Las adoquinadas calles de Villa Tulumba, un pueblo de 2.500 residentes ubicado al norte de la provincia de Córdoba, están viviendo una agitación sin precedentes. Desde que recibieron la confirmación de su nominación en un prestigioso certamen internacional que resalta a las localidades más encantadoras del mundo, la alegría es palpable en cada rincón.
Así es el pueblo mas antiguo de Córdoba, candidato a ser el "más lindo" del mundo
Villa Tulumba, un pueblo con 2.500 residentes, representa uno de los ocho lugares de Argentina seleccionados como candidatos en un reconocido certamen.
Previamente a convertirse en uno de los nominados para la cuarta entrega del certamen "Mejores Pueblos Turísticos", una iniciativa promovida por la Organización Mundial del Turismo, ya habían obtenido los títulos de "Pueblo Auténtico" y "Pueblo Histórico Nacional". Esto es el resultado del continuo esfuerzo de los habitantes de Tulumba, conocidos por su hospitalidad hacia los visitantes, así como por su dedicación a preservar tanto su patrimonio arquitectónico como sus preciosos entornos naturales.
Afirman que este es el misterio que permite a los visitantes impregnarse de historia desde su arribo, transportándolos brevemente a la era colonial y a los eventos que dieron forma a nuestra nación. En una conversación con colegas de Infobae, escuchamos el relato de Lucía Bulacios, quien ocupa el cargo de Secretaria de Turismo de Tulumba, y de Laura López, una guía con dos décadas de experiencia en el lugar.
Cómo es el pueblo jujeño que queda en lo más alto de Argentina
Recientemente, la Subsecretaría de Turismo de la Nación anunció los ocho postulantes que representarán a Argentina en la competencia destinada a promover y destacar a los pueblos turísticos ubicados en áreas rurales: Caviahue – Copahue, dos localidades adyacentes en Neuquén; Saldungaray, un pueblo de la provincia de Buenos Aires; Barrancas, situado en la puna jujeña; Campo Ramón, en la región selvática de Misiones; Los Chacayes en Mendoza; Urdinarrain en Entre Ríos; Gaiman, en Chubut; y Villa Tulumba.
“Cuando empezamos a formular el proyecto sabíamos que en mayo nos iban a decir si habíamos quedado seleccionados o no, y la verdad es que la procesión iba por dentro, pero ahora esta instancia ya es un espacio ganador para toda la comunidad, por el empuje y la trascendencia que nos ofrece ser uno de los destinos argentinos que destacan, y lo estamos celebrando y disfrutando”, manifiesta Bulacios, que además de ser secretaria en el área de turismo, también es nacida y criada en la localidad.
El casco histórico
A menos de 150 kilómetros de la ciudad de Córdoba, hay alternativas de transporte público disponible, y en vehículo se puede llegar utilizando la Ruta Nacional 9, o la Ruta Nacional 60, tomando la Ruta Provincial 16 en Deán Funes o en San José de la Dormida.
“Generalmente el turista llega y va a la oficina de la Secretaría de Cultura y Educación, que está en frente de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, donde se les hace una introducción de todo lo que pueden visitar, y luego vienen al Centro de Interpretación para aprender sobre el Camino Real”, cuenta Laura, guía de la localidad, que transmite el amor por sus pagos con mucho compromiso.
Considerado como un "museo al aire libre", y el asentamiento más antiguo de Córdoba -recibió el título de "Villa" el 3 de octubre de 1803 por orden del rey Carlos IV de España-, está repleto de detalles que se destacan tanto durante el día como durante la noche. Al caer el sol, las antiguas farolas iluminan el centro histórico con tonos amarillos y naranjas, y las mansiones de los siglos XVIII y XIX parecen estar congeladas en el tiempo.
“Los veredones altos, y los techos a dos aguas se conservan en algunas edificaciones coloniales; posteriormente, en 1850 empezaron a adoptar características de la arquitectura europea, con casonas con techos más altos”, explica la guía.
Mientras algunos sitios conservan su aspecto intacto desde hace tres siglos, hay otros lugares donde se puede observar claramente el transcurso del tiempo, y la distancia entre ellos es mínima, apenas de diez pasos.
“La construcción de la iglesia nueva, que fue en 1882, tiene un estilo totalmente distinto a la antigua capilla, que es de 1700, y se conservan sus ruinas; están una al lado de la otra, entonces se puede palpar en primera persona cuánto puede cambiar la cultura de un momento al otro”, indica.
