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SUSCRIBITE El Papa Francisco encabezó hoy su séptimo Vía Crucis como pontífice frente al Coliseo romano, donde fue recibido por la alcaldesa local Virginia Raggi y una multitud de más de 20.000 personas.
Las meditaciones para el Vía Crucis fueron escritas por la monja italiana Eugenia Bonetti, que centró su trabajo en la denuncia de la trata de personas y la condena especial a la prostitución.
El Sumo Pontífice inició el Viernes Santo en la basílica de San Pedro, donde, postrado dos minutos en silencio en el piso, dio el primer paso para la celebración de la denominada "celebración del señor", que se caracteriza porque el Papa no predica sino que se limita a escuchar la homilía del predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, un capuchino de 84 años que también lo guía en sus ejercicios espirituales anuales.
"Pensemos en los niños de diversas partes del mundo que no pueden ir a la escuela y que, en cambio, son explotados en las minas, en los campos, en la pesca; vendidos y comprados por traficantes de carne humana, para trasplantes de órganos; abusados y explotados en nuestras calles por muchos, incluidos los cristianos, que han perdido el sentido de la sacralidad propia y de los demás", reclama en esa línea en la sexta de las 14 estaciones en las que se dividió la celebración.
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