En breve, el Gobierno dará a conocer un ajuste en el gabinete en una área delicada debido a su conexión con la Iglesia. Como se había anticipado previamente, Nahuel Sotelo, legislador de Buenos Aires, líder del bloque libertario en la cámara y estrechamente vinculado con la Casa Rosada, asumirá esta semana el cargo de nuevo secretario de Culto. Su objetivo será restablecer la relación con el Papa Francisco.
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Nahuel Sotelo reemplaza a Francisco Sánchez en la secretaría de Culto para fortalecer lazos con el Vaticano. Es una área importante de conexión con la Iglesia.
“Es difícil, no imposible”, destacaron fuentes cercanas al próximo funcionario, quien ayer estaba trabajando intensamente en el área de Legal y Técnica de la Casa Rosada. Allí se ultimaban los detalles de su designación, la cual, además de implicar un reemplazo, podría introducir un cambio significativo: la integración del área de derechos humanos a nivel internacional y el rechazo oficial a la Agenda 2030, bajo lo que se denominaría Secretaría de Culto y Civilización, siempre que no surjan imprevistos.
Aficionado a San Lorenzo, al igual que el Papa, y con una postura ultraconservadora similar a la de su predecesor, el controvertido ex secretario Francisco Sánchez, Sotelo ha adoptado un perfil discreto desde que se hizo público su reemplazo el miércoles 14. Su intención es no perturbar ninguna relación. De momento, su trato es más refinado en comparación con el dirigente neuquino. Mucho más atento.
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“Tiene bastante más conocimiento del territorio y el trabajo de la Iglesia”, explicaron fuentes eclesiásticas. El legislador no tiene vínculo con Oscar Ojea, el titular de la Conferencia Episcopal, aunque sí con algunos sectores de la Iglesia. Tampoco tiene referencias en el Vaticano: su mayor acercamiento fue en febrero pasado, cuando integró la comitiva presidencial encabezada por Javier Milei que viajó a Roma. Se fotografió con el Papa en la audiencia general. Su pareja, la mexicana Clara Cuevas, una influencer católica nacida en México, sí tiene algún tipo de llegada a algunos sectores del Vaticano.
La incorporación de Sotelo al Ministerio de Culto ocurre en un ambiente de intensas fricciones entre el Gobierno y la Iglesia católica, que Sánchez no logró mitigar desde su llegada a ese puesto. Su estilo agresivo y crítico hacia el Papa, junto con una actitud provocadora y conservadora, nunca fue bien recibido en Roma.
El sábado 7 de septiembre, el flamante secretario de Culto podría hacer su debut oficial en su nuevo cargo, en el marco de una ceremonia en Santiago del Estero que marcará el traslado formal de la sede primada desde Buenos Aires a esa provincia. La ceremonia contará con la presencia de los líderes de la Conferencia Episcopal Argentina y obispos de todo el país. La invitación se ha extendido no solo a la Secretaría de Culto, sino también al Presidente, a la vicepresidenta Victoria Villarruel y a la canciller Diana Mondino. Hasta el momento, no se ha recibido ninguna respuesta oficial de ninguno de los invitados.
Sotelo, al igual que Sánchez, está marcado por un profundo ultraconservadurismo católico y mantiene posturas conservadoras, nacionalistas e incluso polémicas. Hace algunos años, publicó el libro "Cartas de los '70, el dolor de la otra parte", con el objetivo de reavivar las teorías de conflicto de los años más oscuros de la historia. Sin embargo, en el ámbito político, se le considera mucho más meticuloso y pragmático en sus relaciones en comparación con su predecesor.
Forma parte de un grupo que también incluye a Agustín Romo y Santiago Santurio, todos alineados con el consultor Santiago Caputo, el asesor más destacado del Gobierno. Aunque Agustín Caulo, actual director nacional de Culto Católico, no está directamente vinculado a este grupo, mantiene una buena relación con ellos. Su continuidad en el cargo está siendo evaluada en este momento.
La incorporación del legislador de Buenos Aires, que trabaja en la organización territorial de LLA en la Provincia, ocurre en un contexto de intensificación de la crisis social, que mantiene a la Iglesia, y especialmente al Papa Francisco, en estado de alarma. Francisco ha criticado el programa económico instaurado desde diciembre por Milei y su ministro Luis “Toto” Caputo, cuyo objetivo central es la reducción del Estado. Este es uno de los aspectos en los que la Iglesia ha puesto énfasis durante los primeros meses de la administración.
El sábado pasado, se llevó a cabo en San Justo, en el centro de La Matanza, el evento titulado “Indefensión de la Comunidad ante el Narcotráfico: diálogo entre la Justicia y las Periferias”. La jornada, que tuvo al obispo del distrito, Eduardo García, como anfitrión, reunió a líderes y sindicalistas relacionados con el Poder Judicial, el procurador provincial, la defensora de los derechos de los niños y adolescentes, y varios jueces, entre ellos Ángela Ledesma y Alejandro Slokar, quienes fueron parte fundamental del encuentro. Ambos camaristas comparten una afinidad ideológica con el kirchnerismo.
En junio, Cáritas organizó una reunión en la que participaron Ojea y figuras como Mario Quintana y Fernanda Miño, quien es muy cercana a Juan Grabois. En este encuentro, defendieron el FISU, el Fondo de Integración Sociourbana creado por la administración anterior y criticado por el actual gobierno, y solicitaron una mayor intervención estatal para frenar lo que cada vez preocupa más a la Iglesia: el avance del narcoestado. Francisco está muy atento a la situación local en todos los aspectos.