Permanecen erguidas algunas estructuras, dejando entrever los vestigios de lo que en tiempos pasados fue habitado: terrenos de adobe tosco con vigas de algarrobo y techumbre de cañas. “En la oficina de Cultura y Educación, la primera habitación data de 1750, y es la más antigua a la que se puede ingresar, después le sigue el predio del Centro de Interpretación, de 1850, donde se sacó el revoque de la pared para mostrar el tipo de construcción; se puede ver no solamente la fachada de estas casonas, sino también los materiales de cada zona y sus muebles originales”, describe.
Tulumba formaba parte de la ruta del Camino Real, donde su principal labor consistía en la crianza y engorde de mulas, las cuales se comercializaban en la región del Alto Perú.
“Desde sus inicios fue una población destacada a nivel económico, político, y religioso. Fue un centro de transacciones comerciales en una etapa clave de nuestra historia”, agrega Lucía. “La revalorización de eventos que marcaron la época colonial generaron diferentes cambios políticos y sociales que dieron vuelta la página en nuestra historia, es uno de los focos en los que se viene trabajando hace más de una década; y es increíble que hoy podamos recorrer en auto el mismo camino donde hace 200 años iban carretas acarreadas con mulas”, comenta Laura.
"Las cuatro esquinas", la intersección de las calles principales, es un lugar de parada obligatoria, al igual que la residencia de la familia Reynafé, una de las más poderosas del país, donde se planificó la masacre de Barranca Yaco, que culminó con el asesinato del general Facundo Quiroga en 1835. En esa época, prevalecían los conflictos entre unitarios y federales, incluso surgían desavenencias internas entre los partidarios de una misma ideología.
“Guillermo Reynafe fue un irlandés que conoció aquí a su esposa, doña Claudia Hidalgo Torres, y tuvieron 12 hijos, cuatro de ellos estuvieron relacionados con lo militar y fueron gobernadores de Córdoba”, detalla la guía, para contextualizar la muerte del caudillo riojano. “Quiroga venía de otra zona a explorar estas tierras, y le avisaron que en Tulumba había unos caudillos que no lo iban a dejar avanzar por sus ideas federales, que lo iban a esperar para matarlo, pero él desoyó esa advertencia, siguió a pesar de todo, y lo asesinó un lugareño, Santos Pérez, a quien le pagaron a penas una limosna”, narra.
Algunos nombres quedaron relegados al olvido, pero existen autores que los han rescatado. Laura hace referencia al libro "Lorenza Reynafé", escrito por Mabel Pagano, el cual destaca el papel de la hermana de los Reynafé como una mujer de firmeza y carácter, quien en más de una ocasión lideró el grupo y sirvió como intermediaria en la toma de decisiones cruciales.
“Nosotros pasamos un video en el Centro de Interpretación, que dice la frase: ‘Si la historia no se recuerda, está condenada a repetirse’, porque creemos que es así, que debemos recordar más de nuestro pasado”, expresa.
La plazoleta dedicada al Granadero José Márquez y la residencia del sacerdote Hernán Benítez, quien fungió como confesor de Eva Perón, también son lugares de interés para los visitantes. Con el fin de preservar la estética del pueblo, se ha acordado el uso específico de ciertos colores en las fachadas y estructuras, con el propósito de mantener una coherencia arquitectónica en el área histórica. Actualmente, se está trabajando en la formulación de un código de construcción que estandarice y regule estos criterios.
El significado de “Tulumba”
En una de las paredes del centro histórico se encuentra un mosaico con la siguiente inscripción: “Lindo el nombre, bello el pueblo. Buena gente, fragante el pan. Quien le ame, por todo ello, deje las cosas como están”. Este extracto proviene de un poema atribuido al escritor cordobés Oliverio de Allende, y suscita la interrogante sobre el significado de la palabra que identifica a esta comunidad.“Algunos dicen que significa ‘Aguada del Tala’, o ‘Lugar donde hay agua’, pero hay varias teorías, siempre que me consultan yo les empiezo a contar sobre nuestra cultura aborigen, nuestros antepasados, esas generaciones que eran descendientes de aborígenes, que conocían españolas que llegaban y se formaban familias”, indica Laura.
Hace alusión a los habitantes autóctonos, los sanavirones, quienes dejaron un valioso legado cultural. En los recorridos por el campo se pueden descubrir pinturas rupestres en piedras y diversas conanas. A unos 70 kilómetros de Tulumba se sitúa la reserva natural Cerro Colorado, que alberga más de 35.000 petroglifos de los comechingones.
“Nuestras raíces no nacen a partir de los españoles solamente, sino de nuestras etnias primitivas, y por eso, después de tantos años que llevo haciendo esto, de charlar con historiadores y profesores, una de las versiones, no documentadas, que podría ser la correcta, refiere a que ‘Tulumba’ es un vocablo quechua, que referiría a la frase ‘sombra de la luna en la laguna’ o ‘sombra de la luz en la laguna’”, revela. Sin embargo, el gran interrogante es a qué laguna se referiría, si en el propio pueblo no había una.
