje que se extiende en suaves lomadas y serranías; tardes en familia, visitando la villa a pie, en bicicleta o a caballo y fines de semana con amigos para los amantes del montañismo y el rappel.
Se destaca una particularidad que llama la atención al turista: las calles de Raco llevan nombres de canciones del reconocido Atahualpa Yupanqui, considerado uno de los más importantes músicos argentinos de folclore.
Después de circular por la Ruta Provincial N° 341 aparecen frente a nuestros ojos paisajes cargados de vegetación, suaves lomadas y ríos. Un escenario ideal para relajarnos, disfrutar de un clima fresco y olvidarnos de cualquier preocupación.
Al llegar, nuestra primera recomendación es darle un vistazo a las centenarias casonas que allí se levantan y a sus alrededores. Entre ellas, se destacan Sauce Yacu, Sans Souci, Villa Elvira y la estancia original del Potrero de Raco. Para complementar, durante la caminata, podemos detenernos frente a algún puesto de artesanos de los tantos que hay por las calles.
Sin embargo, según los comentarios de sus habitantes y los turistas, el verdadero tesoro de la villa radica en la belleza verde de sus cerros. Por eso, se sugiere andar por el sendero que conduce hasta Alto Maciel; en cuyo final hay un mirador.
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Desviándonos hacia el oeste se puede acceder a El Siambón (GPS: -26.717880, -65.444100), localidad donde los monjes benedictinos han instalado el Monasterio de Cristo Rey en 1956 y se dedican a la producción de artesanías y exquisitos dulces.
De una arquitectura particular, construida con piedras del lugar en la cumbre de una alta lomada; el turista podrá conocer su historia, asistir al templo y degustar los dulces regionales de producción propia, artesanías, licores, jaleas, dulce de leche y miel.
El recorrido comienza en El Siambón, luego de atravesar el Río Grande.
Se trata de un paraje escondido, ubicado a 2000 metros de altura y al cual se llega luego de una extensa caminata que recomendamos realizar con la compañía de un guía que conozca la región.
Se recomienda llevar: agua, comida, botiquín, rompevientos, abrigo, calzado e indumentaria apropiada.
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