En el último mes, por ejemplo, realizó dos intervenciones concretas en respuesta al polémico tour de seis diputados libertarios por el penal de Ezeiza, donde fueron a ver a los genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura. En primer lugar, se reunió con la sobrina de una de las monjas francesas que fue asesinada por el represor Alfredo Astiz, actualmente preso en Ezeiza. Posteriormente, recibió en Santa Marta a la hija de otra de las víctimas del “Ángel de la muerte” y grabó un video con el siguiente mensaje: “No aflojen, conserven la memoria de lo que han recibido, no solo de las ideas sino de los testimonios”.
El descontento de la Iglesia con el grupo libertario que organizó y llevó a cabo esa controvertida visita aumentó aún más debido a la implicación del sacerdote Javier Olivera Ravasi, quien fue removido hace diez días de la Diócesis de Zárate-Campana, donde residía. La diputada Lourdes Arrieta, que está a punto de ser expulsada del bloque por Karina Milei, reveló en sus redes sociales los chats de WhatsApp que confirmaron la participación del sacerdote en el asunto, que incluía la promoción de un proyecto de ley de “Derecho a ser juzgado en un plazo razonable” que impulsaba reformas en los códigos penal y procesal penal para beneficiar a los genocidas.
Para la CEA, la presencia de Olivera Ravasi resultó sumamente problemática. Dos días antes de su destitución de la Diócesis de Zárate-Campana, Ojea recibió en su oficina a representantes de organismos de Derechos Humanos, preocupados por la implicación del sacerdote.
En medio de una crisis socioeconómica, la creación de un nuevo enfoque cultural por parte del Gobierno y una constante confrontación política, la visita de Francisco, que él mismo ha anunciado en varias ocasiones con el deseo de regresar a su tierra, ha estado recientemente rodeada de incertidumbre. El viaje previsto para el próximo lunes a Asia y Oceanía, que será extenso y lleno de actividades, servirá también como una buena medida para evaluar su estado de salud.
“No sería tan pesimista ni tan optimista. Sigue siendo un tema extremadamente particular del Papa”, abundó una fuente eclesiástica. Hasta el momento, no se han llevado a cabo preparativos formales ni informales, ni tampoco oficiales. A pesar de la invitación protocolar del presidente, quien intentó restablecer las relaciones con el Vaticano durante el primer semestre del año tras una campaña electoral en la que tuvo un enfrentamiento severo con el Papa.
Sotelo pretende seguir en su nuevo cargo, que está a punto de ser confirmado. Esto ocurre justo antes de la visita que la dirección de la CGT realizará a Roma en la segunda quincena de septiembre. Será el primer encuentro entre Francisco y la cúpula de la central sindical, en un momento de tensión entre el sindicalismo y el Gobierno por la situación económica y laboral. Los últimos sondeos indican que el desempleo se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los argentinos.
Hasta el momento, el Papa no había tenido una reunión formal con la dirigencia de la CGT. En este contexto, su decisión de hacerlo constituye un significativo gesto por su parte. Es conocido que el Papa es meticuloso en cada uno de sus actos.
Un ejemplo de esto ocurrió en junio pasado, cuando recibió a Juan Pablo Brey, de la Asociación Argentina de Aeronavegantes, en medio del debate parlamentario sobre la Ley Bases y la privatización de empresas públicas. Francisco posó junto a él con una bandera del sindicato y de Aerolíneas Argentinas. El Papa mantiene una relación directa con varios líderes sindicales, siendo Ricardo Pignanelli, de SMATA, uno de ellos.
Con Héctor Daer, quien está organizando su visita al Vaticano junto a Carlos Acuña y Pablo Moyano—se está especulando sobre los otros miembros de la delegación—la comunicación se maneja mediante intermediarios. En contraste, hay otros casos como el de José Luis Lingeri, líder del sindicato de Obras Sanitarias, que ha establecido un vínculo directo con el Papa a través de Luis Liberman, rector del Instituto Universitario del Agua y el Saneamiento, sin necesidad de intermediarios.
Durante ese período, Francisco también recibió a Axel Kicillof, uno de los gobernadores más críticos hacia Milei. El miércoles pasado, por ejemplo, también se reunió con Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, quien se encuentra en las antípodas del gobierno libertario y ha sido precandidado presidencial de forma anticipada. La organización de su visita a Roma fue gestionada por Guillermo Oliveri, el ex secretario de Culto.
Previo a esa reunión, el Papa tuvo un encuentro en el Vaticano con tres jueces federales de Buenos Aires: los camaristas Mariano Borinsky y Daniel Petrone, y María Eugenia Capuchetti. Se supo que Francisco expresó nuevamente su oposición al proyecto de ley del oficialismo que fue enviado al Congreso y que busca reducir la edad de imputabilidad a 13 años.
“Es una discusión de adultos, no de pibes”, resaltaron fuentes de la Iglesia a este medio en línea con lo que Ojea ya había manifestado en una jornada reciente en la Universidad de Avellaneda. Hasta el momento, el único encuentro confirmado entre Francisco y los miembros del Gobierno es el que está previsto para el próximo lunes 25 de noviembre, en el aniversario de la firma del tratado de paz con Chile. En principio, la canciller Mondino asistirá, ya que ha reservado esa fecha en su agenda.
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