Desde Misiones a Tierra del Fuego, o desde Corrientes a La Rioja, hay muchos lugares para poder acercarte a todos los animales que habitan en nuestro país.
De Misiones a Tierra del Fuego, o de Corrientes a La Rioja, estos sitios permiten disfrutar de la increíble fauna de nuestro país.
Observar los animales que habitan en determinados lugares juntos con sus ambientes, es decir la fauna de una zona, es una actividad que despierta entusiasmo y alegra tanto a adultos como a niños. Ya sea que lo hagamos por nuestra cuenta o participando en una excursión con las instrucciones de un guía, hallar un ejemplar de la especie que estamos buscando nos brinda una gran satisfacción.
Tener la posibilidad de estar en contacto directo con la fauna local, observar cómo se relacionan con su entorno y capturar imágenes de especies en su hábitat natural es una experiencia invaluable.
En Argentina, las oportunidades para el avistamiento son impresionantes debido a su vasta biodiversidad. Gracias a su variedad de climas y paisajes—que van desde montañas cubiertas de nieve hasta la selva misionera, desde la estepa hasta las Yungas o humedales—el país se convierte en un destino ideal para observar una amplia gama de especies animales.
A continuación, te presentamos 10 lugares en el país donde puedes observar de cerca diversas especies, desde ballenas, pingüinos y lobos marinos, hasta flamencos, cóndores, coatíes y tucanes, entre muchos otros.
Es el parque nacional más reciente del país: el 30 de junio, el Senado aprobó de manera definitiva la ley, estableciendo así un auténtico refugio para los entusiastas de las aves.
La laguna de Mar Chiquita, ubicada en Córdoba, alberga tres de las seis especies de flamencos existentes en el planeta. La especie austral es la más numerosa y se puede observar durante todo el año. Los censos más recientes han estimado una población de aproximadamente 350 mil individuos.
Aunque los flamencos rosados son emblemáticos de esta área, se pueden observar más de 380 especies de aves. Entre ellas se encuentran: el biguá, el falaropo común, el tero real, la parina chica, el playerito rabadilla blanca, la cigüeña, las garzas blancas y moras, la espátula y el cisne de cuello negro.
En este lugar se encuentra casi el 36% de la avifauna nacional y el 66% de todas las especies de aves migratorias y costeras registradas en Argentina.
Estar en el borde de esta cuenca endorreica, que abarca aproximadamente 600 mil hectáreas y destaca por su alta salinidad, es suficiente para observar todos estos ejemplares. Sin embargo, también existen alternativas para los turistas más audaces que desean explorar estas aguas salinas más de cerca.
Desde Miramar, el único asentamiento a la orilla de la laguna, se coordinan paseos en embarcaciones. La empresa Michelutti Excursiones ofrece una amplia gama de actividades, como navegación en un barco pirata durante una hora, recorridos por el Gran Hotel Viena y la Colonia Muller, y avistamiento de aves.
En Altos de Chipón, un pueblo cercano al Parque Nacional, el establecimiento Rancho Viejo organiza varias excursiones a pie. Una de las opciones es una caminata de 12 kilómetros en total, que atraviesa el centro del bosque nativo, pasando por áreas de matorrales bajos y altos, praderas y fuentes, hasta llegar a la desembocadura del río Garabato. El retorno se realiza a lo largo de la costa de la laguna. La excursión tiene una duración de 4 horas y cuesta 15 USD por persona.
Entre las actividades disponibles se incluyen paseos a caballo, recorridos en bicicleta, caminatas por senderos autoguiados y excursiones en kayak. En torno a la laguna también se encuentran mamíferos, aunque son difíciles de observar. En las zonas menos visitadas viven pumas, pecaríes, corzuelas y el aguará guazú, una especie en peligro de extinción.
Cómo llegar: Desde Buenos Aires hasta Mar Chiquita son 737 km, tomando RN 9 hasta Rosario, RN 11 hasta Santo Tomé, RN 19 hasta El Tío y RP 3.
Las protagonistas de esta zona son las ballenas francas australes. Se calcula que aproximadamente 1.700 de estas ballenas arriban entre mayo y principios de diciembre a las orillas del Área Natural Protegida Península Valdés, que ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con un enfoque particular en el golfo Nuevo, que se extiende por el sur de la Península y Puerto Madryn.
Para observarlas, hay varias alternativas disponibles. La opción más accesible, ya que no tiene costo, es visitar el Área Natural Protegida El Doradillo, ubicada a 17 km del centro de Puerto Madryn, donde se puede avistar a las ballenas desde la playa. Este es uno de los mejores sitios debido a que las aguas son profundas y tranquilas, permitiendo que las ballenas se acerquen a escasos metros de la orilla. Además, es posible ver numerosas madres con sus crías.
