Lo pone de relieve el último informe de la Comisión Económica y Social para Asia y Pacífico (ESCAP) de Naciones Unidas. Según este documento, Asia vivió 1.625 desastres naturales entre 2005 y 2014, un 40% de todos los que se produjeron en el mundo, lo que la convierte en la zona más propensa a recibir los golpes de la naturaleza.
Dicho de otra manera: "Un habitante de Asia y Pacífico tiene el doble de probabilidades de verse afectado por un desastre natural que una persona que viva en África, casi seis veces más que alguien de América Latina y Caribe, y 30 veces más que alguien que viva en Norteamérica o Europa", tal como señala el “Informe 2015 de Desastres en Asia Pacífico - Desastres sin fronteras”.
Por eso, Asia también asume el mayor coste humano: casi medio millón de personas (483.752) han perdido la vida y 1.366 millones se han visto afectadas durante el periodo indicado. Eso supone el 60% de muertes y el 80% de afectados a nivel mundial.
Los terremotos y tsunamis se cobran más vidas (199.418) que las tormentas y huracanes (166.762), pero las inundaciones -el desastre más habitual- son las que más damnificados generan (43.000 muertes, 771 millones de afectados).
Muchas de esas cifras se quedan grabadas en la memoria bajo titulares de grandes catástrofes, como el terremoto de 2005 en Pakistán (más de 70.000 muertos), el seísmo de 2008 en Sichuan (China, 87.000), las inundaciones de 2010 en Pakistán (2.000), el tsunami de 2011 en Japón (15.000) o el tifón Haiyán de 2013 en Filipinas (6.300).
Sin embargo, la cotidianidad de otros fenómenos, como la sequía o las inundaciones que cada año castigan el sur de Asia, consigue que muchas víctimas caigan en el olvido. Naciones Unidas señala que la sequía es uno de esos desastres "olvidados" que ponen en riesgo la vida de las personas porque empuja a los agricultores a las deudas, la pobreza y, en el último caso, la muerte.
De hecho, en India, unos 300.000 campesinos se han suicidado en las últimas tres décadas tras verse ahogados por las deudas con prestamistas privados. A pesar de que los sucesos de este año se mencionan a lo largo del informe, no están recogidos en el balance de cifras.
Es decir, no entran el ciclón Pam, que en marzo arrasó la isla de Vanuatu; el terremoto que en abril azotó Nepal y causó casi 9.000 muertos; las olas de calor que sufrieron India y Pakistán, que costaron la vida a más de dos millares de personas; o el más reciente tifón Koppu, que ha afectado a 1,4 millones de habitantes durante su paso por Filipinas.
Tampoco se computa el terremoto que el lunes golpeó Afganistán, Pakistán y el norte de India, causante de más de 300 muertos y miles de heridos. Pero la responsable de desarrollo de Naciones Unidas en la región Asia-Pacífico, Shamshad Akhtar, puso este martes dicho terremoto como ejemplo de la necesidad de cooperar entre países a la hora de hacer frente a desastres.
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