Emmanuel Macron votó en Le Touquet, al norte de Francia. /Foto Ludovic Marin/ AFP
Este domingo por la mañana el presidente de Francia, Emmanuel Macron, votó en las elecciones donde busca un nuevo mandato al frente del Palacio del Eliseo. De acuerdo con las encuestas, no le será fácil y deberá enfrentar una segunda vuelta el 24 de abril con la la ultraderechista Marine Le Pen, que en las tres últimas semanas se le acercó tres puntos en intenciones de voto.
Macron fue el último de los doce candidatos en acudir a su colegio electoral. Votó en el Palacio de Congresos de la ciudad balnearia de Le Touquet, en la costa norte de Francia, donde lo esperaban decenas de personas.
Un poco más de una hora antes, su contrincante había votado en Hénin Beaumont, también al norte del país. Una ciudad gobernada por un alcalde de su partido, la Agrupación Nacional.
En estas elecciones la derecha y la ultraderecha se enfrentan en Francia y se espera que la abstención sea el nuevo voto militante de protesta. De hecho, hay encuestadores que aseguran que podría superar el 32% y decidir quién gana. Además, si ninguno de los 12 candidatos consigue el 50% de los votos habrá un balotaje el 24 de abril.
Esta elección en Francia será particular: los tradicionales Partido Socialista y Republicano Conservador están al borde de la extinción y hay nuevas nuevas figuras políticas: a Emmanuel Macron, que busca su reelección por última vez, y Marine Le Pen, una política xenófoba, se suma el extremista anti islámico Éric Zemmour, que después de haber pasado por unos meses como fenómeno de la precampaña, vio a sus expectativas desinflarse frente la guerra en Ucrania y a su admiración pública por Vladímir Putin. Es un candidato de origen judío, anti musulmán y anti inmigrantes, que asusta al electorado.
Estas elecciones son clave, no solo para Francia, sino para Europa. El fin de semana pasado el populista Viktor Orban, ganó el puesto de primer ministro de Hungría y el presidente Vucic de Serbia, que su compañero político, tuvo un éxito similar. Esto le da buenas vibras a Le Pen aunque los encuestadores creen que su triunfo es imposible. Aunque, si ocurriera, sería uno más para las ultra derechas extremas que han resurgido en el viejo continente.
Pero aún cuando Macron gane un segundo mandato, no habría paz en Francia ya que algunas de las reformas que pretende hacer, como la jubilatoria, podrían volver a sacar a los Chalecos Amarillos a la calle.
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