Otra opción es participar en una excursión en barco que zarpa desde Puerto Pirámides, la localidad principal de la península, situada a 93 km de Madryn. Estos paseos tienen una duración aproximada de una hora y media y son dirigidos por guías especializados. También es posible observar la fauna desde un submarino turístico, el "Yellow Submarine", que sale desde Puerto Madryn.
No obstante, las ballenas no son los únicos animales que atraen a los visitantes en esta área. Puerto Madryn también es conocida por sus excursiones de snorkel con lobos marinos, lo que permite interactuar con los juguetones cachorros.
Estas actividades están disponibles durante todo el año. Según la temporada, se proporcionan trajes de neoprene estándar o trajes secos, que permiten disfrutar sin pasar frío. Ambos tipos de trajes facilitan la flotación, por lo que la experiencia es accesible para todos, incluso para aquellos que no saben nadar.
La actividad es altamente recomendada, aunque para quienes prefieren no entrar al agua, el Área Natural Protegida Punta Loma, situada a 17 km de la ciudad, ofrece un apostadero fijo de lobos marinos de un pelo, los cuales se pueden observar desde una embarcación o desde la orilla.
Entre mediados de septiembre y finales de marzo, la zona también ofrece la oportunidad de observar pingüinos. Actualmente, Península Valdés alberga la mayor colonia reproductiva de pingüinos de Magallanes en el mundo. Estos se pueden ver en el mirador de Punta Cantor, en Caleta Valdés, o en la colonia de Punta Norte, ubicada en los terrenos de la estancia San Lorenzo.
Otra alternativa es visitar la colonia más reciente, situada en Punta Ninfas, a la que se accede a través de la estancia El Pedral. Sin embargo, el lugar por excelencia para disfrutar de los encantadores pingüinos es Punta Tombo, una de las mayores reservas continentales para esta especie, ubicada a 185 km al sur de Madryn y a 122 km de Trelew.
Los meses de septiembre y octubre son ideales para avistar elefantes marinos. Las mejores ubicaciones para observarlos son la playa de Punta Delgada y Caleta Valdés, así como en Punta Ninfas, a la entrada del Golfo Nuevo.
Además de todo esto, las orcas se pueden observar en la región durante todo el año, pero para presenciar su actividad más impresionante, que ocurre entre febrero y abril, cuando nacen los lobos y elefantes marinos, se recomienda visitar entre estos meses. En las costas de la península, las orcas realizan un espectáculo único conocido como varamiento intencional: emergen de las aguas para atacar a las crías jóvenes en las playas rocosas y luego esperan las olas para regresar al océano.
De diciembre a abril, también se ofrecen excursiones desde Madryn para avistar delfines, y durante el resto del año, el Puerto de Rawson organiza observaciones de delfines patagónicos. Para llegar, Puerto Madryn se encuentra a 1.300 km de Buenos Aires por RN 3. Aerolíneas Argentinas y Flybondi ofrecen vuelos directos y también hay colectivos directos desde Retiro.
A 35 kilómetros al sur de Santa Rosa, la capital de La Pampa, el Parque Luro abarca 7.600 hectáreas de terreno protegido que combina historia y naturaleza en sus rutas turísticas.
Este área fue el primer coto de caza en Argentina, donde se introdujeron los primeros jabalíes y ciervos colorados provenientes de Europa. Actualmente, la reserva es el destino ideal para observar estos ciervos, ya que ahora los únicos "disparos" que reciben los animales son los de las cámaras fotográficas.
Aunque el parque está abierto a los visitantes durante todo el año, la mejor temporada para visitarlo es entre marzo y abril. En estos meses, el bosque de caldén resuena con el bramido de los ciervos, que están en plena época de cortejo para establecer y defender sus harenes.
El Parque Luro no solo permite observar ciervos, aves y otras especies, sino que también ofrece un recorrido guiado por el Castillo, una antigua residencia de campo cuyo edificio se inició en 1905. El castillo conserva el diseño y el mobiliario original de los primeros dueños, Pedro Olegario Luro y Antonio Maura.
También se puede explorar una sala de carruajes que alberga 15 vehículos antiguos, así como las caballerías donde se preparaban los caballos que tiraban de estos carruajes.
Para observar una variedad de animales, hay cinco senderos de distintas longitudes y fácil recorrido. Durante la caminata, se puede apreciar la vegetación y fauna locales. Ciervos, jabalíes y zorros son algunos de los mamíferos que se encuentran comúnmente en el bosque, además de 160 especies de aves que habitan en hábitats terrestres y acuáticos. Al caminar, también se revela la distintiva flora del área.
