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SUSCRIBITE Los trabajos que se realizan sobre la vía que une la capital con Palpalá también son señalizadas con este recurso: los tachos. Sin iluminación, de noche se convierten en un peligro y de día, con algún conductor distraído, también.
Los tambores metálicos, pintados de rojo o blanco o una combinación de ambos, se vuelven pocos visibles también por la cantidad de tierra que acumulan.
En la Párroco Marske, en el ingreso del barrio El Arenal, se está tapando una gran zanja y se utilizan tachos para sostener un cartel que marca la prohibición de circular por un sentido de esa calle, pero de noche es menos visible para las motos y bicicletas, quienes más pueden sufrir toparse con ellos.
En la ruta camino a El Carmen también son parte de la escenografía de la ruta, delimitando espacios de circulación. La iluminación puede ser un recurso viable para que los tambores de metal sean más visibles y menos peligrosos.
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