“Como en realidad todo el departamento se llama Tulumba, que es finito y largo, de este a oeste en toda la provincia de Córdoba, y tiene como cabecera a Villa Del Valle de Tulumba, también incluye a la Laguna de Mar Chiquita. Por ende, una conclusión posible es que de allí provenga el significado”, comenta la guía turística.
Los alrededores naturales que rodean la zona urbana son otro encanto del lugar, con bosques naturales y vegetación nativa, perfectos para disfrutar de actividades recreativas al aire libre. “Hay muy poco llano, es todo montaña, entonces la gente se sorprende de la altura, de los ríos cristalinos, y el turismo rural se convirtió en una opción que muchos eligen para complementar su visita”, manifiesta.
“La gente ayuda muchísimo a conservarlo, se trabaja en un turismo sustentable y sostenible para que la esencia no se pierda. Hay cero desmonte, no se hacen fogatas, y el turista es muy respetuoso, no prende fuego en ningún lado, porque entienden que además Córdoba tiene riesgo de incendios forestales gran parte del año”, señala la secretaria de turismo. Y marca que cada verano brindan caminatas saludables, a lo largo de todo el mes de enero y febrero, totalmente gratuitas. “Se hacen con profesores de educación física, y tuvimos muy buena convocatoria, por eso se siguen haciendo, y también tenemos otras opciones pagas, como los trekking, pero hay una amplia gama de alternativas económicas, tanto para las salidas como para los hospedajes y los servicios que se brindan”, asegura.
Ofrecen una actividad llamada “Caminando chacareras”, que implica sumergirse en una experiencia repleta de sonidos folclóricos, relatos históricos y degustación de platos típicos de la región.
“Los llevamos a sentarse debajo del tala donde Doña Dominga Suárez, una personalidad muy importante de Tulumba, solía bailar y comer pan casero, para que revivan esa experiencia”, cuenta Laura. Se refiere a la bailarina del monte, con dotes excepcionales para danzar chacareras hasta muy avanzada edad, a la que Carlos Di Fulvio le dedicó un tema que encabeza el cancionero popular argentino, “Campo afuera”. “Es muy lindo porque se arman peñas, se ponen a cantar con guitarreadas, y se ceba el mate a las brazas mientras degustan el pancito casero”, describen.
Los habitantes locales destacan por sus deliciosas preparaciones, entre las que se incluyen meriendas caseras, empanadas crujientes y suculentos platos de cabrito a la parrilla. Además, los emprendimientos locales ofrecen una amplia variedad de productos artesanales.
“Tenemos un artesana que adoramos, Adela Suárez, que ella hace tejidos en telar, dulces y licores artesanales, y cada vez que vienen los turistas nos piden conocerla, entonces los llevamos hasta su casa, y ahí pueden ver todo el detrás de escena: desde donde saca las frutas hasta la producción y la venta de los licores, de limón, de mandarina, de naranja, de tomillo, entre otras delicias que prepara”, cuenta Lucía.
Pueblo de fe
La celebración anual en homenaje a la Virgen del Rosario, la santa tutelar de Tulumba, es un destacado acontecimiento que reúne a una multitud de más de 20.000 devotos cada año, típicamente celebrado en octubre, generalmente el segundo domingo del mes.
“Desde la llegada de la imagen de la Virgen, que fue en Córdoba en 1595 y en Tulumba en 1645, se ha mantenido la esencia religiosa, e incluso se ha conservado la imagen original, de más de 300 años de antigüedad, que es la misma que se sigue sacando al pueblo durante la procesión”, indica Laura. Dentro del templo se luce además un antiguo tabernáculo, tallado en madera de cedro paraguayo pintado en hojas de oro para la Iglesia de la Compañía de Jesús de la Ciudad de Córdoba, y colocado en la iglesia tulumbana luego de la expulsión jesuita.
Antes de que el pueblo se destacara como destino turístico, la mayor afluencia de visitantes se debía al turismo religioso, pero ahora la temporada se ha ampliado, y cada fin de semana reciben visitas de turistas.
“Llegan durante todo el verano, también en Semana Santa, los fines de semana largo, las vacaciones de invierno, y durante nuestra ‘Semana de Tulumba’, que siempre se hace a fines de enero, hasta el 3 de febrero, en homenaje al granadero José Márquez, uno de nuestros héroes, que tuvo su bautismo de fuego en la batalla de San Lorenzo y perdió la vida allí, según el parte que el propio José de San Martín envió al gobierno de Buenos Aires”, enumeran. Tienen capacidad para hospedar a 200 personas, y una vez que las plazas se llenan, las localidades vecinas, que están a 15 minutos de distancia, también abren sus puertas.
