En los últimos 30 años, Venecia contó con una cantidad de turistas considerable. Hoy, la ciudad acoge a aproximadamente 30 millones de visitantes al año.
Venecia le cobrará una tarifa a los turistas.
Cada jornada, Federica Chiuch, una habitante de Venecia y experta en turismo, conduce a numerosos turistas a través de los icónicos sitios de la ciudad. Al llegar a la Plaza de San Marcos, que alberga la catedral y el antiguo palacio gubernamental, experimenta dificultades para hallar un rincón apacible donde hacer una pausa.
“Entre mayo y octubre la plaza siempre está abarrotada”, explica la mujer. “Es difícil abrirse camino y hablar con el constante ruido de fondo”.
A lo largo de las últimas tres décadas, Venecia ha sido testigo de un fenómeno de sobreturismo notable. En la actualidad, la ciudad acoge a aproximadamente 30 millones de visitantes al año, cifra que supera ampliamente a los 50,000 residentes que la consideran verdaderamente su hogar. Además, más de dos terceras partes de los visitantes solo permanecen en la ciudad por un día.
En el transcurso de este mes, las entidades gubernamentales locales en Venecia han dado a conocer un plan para abordar estas cuestiones mediante una propuesta polémica: imponer a los turistas una tarifa de ingreso de 5 euros. Con esta iniciativa, Venecia se convertirá en la primera urbe del planeta en requerir una tarifa de acceso a sus atracciones.
El anuncio provocó debates y desacuerdos. Por lo tanto, BBC Travel se puso en contacto con funcionarios locales y habitantes para esclarecer cuándo se implementará, a quiénes afectará y cuál sería la manera de explorar la ciudad de manera más respetuosa con el entorno.
Aparte de generar molestias tanto para los habitantes como para los visitantes, la sobreabundancia de turismo está ejerciendo una tensión sobre la infraestructura de la ciudad.
En línea con lo que ocurre en destinos como Lisboa o Barcelona, esta situación está motivando la emigración de venecianos a causa de la escasez de viviendas económicas, ya que los dueños están orientando sus propiedades destinadas a alquileres a largo plazo hacia estancias cortas con mayores beneficios económicos.
No obstante, Venecia, una metrópolis edificada sobre las aguas, se encuentra en una situación de riesgo aún mayor. El auge del turismo ha resultado en un incremento en la cantidad de embarcaciones que surcan los canales de la ciudad, generando ondas que erosionan las bases de los centenarios edificios venecianos.
Hace dos años, el Gobierno italiano emitió una prohibición que impedía a los cruceros atracar en el corazón de la urbe, en parte debido a los perjuicios que estos gigantescos navíos causan a las estructuras arquitectónicas y al lecho marino. En el mes de agosto, la Unesco advirtió sobre la posibilidad de agregar a Venecia a su registro de lugares del Patrimonio Mundial en peligro, debido a los insuficientes esfuerzos para conservar la ciudad. Era evidente que era necesario tomar medidas.
En el año 2019, el gobierno de Italia dio el visto bueno a una iniciativa propuesta por la administración local de Venecia que proponía establecer una "tasa contributiva de entrada" de 5 euros para aquellos visitantes que permanecen en la ciudad por un solo día. El propósito es motivar a ciertos turistas a reconsiderar su visita, tomando inspiración en parte de pequeñas islas italianas como Ponza, que aplican un cargo por desembarco.
Durante la crisis sanitaria, la sugerencia quedó en segundo plano, pero recientemente ha resurgido, y a partir de la primavera de 2024, el gobierno local de Venecia pondrá en marcha una fase de prueba para la nueva tarifa. Según las declaraciones del edil encargado del turismo en Venecia, Simone Venturini, este ensayo proporcionará a los dirigentes políticos la oportunidad de evaluar el tributo, con la intención última de convertirlo en una medida permanente.
Venecia elegirá 30 fechas a partir de la primavera de 2024 para implementar la tarifa de acceso. Aunque aún no se han revelado, estas fechas coincidirán con los momentos de mayor afluencia de turistas con el fin de desalentar a las personas de visitar durante los días especialmente congestionados.
“Probaremos la tarifa durante los días de mayor afluencia de viajes, como el fin de semana de Pascua”, dijo Venturini.
