El pasado viernes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió dar por finalizada la emergencia de salud global relacionada con la COVID-19. A partir de ahora, los países deben realizar la transición de considerar el coronavirus como una emergencia a tratarlo como una enfermedad crónica que permanecerá entre nosotros, y por lo tanto, gestionarla como se hace con otras enfermedades infecciosas.
A pesar de que la fase de emergencia ha finalizado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que la pandemia de COVID-19 todavía no ha concluido. La agencia ha destacado recientes repuntes en la incidencia de contagios en el sureste asiático y Medio Oriente. Asimismo, ha advertido que miles de personas fallecen a causa del virus cada semana.
La decisión de dar por terminada la emergencia sanitaria —que tuvo lugar desde el 30 de enero de 2020— fue tomada por el consejo de un comité de especialistas independientes, el denominado comité de emergencia COVID-19, que mantuvo una reunión en el día jueves de esta semana.
“Mientras hablamos, miles de personas en todo el mundo luchan por sus vidas en unidades de cuidados intensivos. Y millones más continúan viviendo con los efectos debilitantes de la condición post- COVID“, señaló el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una rueda de prensa sucedida en Ginebra.
A pesar de esto, “es con gran esperanza que declaro que el COVID-19 ha terminado como una emergencia de salud global. Sin embargo, eso no significa que COVID-19 haya terminado como una amenaza para la salud global. La semana pasada, el COVID-19 se cobró una vida cada tres minutos, y esas son solo las muertes que conocemos”, añadió.
“Este virus llegó para quedarse. Todavía está matando y todavía está cambiando. Sigue existiendo el riesgo de que surjan nuevas variantes que provoquen nuevos aumentos en casos y muertes”, manifestó. A su vez, alertó también que “lo peor que cualquier país podría hacer ahora es usar esta noticia como una razón para bajar la guardia, desmantelar los sistemas (de salud) que ha construido o enviar el mensaje a su gente de que el COVID-19 no es motivo de preocupación”.
“Lo que significa esta noticia es que es hora de que los países hagan la transición del modo de emergencia a la gestión del COVID-19 junto con otras enfermedades infecciosas”, subrayó.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 30 de enero de 2020 la epidemia de COVID-19 como una emergencia de salud pública de preocupación internacional, aproximadamente un mes después de que se informara sobre la aparición de un virus desconocido que estaba causando neumonías en China. El 11 de marzo del mismo año, la OMS clasificó la epidemia como una pandemia debido a que se había propagado a múltiples países y continentes, y rápidamente se extendió a nivel mundial.
La declaración de la pandemia provocó un cambio sustancial en el día a día de las personas, con el cierre de fronteras, restricciones de viajes, cierre de escuelas y universidades, confinamientos en todo el mundo y otras medidas para evitar la propagación del virus. Además, los hospitales se vieron desbordados por la gran cantidad de pacientes, se generalizó el uso de barbijos y se adoptó el distanciamiento social como medida preventiva.
Qué es una emergencia sanitaria, según la OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace uso del término “emergencia de salud pública de interés internacional” (PHEIC, por sus siglas en inglés) cuando el brote de una enfermedad daña a más de un país y se necesita una estrategia coordinada a nivel mundial para combartilo. A su vez, tiene que tener un impacto serio en la salud pública y ser “inusual” e “inesperado”. La decisión final acerca de si habrá o no una emergencia de salud pública de interés internacional es tomada por el director general de la OMS, que hoy en día es el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Por el momento, la OMS ha convocado al comité de emergencia en contados casos. La medida fue aplicada en 2004 para enfrentar la gripe aviar (H5N1) y en 2005 por el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). Este mecanismo también comenzó a regir en 2014 a raíz de un brote de poliomielitis, enfermedad que se pensaba que había sido erradicada, y por la fiebre del Ébola en África occidental. En 2016 tuvo lugar por el virus Zika y en 2019 por la fiebre del Ébola en la República Democrática del Congo. En 2020 se tomó la decisión de hacerlo para detener el avance de la pandemia de COVID-19.
Las consecuencias de la pandemia
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde que comenzó la propagación del virus SARS-CoV-2, se han registrado más de 650 millones de casos de contagio y se han notificado más de 6,6 millones de fallecimientos relacionados con la enfermedad. No obstante, la agencia de Naciones Unidas reconoce que la cifra real de casos y defunciones es mucho mayor.
A partir de diciembre de 2020, se inició la distribución de las primeras vacunas contra la COVID-19 a nivel mundial. Si bien se han administrado más de 13.000 millones de dosis de vacunas a nivel global, siguiendo datos de la OMS, cerca del 30% de la población mundial aún no ha recibido ni siquiera una sola dosis.
Los primeros casos de COVID-19 se detectaron en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan. Desde entonces, la OMS y varios países del mundo han solicitado a China que “comparta los datos” sobre el origen del virus. “Todas las hipótesis siguen sobre la mesa”, dijo recientemente el titular de la OMS, incluida la teoría de que el virus escapó de un laboratorio de virología en Wuhan.
Sumate al Canal de WhatsApp de TodoJujuy.com
Recibí las noticias en tu celular sumándote al Canal de WhatsApp de TodoJujuy.com. Ingresá al siguiente enlace: https://whatsapp.com/channel/0029VaQ05Jk6BIErMlCL0v0j
Si querés, podés activar las notificaciones.
Además, podés comunicarte con nosotros a través del WhatsApp de las Noticias al 3885007777.
Copyright © Todo Jujuy Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas. Derechos de autor reservados.