En el pasado, la hostería municipal se encontraba en estado de abandono, pero fue restaurada y ahora tiene la capacidad de alojar a grupos de hasta 45 personas, lo que la hace perfecta para recibir contingentes de visitantes.
“El turismo es una alternativa para quedarse en el lugar que uno quiere, las posibilidades laborales se amplían, y muchos jóvenes que se han ido para estudiar, después de recibirse vuelven para ejercer su profesión aquí, y por eso es un sueño cumplido que tanta gente está interesada en conocernos, porque representa una oportunidad única”, expresa Laura, emocionada por los progresos que ha presenciado de primera mano como residente y guía. Usualmente, las personas se van por razones educativas, pero poco a poco la situación está cambiando para mejor.
La Escuela Primaria "Obispo Olegario Correa" y el Instituto de Educación Secundaria Nº 125 "Lidia Pura Benítez" son muy apreciados por los residentes locales, ya que han sido fundamentales para varias generaciones. Además, en las localidades cercanas hay instituciones de educación terciaria que ofrecen certificados en una variedad de campos profesionales.
“La vocación de los docentes, que nos han formado con mucho amor por el pueblo, es muy importante, y para poder vivir del turismo tenemos que educarnos todos; nuestra nuestra mayor meta es ayudar a que cada emprendedor pueda vivir de sus productos”, proyecta Lucía. También cuentan con un hospital en la zona, para asistir tanto a turistas como habitantes.
“Uno tiene que ofrecer todo lo mejor que tenga, y si algo nos caracteriza es la idiosincrasia y la calidez de la gente, que charla con los turistas, que siempre valoriza el saludo, la solidaridad, el ‘buen día’, el ‘gracias’. La verdad es que todos nuestros habitantes son guías turísticos; si llegás a cualquier esquina y les preguntás por cualquier duda, el habitante te va a poder decir dónde estás parado, y un montón de datos, porque el amor y el sentido de pertenencia es muy fuerte”, destacan. Todos y cada uno están predispuestos a ayudar, sienten orgullo de ser representantes, y quieren que todo el que se vaya, ansíe volver.
En Tulumba es común tomar la siesta, y ambas entrevistadas coinciden en que es un momento muy placentero. “Es algo que nos dicen mucho los turistas, que es un lugar muy lindo para poder descansar, por el silencio total, y que desaparecen los problemas porque todo tiene otro ritmo”, garantizan. Ante la pregunta de qué es lo que más les gusta de su lugar natal, Lucía destaca “el aire que se respira”, las calles empedradas, y la gran panorámica que ofrece el mirador del monumento Cristo de los Granaderos, desde donde se puede ver todo el pueblo. “Es muy tranquilo y no se cambia por nada trabajar en el lugar que uno ama; lo hago con pasión por ese mismo motivo”, indica.
Laura resume todo en una frase: “Ser de Tulumba es lo que más me gusta”. Nada le gusta más que contar la historia de la localidad, lo hace de corazón, y con su tonada hipnotiza a los turistas, que la escuchan calmos y atentos para conocer la cultura, las costumbres, los colores y los sabores representativos. “Trato de explicarles con palabras sencillas lo que uno siente, lo que es nuestra forma de vida, y muchas veces me dicen: ‘Tan bonito que es Tulumba, y no se conoce tanto’, y eso es porque por más que trabajemos mucho, quizás hasta ahora nunca habíamos tenido la oportunidad de mostrar todo lo que hace que realmente sea uno de los pueblos más lindos del mundo”, dice, orgullosa y emocionada por la nominación.
En anteriores ocasiones del certamen internacional Best Tourism Villages, se destacaron lugares como Caspalá, en Jujuy, y La Carolina, en San Luis, por su aprecio a los entornos naturales y su riqueza cultural. Aún no se ha anunciado la fecha para conocer a los ganadores del 2024, pero mientras tanto, estos lugares disfrutan del momento actual, donde comienzan a ver los resultados de años de dedicación y trabajo arduo.
“Cada uno de las personas que están en turismo le ponen el alma, es un trabajo mancomunado de toda la comunidad, porque antes los turistas venían a merendar y estaba todo cerrado, no les podíamos ofrecer los servicios básicos para que se sientan como en su casa, que puedan ir a una peñita, y con el paso del tiempo todo eso se fue construyendo; hoy en día el que llega tiene hospedajes para elegir, variedad de lugares dónde comer, ya está todo organizado y listo para que Tulumba pueda brillar en todo su esplendor”, proyecta la guía tulumbana.
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