El acceso al parque tiene un costo de $100 e incluye el uso de un área de parrillas, un parque infantil y un servicio de enfermería. Además, el parque cuenta con un camping completo y cuatro cabañas totalmente equipadas, así como un restaurante, una tienda de provisiones y una piscina.
Cómo llegar: El Parque Luro se encuentra a 35 km al sur de Santa Rosa y a 645 km de Buenos Aires por RN 5 y RN 35. Aerolíneas Argentinas ofrece vuelos a Santa Rosa, y también hay servicios de autobús desde Retiro (entre 7h 15' y 11h).
Situada a 22 kilómetros de Puerto Deseado, esta diminuta isla de origen rocoso posee una destacada riqueza biológica y es reconocida por ser el punto más austral y próximo al continente donde se pueden observar los pingüinos de penacho amarillo. Estos pingüinos también habitan en las Islas Malvinas, la Antártida y los Estados Unidos.
Estos pingüinos arriban en octubre para anidar y se quedan hasta abril. Se distinguen por las plumas amarillas en los costados de la cabeza, los ojos rojos y el pico de tono anaranjado. Apodados “salta rocas” debido a su nombre en inglés, rockhopper, suelen ser vistos en los acantilados, a los que acceden escalando con destreza.
Entre los meses de abril y septiembre, estas aves pasan su tiempo en alta mar, buscando su alimento en crustáceos, peces y cefalópodos. Cada primavera, retornan a la costa para reproducirse, y suelen reunirse con la misma pareja que tuvieron el año anterior. En la isla, congregan alrededor de 3.000 individuos, lo que equivale a aproximadamente 1.200 parejas reproductoras.
En diciembre, comienzan a aparecer los primeros polluelos, que permanecen en la isla bajo el cuidado tanto de la madre como del padre. Durante el período de marzo a abril, es posible ver a los jóvenes pájaros cambiando su plumaje. Darwin Expediciones ofrece excursiones desde Puerto Deseado a partir de la segunda semana de octubre, con un costo de US$ 75 por persona.
El acceso a la isla se realiza tras una travesía de una hora en barco. En el recorrido, no solo se pueden observar los encantadores pingüinos de penacho amarillo, sino también pingüinos de Magallanes y lobos marinos de un pelo. Además, las toninas overas, uno de los delfines marinos más diminutos del planeta, suelen nadar y brincar alrededor de las embarcaciones, mientras que también es posible ver delfines australes y aves como albatros y petreles.
La visita a la isla incluye también un recorrido por las ruinas de una antigua factoría de lobos marinos, en funcionamiento a finales del siglo XVIII, y un viejo faro.
Cómo llegar: Puerto Deseado se encuentra a 2.090 km de Buenos Aires a través de RN 3 y RN 281. El aeropuerto más cercano es el de Comodoro Rivadavia. Desde allí, se debe recorrer 293 km hasta Puerto Deseado, con opciones de colectivo como La Unión o Coop. Sportman (3h 15').
Las Cataratas del Iguazú sin duda se destacan como el principal atractivo de esta reserva natural. No es casualidad que sean reconocidas como una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo y que la Unesco las haya designado Patrimonio de la Humanidad. Con sus 275 caídas de agua, incluyendo la impresionante Garganta del Diablo, que se eleva a 82 metros, atraen a miles de visitantes cada año.
Además de sus majestuosas cascadas, la vida silvestre es otro gran aliciente para aquellos que exploran la selva. El Parque Nacional Iguazú es hogar de la mayor diversidad biológica de la ecorregión de la selva paranaense en Argentina. En este entorno se encuentran más de 418 especies de aves, coexistiendo con animales como yaguaretés, peces, tortugas y monos, entre otros.
Mientras recorres las pasarelas, es posible observar una gran variedad de mariposas de diversos colores que a menudo se posan sobre los visitantes. Entre la fauna del parque se encuentran coatíes, tucanes, urracas, vencejos de cascada, tortugas, agutíes, jotes, lagartos, biguás y benteveos, visibles en distintas áreas, como en el trayecto hacia la Garganta del Diablo.
La vegetación también aporta un atractivo especial al entorno: se pueden ver numerosas lianas, epífitas y helechos. En áreas específicas, la selva presenta dominancia de ciertas especies, como el bosque de palmito y el palo rosa, un majestuoso árbol de aproximadamente 40 metros de altura, así como el laurel y el guatambú.
La entrada al parque tiene un costo de $1.200 para adultos, con un 50% de descuento en el segundo día. Se sugiere no perderse el recorrido nocturno bajo la Luna llena. Este tour tiene un precio de $12.000, dura dos horas y media y ofrece la oportunidad de observar especies que no se ven durante el día. Además, incluye parrilla libre al finalizar la visita al parque.