La tarifa se impondrá a los turistas que lleguen a Venecia durante las horas diurnas y tendrá un impacto únicamente en el casco antiguo de la ciudad, excluyendo las islas cercanas como Murano.
Conforme a un conjunto de directrices divulgadas por la administración local, las exenciones comprenden a quienes pernoctan en la ciudad, los habitantes de Venecia y la región de Véneto en su conjunto, familiares de residentes locales, individuos que viajan por razones laborales o de voluntariado, estudiantes inscritos en las instituciones educativas de Venecia, deportistas que acuden a la ciudad para eventos atléticos, así como menores de 14 años.
Los turistas deberán completar un registro en un sitio web que será inaugurado en breve y abonar la tarifa de 5 euros. Este portal emitirá un código QR descargable que servirá como prueba del pago de la entrada, y las autoridades locales lo verificarán de manera aleatoria, solicitando a las personas que presenten el código correspondiente.
Cuando las autoridades intercepten a un visitante que no posea el código, se le dará la opción de efectuar el pago de inmediato. Incluso aquellas personas que están eximidas del pago, como los residentes de la región de Véneto, tendrán que llevar a cabo su registro.
Según Venturini, este procedimiento permitirá a las autoridades obtener una visión más precisa de la cantidad de personas que arriban en un día específico y ajustar servicios, como la gestión de desechos, en función de esta información.
En el transcurso del primer año, los ingresos generados se destinarán a respaldar la infraestructura informática y las labores de verificación de los códigos QR a cargo de las autoridades locales.
“Nuestro principal objetivo por ahora es crear un sistema de reservas y un conjunto de incentivos para disuadir a la gente de venir en los días pico”, dijo Venturini.
Los viajeros que permanecen un solo día constituyen aproximadamente dos tercios de la totalidad de visitantes y en su mayoría están compuestos por grandes contingentes, pasajeros de cruceros y personas que provienen de la región circundante de Veneto.
De acuerdo con las observaciones de Davide Bertocchi, catedrático de geografía turística en la Universidad de Udine, los excursionistas tienen un escaso impacto económico en Venecia, aunque ejercen una presión considerable sobre su infraestructura.
Según Bertocchi, estos grupos numerosos suelen seguir un recorrido estándar de tres a cuatro horas, centrado en destinos icónicos como la Plaza de San Marcos y el Puente de Rialto, lo que da lugar a una congestión inmanejable en las angostas calles y puentes con más de mil años de historia.
En su mayoría, estos turistas no realizan gastos en la visita de iglesias o museos, ni compran ni se alimentan en establecimientos locales. En contrapartida, los visitantes que optan por quedarse durante la noche desembolsan más dinero en hospedaje y comidas.
Además, ya están sujetos al impuesto turístico de Venecia, una tarifa que se paga directamente a su alojamiento y que se utiliza para financiar el mantenimiento del servicio turístico de Venecia y la preservación de su patrimonio cultural.
Los gravámenes relacionados con el turismo en Venecia (y en toda Italia) están integrados en la tarifa de hospedaje de cada individuo y pueden variar desde 1 hasta 5 euros por noche, dependiendo de la categoría del alojamiento.
En contraste, la tarifa de acceso a Venecia se aplicará exclusivamente a aquellos visitantes que arriben durante el día y no se queden a pernoctar en la ciudad.
El anuncio suscitó diversas reacciones. Hace un año, un grupo de 1000 residentes se congregó en los alrededores de la ciudad para manifestar su descontento al respecto. La semana pasada, el anuncio de la prueba desencadenó vehementes protestas durante una sesión del consejo municipal.
Anna Scovaricchi, una artesana especializada en encuadernación tradicional que trasladó a su familia, compuesta por cuatro miembros, a la cercana Padua debido a la imposibilidad de costear el alquiler en Venecia, considera que la tarifa de entrada "es una burla". Además, expresó: “La gente seguramente pagará 5 euros para venir a Venecia. El verdadero problema es la falta de viviendas y el hecho de que la ciudad se ha convertido en un enorme bed and breakfast”.
Venice Day Trips, una empresa dedicada a organizar recorridos culturales por Venecia y sus alrededores, opina que la imposición de una tarifa de acceso no constituye la estrategia adecuada para gestionar la excesiva afluencia de turistas.
