Rompió el silencio. 

Benedicto XVI cruzó al papa Francisco por el celibato de los curas

El alemán rompió el silencio a 6 años de su renuncia y le pidió a Bergóglio que rechace el pedido de curas casados en el Sínodo amazónico.
Por  Ramiro Menacho

Pasaron 6 años desde su renuncia para que el alemán Joseph Ratzinger volviera a expresar en público su opinión. Lo hizo a través de un libro llamado ‘De lo más profundo de nuestros corazones’ y violó su promesa de no presionar a su sucesor. “Vivimos con tristeza y sufrimiento estos tiempos difíciles”, asegura Benedicto XVI en el escrito que comparte con el cardenal africano Robert Sarah.

En el Sínodo sobre la Amazonia, que se realizó en octubre, se debatió la posibilidad de ordenar a hombres casados en casos excepcionales, y será el papa Francisco quien tome una decisión al respecto. Esto no exime el celibato de sacerdotes ya ordenados.

“Era nuestro preciso deber reclamar la verdad sobre el sacerdote católico, que puso en discusión la belleza de Italia. La Iglesia no es solamente una institución humana. Es un misterio. Es la esposa mística de Cristo. Es lo que nuestro celibato sacerdotal no deja de recordar al mundo. Es urgente, necesario, que todos, obispos, sacerdotes y laicos, no se dejen impresionar más por los malos consejeros, por la teatralidad puesta en escena por diabólicas mentiras, de los errores de moda que tratan de devaluar el celibato sacerdotal", indica el papa emérito.

Además, Ratzinger y Sarah advierten que quieren mantenerse “lejanos de lo que divide: las ofensas personales, las maniobras políticas, los juegos del poder y las críticas que hacen juego al diablo, aquel que divide, padre de la mentira”.

“No se puede proponer a la Amazonia sacerdotes de segunda clase”, agrega el cardenal africano y ambos destacan el celibato como algo indispensable para que “nuestro camino hacia Dios pueda seguir siendo el fundamento de nuestra vida”.

Por último, Benedicto XVI asegura que es imposible la ordenación de los hombres casados por que “el celibato es obligatorio, es una ley y no un dogma”. “De la celebración cotidiana de la eucaristía nace la posibilidad de un vínculo matrimonial. No es posible realizar simultáneamente dos vocaciones: la sacerdotal y la matrimonial”, indicó.

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