La semilla de lino, también conocido como linaza, ha despertado el interés de la comunidad científica por sus notables aportes al bienestar del organismo. Reconocido como un alimento funcional, destaca por su alta concentración de sustancias beneficiosas como el ácido alfa-linolénico (ALA), lignanos y fibra vegetal.
Esto lo convierte en un importante factor de protección frente a diversas patologías vinculadas a la alimentación, según investigaciones publicadas en Healthcare y el European Journal of Medical Research. Puede encontrarse en distintas presentaciones —semilla entera, triturada o en forma de aceite— y se le atribuyen efectos antioxidantes, antiinflamatorios, cardioprotectores e incluso anticancerígenos.
La semilla de lino, rica en ácidos grasos omega-3, mejora el perfil lipídico y previene enfermedades cardiovasculares.
La semilla tiene un elevado contenido de omega-3
La linaza es especialmente valorada por su elevado contenido de omega-3, particularmente ALA, que representa más de la mitad de los ácidos grasos presentes en su aceite. Diversos estudios han comprobado que este nutriente contribuye a disminuir los niveles de colesterol total, así como las fracciones LDL y VLDL, optimizando el equilibrio lipídico en el cuerpo.
Una investigación publicada en la revista Healthcare reveló que la ingesta habitual de linaza puede ayudar a reducir la presión sanguínea, los niveles de glucosa en ayunas y el índice HOMA-IR, parámetros fundamentales para evitar enfermedades del corazón y trastornos metabólicos.
Por otro lado, su aporte de fibras tanto solubles como insolubles favorece el correcto funcionamiento del sistema digestivo, ayudando a combatir el estreñimiento y promoviendo un equilibrio saludable en la flora intestinal.
Gracias a sus lignanos, la semilla de lino actúa como un protector natural contra el cáncer de mama y próstata.
Las capacidades antioxidantes y anticancerígenas de la semilla de lino
Entre sus principales compuestos se encuentran los lignanos, sustancias con capacidades antioxidantes y anticancerígenas. Tras ser consumidos, estos elementos son transformados por la flora intestinal en enterolignanos, los cuales han sido asociados con una menor probabilidad de desarrollar ciertos cánceres, como los de mama y próstata.
Uno de los estudios referenciados por Healthcare demostró que el consumo diario de 25 gramos de linaza durante un periodo de 40 días logró reducir el avance de tumores en mujeres posmenopáusicas con diagnóstico de cáncer mamario. De igual forma, ensayos realizados en hombres con lesiones prostáticas precancerosas mostraron que seguir una dieta baja en grasas acompañada de 30 gramos diarios de esta semilla ayudó a disminuir los niveles de antígeno prostático específico.
No obstante, no todos los elementos presentes en la linaza resultan beneficiosos para el organismo. De acuerdo con el análisis de Healthcare, este alimento incluye ciertas sustancias consideradas antinutrientes, como los glucósidos cianogénicos, el cadmio, los inhibidores de la enzima tripsina y el ácido fítico, los cuales pueden interferir en la absorción de minerales y otros nutrientes esenciales.
Consumir semilla de lino regularmente ayuda a reducir la presión arterial y controla la glucosa en pacientes prediabéticos.
A pesar de su potencial efecto adverso en dosis elevadas, estos compuestos pueden ser desactivados a través de métodos de cocción con calor, como el horneado o el tostado. En relación con su modo de ingesta, se sugiere optar por la versión triturada o molida, ya que permite una mejor asimilación de componentes clave como los lignanos y el ácido alfa-linolénico (ALA).
El aceite de semilla de lino
En el caso del aceite extraído de esta semilla, su naturaleza altamente propensa a la oxidación hace necesario conservarlo en envases opacos y mantenerlo refrigerado, para evitar que pierda sus propiedades. Aunque esta semilla ofrece numerosos beneficios para la salud, es fundamental consumirla correctamente para aprovechar al máximo sus cualidades.
La semilla de lino molida favorece la digestión, previene el estreñimiento y mejora la microbiota intestinal.
Según las indicaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), lo ideal es triturar las semillas justo antes de ingerirlas para mantener intactos sus nutrientes. Además, se aconseja conservarlas en el congelador para evitar que se deterioren por oxidación.
Por otro lado, el aceite extraído de la semilla es recomendable utilizarlo únicamente en preparaciones frías, como aderezos para ensaladas, ya que no soporta temperaturas elevadas en la cocina.
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