Es una localidad única que compite, representando a Entre Ríos, por el título de la mejor villa turística en el certamen internacional Best Tourism Villages, organizado por las Naciones Unidas.
Las bicis quedan sin candado frente al museo de Urdinarrain.
¿Por qué? Porque esta pequeña localidad, de apenas 10 mil habitantes, en su mayoría descendientes de europeos, pone todo su empeño en lo que realiza, y eso se refleja en cada rincón: no solo en su famoso dulce de leche, sino también en el queso, el yogurt, los vinos, las cervezas y en las comidas tradicionales de las colonias, que se disfrutan durante las festividades locales.
Recorrer el tambo La Pequeña, donde se elabora un dulce de leche completamente natural, es otro motivo para visitar este pintoresco pueblo, ubicado a solo tres horas de Buenos Aires. Pero Urdinarrain ofrece mucho más que un tambo para el turismo local: cuenta con una bodega, cuatro museos, diez iglesias de distintos cultos, un club de planeadores y un balneario fluvial con arenas blancas, ideal para disfrutar de la pesca.
La familia Wagner, en el tambo La Pequeña, produce dulce de leche repostero premiado con medalla de oro.
El Gran Capitán: un lugar a 60 km de la capital de Entre Ríos
Ubicado a 60 kilómetros de Gualeguaychú, Urdinarrain tiene como núcleo la antigua estación de tren, recientemente renovada, dentro de un extenso terreno atravesado por las vías del ferrocarril. El parque de la estación es el lugar de encuentro principal: un espacio público bien mantenido que alberga varios museos en sus alrededores.
Por estas mismas vías transitaba “El Gran Capitán”, un tren que conectaba la Capital Federal con Misiones. Hoy en día, el tren sigue circulando tres veces al día, y su bocina interrumpe la serenidad total del entorno.
A ambos lados de las vías se despliega el pueblo, que fue fundado en 1890 con el propósito de conectar dos localidades: Villa Mitre y Villa Florida. Desde este punto, se pueden seguir diferentes rutas turísticas. En la zona urbana, todo está cerca. El terreno es llano, las calles están mayormente pavimentadas y el tránsito es escaso, lo que permite recorrer los museos y las iglesias de diversas religiones en solo un par de horas.
La estación de tren está en el centro del pueblo habitado por descendiente de inmigrantes.
Las bicis quedan estacionadas en la vereda, sin candado, al estilo local. Para los entusiastas de los vehículos no motorizados, se encuentra el Museo de Carruajes, que alberga sulkys y carros de más de 100 años de antigüedad. En el mismo terreno, también se puede encontrar un museo agrícola que muestra herramientas y máquinas utilizadas en la agricultura, un museo histórico regional, y frente a este conjunto, un museo con exposiciones de diversos temas. Todos estos lugares están ubicados alrededor del parque de la estación.
“Hay un circuito autoguiado de la fe, del patrimonio histórico y de los monumentos que permite al visitante recorrer todo a sus tiempos”, asegura Stella Maris Okon, coordinadora y asesora de la dirección de Cultura y Turismo.
La Pequeña
A unos cinco kilómetros por la ruta provincial 20, en una zona de badenes cruzada por el arroyo Los Bayos y poblada principalmente por inmigrantes alemanes, se encuentran varias propiedades rurales.
Atardecer entre las vides de Urdinarrain.
Entre densos bosques donde cantan aves como cardenales, jilgueros y calandrias, se ubica el tambo La Pequeña. Este establecimiento no solo elabora un dulce de leche repostero galardonado con medallas de oro en dos concursos lácteos nacionales, sino también una variedad de quesos como tybo, reggianito, queso Holanda y saborizados. Además, produce un yogurt casero de tan alta calidad que los habitantes de pueblos cercanos viajan especialmente para adquirirlo.
El tambo pertenece a una familia de descendientes de inmigrantes alemanes del Volga, quienes arribaron a Argentina desde Rusia en barco. Federico Wagner, junto a sus dos hijos, erigió dos tambos, ubicados a solo 2 km de distancia, que aún permanecen operativos hoy en día.
La Pequeña está abierta a los visitantes: en sus instalaciones se encuentran terneros y vacas, además de un criadero de cerdos que se alimentan del suero que la industria láctea descarta. Este sistema forma parte de un circuito ecológico diseñado para prevenir la contaminación del suelo en la zona.
La productora de La Pequeña con una torta realizada con el dulce de leche repostero que es medalla de oro.
“A todo lo que hacemos le ponemos pasión. Todo lo elaboramos acá con amor, pensado para el consumo de nuestra propia familia. Así fue como ganamos la medalla de oro el año pasado y volvimos a ganar este”, cuentan Alexiana Wagner y Ricardo Surraco, hija y yerno de uno de los fundadores que llevaron sus productos al concurso nacional del Queso, Manteca y Dulce de leche de Villa María, el año pasado. Y a la copa argentina de queso con ojo y dulce de leche, este año. Su dulce de leche repostero fue distinguido con medalla de oro en las dos ferias.
Los Bayos: una bodega reconocida de Entre Ríos
Cerca de este proyecto se encuentra una bodega llamada Los Bayos, que no solo cultiva vides, sino también nueces pecanas. Este lugar está abierto al público, ofreciendo la oportunidad de vivir uno de los atardeceres más espectaculares del campo. Su propietario, Jorge Riehme, elabora vinos Merlot, Chardonnay y espumosos.
“Somos descendientes de inmigrantes. Mi abuelo paterno vino de Alemania y llegó a América cuando estalló la primera guerra mundial. Primero se radicó en Aldea San Antonio, a unos 15 kilómetros, que es una colonia de Alemanes del Volga. Luego se radicó en Urdinarrain”, dice Jorge Riehme.
Los Bayos, bodega de Urdinarrain.
“Nuestra bodega comenzó su actividad en 2017. Entonces se plantaron las primeras vides (Merlot y Chardonnay), luego agregamos las cepas Pinot Noir y Marselan, en total tenemos 2 hectáreas de viñedos. En 2020 comenzamos la elaboración de nuestros vinos en la bodega que ya habíamos construido. Elaboramos vinos y también espumantes en base a la cepa Chardonnay y con el Método Tradicional o Champenoise”, explica el productor que ofrece visitas guiadas de turistas.
Existen otros recorridos que permiten adentrarse en la vida rural de las comunidades de inmigrantes cercanas: Eduardo Morena publicó un libro donde describe más de diez rutas accesibles en bicicleta.
A los itinerarios cercanos a la estación de tren y los museos, se suman los recorridos por las aldeas alemanas del Volga, los caminos de los badenes de Los Bayos, las zonas de arena blanca, la colonia italiana, la aldea de gauchos judíos y las estancias de la región.
Visita a la bodega, en dos ruedas.
Por supuesto, no todos los destinos están tan cerca de la estación de trenes: para llegar al balneario junto al río Gualeguay, es necesario recorrer 20 kilómetros. Los ciclistas más experimentados logran llegar hasta allí pedaleando.
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