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SUSCRIBITESe puede ver desde la camiseta de Messi hasta las reliquias de San Lorenzo. El Papa Francisco, que murió a los 88 años, nunca escondió su amor por el fútbol.
El “museo del fútbol” que el papa Francisco montó en el Vaticano.
El fallecimiento del Papa Francisco, a los 88 años, causó un profundo impacto a nivel global. Su transformación en el estilo de vida, su manera de comunicarse y su liderazgo al frente de la Iglesia Católica, una de las entidades más relevantes y poderosas a nivel mundial, será recordado durante muchas generaciones.
El Sumo Pontífice destacó que, a pesar de su rol, siempre permaneció siendo Jorge Mario Bergoglio, hincha fiel de San Lorenzo con el número de socio 88235, y un apasionado del fútbol. De hecho, creó un espacio dedicado a su deporte favorito en uno de los lugares más emblemáticos para los católicos: el Vaticano. En ese rincón, estableció algo similar a un "museo del fútbol", donde exhibió una colección de obsequios que recibió durante su papado, guardados en una pequeña vitrina.
“Con una pelota de trapo se hacen milagros”. Así resumió el Papa en 2019 su perspectiva sobre el fútbol, viéndolo como algo más que un simple deporte. Desde que asumió el papado el 13 de marzo de 2013, Francisco tuvo la oportunidad de recibir a numerosas figuras destacadas del deporte y del fútbol, quienes le ofrecieron obsequios. En agradecimiento por los cientos de presentes recibidos, decidió crear un lugar especial para mostrarlos.
Los actores principales, como era de esperarse, son la selección argentina y San Lorenzo. Entre las tres camisetas del Ciclón, la que más resalta es la que tiene el nombre de Francisco en la espalda, la cual rememora el título logrado en el Torneo Local 2013, un logro que coincidió casi al mismo tiempo con su elección como Papa. De aquella visita, también se destacan los guantes del arquero Sebastián Torrico, quien fue una de las grandes figuras del equipo en ese período, un pilar fundamental en el arco durante la conquista del campeonato.
Sin embargo, uno de los objetos que más destaca entre todos es la reproducción del trofeo de la Copa Libertadores. Bajo la dirección de Edgardo "El Patón" Bauza, San Lorenzo logró alzar este trofeo internacional por primera y única vez en 2014. Una delegación compuesta por algunos de los protagonistas de ese logro histórico, junto con los dirigentes del Ciclón de aquel entonces, viajaron al Vaticano para que el Papa Bergoglio pudiera ver de primera mano este acontecimiento que quedó grabado en los anales de la historia del club.
“Ser de San Lorenzo es parte de mi identidad cultural”, comentó Francisco en ese momento. Su amor por el Ciclón comenzó en 1946, cuando tenía solo nueve años. Acompañado por su padre Mario, un ferviente seguidor del club y trabajador de los ferrocarriles, Bergoglio vivió desde las gradas del Viejo Gasómetro de Avenida La Plata las hazañas del equipo que se coronó campeón con 46 puntos, tres más que Boca Juniors y cinco por encima de River Plate.
Ese equipo de San Lorenzo marcó 90 tantos en 30 encuentros, lo que da un promedio de tres goles por partido, gracias a una delantera que quedaría inmortalizada como "El Trío de Oro", compuesto por Armando Farro, René Pontoni y Rinaldo Martino, su más grande referente.
“Nunca fue uno más y siempre fue uno de los nuestros. Cuervo de niño y de hombre... Cuervo como sacerdote y Cardenal... Cuervo también como Papa. Siempre transmitió su pasión por el Ciclón: cuando iba al Viejo Gasómetro para ver al equipo del 46, cuando confirmaba a Angelito Correa en la capilla de Ciudad Deportiva, cuando recibía las visitas azulgranas en el Vaticano siempre con felicidad total... Socio N°88235. De Jorge Mario Bergoglio a Francisco, hubo algo que jamás cambió: su amor por el Ciclón”, decía una parte del mensaje de San Lorenzo al despedir al Papa, quien recibía los resultados a través de un “guardia suizo”.
Entre las otras valiosas reliquias exhibidas en las vitrinas, hay objetos vinculados a la selección argentina. Además de un balón autografiado por Mario Alberto Kempes, se encuentran dos camisetas de la albiceleste: una de ellas fue la que se llevó en el Mundial 2014, en el que el equipo nacional perdió por un gol ante Alemania en la final, y la otra corresponde a la Copa América 2011, disputada en suelo argentino.
La última camiseta, con el número 10 de Lionel Messi en la espalda, lleva las firmas de todos los jugadores que formaban parte del equipo en ese momento, y fue entregada antes de un amistoso jugado en 2013 entre Argentina e Italia, cuya camiseta también está exhibida. Además, el museo cuenta con una fotografía en gran formato del Papa junto a las dos selecciones. Otro objeto destacado es la camiseta de la selección de Brasil, que perteneció a Pelé, a quien Bergoglio considera el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.
Durante la reunión celebrada en la Sala Clementina del Vaticano, el Papa instó a los jugadores a ser ejemplos de “lealtad, respeto, altruismo y solidaridad”, resaltando su rol como figuras a imitar, particularmente por los más jóvenes. “Son artífices del entendimiento y de la paz social; un modelo para el bien o para el mal”, destacó el Pontífice, haciendo hincapié en la enorme responsabilidad que conlleva su impacto en la sociedad.
Con un tono más relajado, el Papa hizo una broma comparando a las delegaciones italiana y argentina, destacando de manera divertida las diferencias culturales que observaba entre las dos. “Vieron que unos fueron obedientes y ordenados —los italianos— y otros desordenados y desprolijos —los argentinos—. Bueno, yo soy uno de ellos; ahora saben de dónde vengo”, comentó Francisco en ese momento, provocando las risas de los presentes. Estas palabras, llenas de afecto por sus orígenes, conmovieron profundamente a Messi, quien no pudo evitar llorar al final de la ceremonia.
Para el ídolo argentino, quien le dedicó un emotivo adiós a través de su cuenta de Instagram, y para los demás jugadores presentes, aquel encuentro en el Vaticano en 2013 se convirtió en un hito único en sus carreras. Fue una jornada en la que el deporte y la espiritualidad se fusionaron de manera extraordinaria, gracias a la figura del Papa Francisco, quien, con su profunda pasión por el fútbol, logró establecer una conexión especial con millones de personas alrededor del mundo.
El propósito principal de esta ceremonia fue conmemorar la elección del primer Papa originario de Sudamérica, aunque el evento trascendió ese objetivo. Las selecciones de fútbol de Argentina e Italia ofrecieron un tributo que no solo destacó el impacto del deporte en la sociedad, sino que también resaltó principios fundamentales como la paz, la cooperación y el compromiso social.
Esa jornada transmitió un mensaje profundo que iba más allá de lo deportivo. En el marco del fútbol como medio para conectar a diferentes comunidades, el Papa Francisco, mediante sus expresiones y acciones, resaltó cómo este deporte contribuye a difundir valores universales como la paz y la cooperación global.
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