Ir a un concierto ya no es un simple plan para muchos jóvenes. Según un informe de Bank of America, los integrantes de la Generación Z gastan en promedio 300 dólares por mes (unos 265 euros) en entradas para espectáculos musicales. El estudio se realizó en Estados Unidos y refleja cómo este grupo se endeuda para vivir experiencias en vivo.
El relevamiento muestra que este nivel de gasto supera con amplitud al promedio general en entretenimiento, que ronda los 150 dólares mensuales. Además, uno de cada tres jóvenes planea asistir a más conciertos este año, aun cuando los precios de las entradas no paran de subir.
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Precios que no dejan de aumentar
El costo de los conciertos subió de forma constante en los últimos años. En Estados Unidos, los precios se incrementaron un 32% en cinco años. En España, el Observatorio de Música en Vivo informó una suba del 37% solo durante 2023.
Esta tendencia se explica por el regreso masivo del público tras la pandemia y por el uso de precios dinámicos, un sistema que ajusta el valor de la entrada según la demanda en tiempo real. Cuantos más usuarios intentan comprar, más se eleva el costo.
Comprar ahora, pagar después
El deseo de no perderse un recital empujó a miles de jóvenes a adquirir deudas. Un estudio de Cash App revela que más de la mitad de los asistentes de la Generación Z usó servicios de “compra ahora, paga después” para costear los tickets.
Este método también se aplica a los gastos que acompañan el evento: viajes, alojamiento o incluso ropa especial para la ocasión. Además, uno de cada cinco jóvenes admitió haber gastado más de lo que gana para poder ver a su artista favorito.
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Quejas por cobros abusivos
Las asociaciones de consumidores denunciaron que algunas plataformas aplican cargos extra y donaciones automáticas en el momento de la compra. Los reclamos más comunes apuntan a gastos de gestión elevados y prácticas poco claras al calcular el valor final de las entradas.
Aun con estos cuestionamientos, los jóvenes continúan comprando y llenando los estadios. El estudio indica que el 65% de los encuestados planea destinar aún más dinero a conciertos durante 2025.
Un retrato del consumo joven
Los datos reflejan un cambio en las prioridades de la Generación Z, que elige invertir en experiencias antes que en bienes materiales. En los últimos dos años, el gasto promedio de este grupo en música en vivo alcanzó los 2.100 dólares. Para muchos, ver a su artista favorito es un lujo que vale cada esfuerzo económico.