“Lo que nos gustaría ver es un número cerrado [de turistas] con un proceso de reserva claro”, dijo la fundadora Rachel Erdman, añadiendo que normalmente desaconsejan a los clientes venir a Venecia durante la temporada alta, como los meses de verano. “Pero, realmente no estamos de acuerdo con un impuesto para entrar a la ciudad”, agregó.
No obstante, las agrupaciones empresariales reciben con optimismo la medida. Según un reporte del diario italiano La Repubblica, la asociación de artesanos locales en el sector comercial mencionó que, aunque es probable que se requieran mejoras en los procedimientos de pago de entrada, esta iniciativa representa un paso positivo hacia el manejo de la sobrecarga turística.
El gobierno local de Venecia respondió a las críticas indicando que, por el momento, el sistema se encuentra en su etapa de prueba inicial. “Queremos probar esto”, dijo Venturini. “Queremos ver si cobrar 5 euros puede convencer a algunas personas a elegir los días de menor actividad para venir a Venecia”.
Los tributos relacionados con el turismo no son un concepto reciente. Megan Epler Wood, quien lidera el Programa de Gestión de Activos Turísticos Sostenibles (STAMP) en la Universidad de Cornell, señala que otros lugares han implementado gravámenes como un enfoque para manejar el exceso de visitantes.
Un ejemplo de esto es el "impuesto ecológico" que las Islas Baleares, en España, adoptaron en 2016. Este impuesto se destinó a financiar la preservación de los recursos naturales y culturales del archipiélago.
En contraste, Belice ha estado aplicando cargos a los turistas desde la década de 1990 con el propósito de financiar la conservación de su arrecife de coral y una diversa variedad de recursos biológicos.
Otros destinos que cobran a los turistas incluyen Bali, Barcelona, Francia, Austria, Croacia, Costa Rica, Nueva Zelanda y, más recientemente, Islandia.
No obstante, ningún país ha instaurado previamente una tarifa de acceso como la de Venecia. La mayoría de los destinos incorporan un tributo turístico en la tarifa de hospedaje o lo agregan como un costo adicional en el billete de avión o en la visa de turista. Esta será la primera ocasión en que los visitantes de un solo día deberán abonar por el ingreso a una ciudad.
Asimismo, el propósito final del impuesto es diferente. En el caso de Baleares o Belice, los tributos se recopilan de manera específica para financiar proyectos orientados hacia el turismo sostenible.
Por otro lado, la tarifa de acceso a Venecia no tendrá un destino específico para un fondo particular. Según lo indicado por Venturini, los fondos recaudados de los visitantes solo se emplearán para cubrir los gastos del sistema de reservas.
Varios destinos que han experimentado problemas de exceso de turismo, como Machu Picchu o la Antártida, han establecido un tope diario en cuanto al número de personas permitidas en un solo día.
No obstante, Venecia, según explicó Venturini, es una ciudad y no un destino turístico, y fijar un límite a los visitantes contravendría el derecho constitucional de libre circulación en Italia.
De acuerdo con Valeria Duflot, fundadora de Venezia Autentica, una entidad dedicada a fomentar el turismo sostenible en Venecia, solo se requiere una pequeña dosis de investigación.
Ella propone pasar algunas noches en la ciudad (de esta manera, podrá experimentar Venecia una vez que los turistas se hayan retirado) y, si es factible, optar por alojamiento de propiedad local, gastar dinero en restaurantes y adquirir souvenirs de establecimientos locales. También aconseja elegir guías turísticos locales con licencia completa.
Chiuch también resalta que una parte de la solución radica en generar conciencia. “Siempre hablo a los visitantes sobre los desafíos que tiene Venecia, como el impacto negativo de los cruceros”, dijo, “y les doy consejos sobre cómo salirse de los caminos trillados y evitar detenerse en áreas congestionadas”.
Asimismo, sostiene que promover prácticas sostenibles puede contribuir a que los visitantes tomen mayor conciencia de su responsabilidad en la preservación de la ciudad. “Siempre digo a los visitantes que Venecia es parte de nuestro patrimonio humano colectivo”, afirma, “por lo que preservar su belleza es una responsabilidad colectiva”.
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