Para llegar, se debe viajar desde Buenos Aires a Puerto Iguazú, recorriendo 1.275 km por RN 14 hasta el cruce San José, luego RN 105 y RN 12.
Esta reserva de la puna riojana acoge un conjunto de lagunas altoandinas salinas e hipersalinas situadas a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar.
Entre las cuencas endorreicas destacadas se encuentra Laguna Brava, un vasto cuerpo de agua que se extiende por 17 km de largo y 3 km de ancho, cubriendo aproximadamente 5.000 hectáreas a unos 4.230 metros de altura. Otra laguna notable es Laguna de Mulas Muertas, situada al norte de la anterior, a 4.000 metros de altitud y con una extensión cercana a las 700 hectáreas.
En 2003, esta región fue designada como sitio Ramsar debido a su relevancia como uno de los humedales más significativos de la región, gracias a su rica biodiversidad.
Estas lagunas sirven de hábitat para diversas aves migratorias, tanto endémicas como en peligro de extinción, como los flamencos altoandinos y las parinas grandes y pequeñas. La mejor época para observarlas es entre septiembre y marzo, con el período ideal hasta mediados de octubre, cuando el vibrante color rosado de las aves alcanza su punto máximo.
Además, el área actúa como refugio para varios mamíferos, predominantemente camélidos como las vicuñas y los guanacos.
La compañía Cuesta Vieja Turismo organiza una excursión que parte desde Chilecito. El recorrido incluye lugares como la Cuesta de Miranda, Villa Unión, Villa Castelli, Vinchina, Cuesta de La Troya, Jagüé y Cuesta del Peñón, entre otros. La actividad tiene una duración aproximada de 8 horas.
Cómo llegar. Desde Buenos Aires, el viaje a Laguna Brava cubre 1.590 km a través de RN 9 hasta Córdoba, RN 38 hasta Patquía, RN 150 y RN 76. Se puede tomar un autobús desde Retiro hasta Chilecito (18 hs 30'). También se puede volar a La Rioja capital con Aerolíneas.
Pantanos, cursos de agua y cuerpos lagunares son los ecosistemas más destacados de este destino ideal para quienes disfrutan de la naturaleza. En las 195.094 hectáreas del parque, se destacan los campos de pasto, las formaciones de palmas de caranday y los bosques autóctonos, todos ellos ofreciendo hábitats óptimos para diversas especies animales.
Algunas áreas de estos humedales están protegidas como parque nacional, otras son parte de parques o reservas provinciales, y otra fracción está gestionada por la fundación Rewilding Argentina.
Existen un total de 9 entradas al área, de las cuales cuatro pertenecen a la sección del Parque Nacional y tienen accesos independientes, situándose dentro de la Reserva Natural del Iberá en Corrientes. El acceso Cambyretá se encuentra en el lado norte de la reserva, mientras que los accesos San Nicolás y Carambola están ubicados en el lado oeste, y el acceso Laguna Iberá en el sureste.
En toda la región protegida, residen numerosas especies, incluyendo inambúes, caimanes negros y overos, y carpinchos, que están siempre presentes. Además, se pueden encontrar especies en peligro de extinción como el ciervo de los pantanos, el aguará guazú, los monos capuchinos, corbatitas y otras aves que habitan en los pastizales, las cuales encuentran aquí un santuario.
Iberá es un destino muy apreciado por los aficionados a la observación de aves, ya que alberga más de 400 especies diferentes, incluyendo varias en riesgo de extinción, como el cardenal amarillo, la monjita dominicana y el yetapá de collar, que es el símbolo del parque.
Asimismo, en esta área de conservación se están reintroduciendo especies que habían desaparecido localmente, como el oso hormiguero, el tapir, el pecarí de collar, el ciervo de las pampas, el ocelote, el lobo gargantilla y el yaguareté. El acceso al parque no tiene costo. En los diversos puntos de entrada se ofrecen actividades como ciclismo de montaña, paseos en bote, kayak, y equitación, entre otras.
Cómo llegar: Para llegar a Colonia Carlos Pellegrini desde Buenos Aires, se debe recorrer una distancia de 802 km a través de RN 9, RN 12, RN 14, RN 119 hasta llegar a Mercedes y luego tomar RP 40. Las aerolíneas Aerolíneas Argentinas, JetSmart y Flybondi ofrecen vuelos a Corrientes desde $9.200 ida y vuelta. Desde Corrientes capital, que está a 360 km de Carlos Pellegrini, se puede tomar un autobús a Mercedes (3 horas, $1.390) y luego continuar con Iberá Bus (3 horas, $1.500).
También se puede tomar un autobús desde Retiro a Mercedes (8 horas) desde $6.160 en semicama, con un 20% de descuento si se usa la tarjeta 365.
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