Aunque desde un punto de vista legal, el poseedor actual de este récord es el iraní Reza Pakravan, quien completó la travesía de 3,000 kilómetros desde Marrakech hasta Dakar en 13 días, 5 horas y 50 minutos, Leonardo aguarda la validación por parte de Guinness World Records para establecer su posición, ya que logró atravesar el desierto en tan solo 12 días, 22 horas y 44 minutos.
“El estado actual de este récord se encuentra en ‘revisión de las pruebas’ y puede tardar entre 4 meses y un año en determinar si este World Récord será oficial de Guinness o no”, contó emocionado y optimista, en diálogo con TN.
De acuerdo con su relato, el inicio de esta aventura se gestó con un "chiste". A pesar de que numerosas personas le brindaron su apoyo y asistencia, fue Jonas Deichman, un ciclista alemán y antiguo titular del récord, quien le proporcionó la guía necesaria para dar comienzo a su preparación.
“Él me indicó qué artefactos usar, ya que desde Guinness te piden determinadas cosas. Por ejemplo, no puedo usar cualquier GPS, debe ser uno aprobado por ellos, y así”, detalló.
Récord: ¿Dónde empieza y dónde termina el Sahara?
“¿Tenés en claro dónde empieza y dónde termina el Sahara?”. La interrogante que planteó Jonas Deichman se convirtió en la más crucial de su existencia. Inicialmente, a Leonardo le pareció una ocurrencia sin sentido, pero con el transcurso de los días, a medida que se adentraba en el proceso de entrenamiento y se acercaba a la fecha de partida, comenzó a comprender la verdadera profundidad de esa pregunta.
“Los requerimientos que te piden desde Guinness son infinitos y llega un momento que te replanteas todo, vos podés ir muy preparado físicamente y confiado de vos mismo, pero cada detalle que ellos te piden para corroborar que realmente cumpliste el récord te hacen pensar que es imposible de lograr”, puntualizó.
Para superar esos pensamientos no deseados, Leonardo no solo se sometió a un intenso acondicionamiento físico, sino que también cultivó su fortaleza mental. “Todo está en nuestra cabeza. Lo mental pesa más que lo físico y está directamente relacionado”, resaltó.
Un récord que comenzó “en chiste”
Leonardo trabajaba en el campo de la tecnología, lo que le permitió viajar extensamente a través de varios países en todo el mundo. A los 24 años, notó que pasaba la mayor parte de su tiempo en California y visitaba Argentina con poca frecuencia. De manera inesperada, terminó viviendo en diferentes naciones hasta que la pandemia del COVID-19 lo atrapó en Estados Unidos. Fue en ese momento, sin ningún plan preconcebido, cuando dio inicio a una inesperada aventura cuyos alcances ni siquiera imaginaba.
“Yo siempre hice ciclismo y en ese momento no había nada para hacer, pero Trump dejaba que la gente que hacía deporte saliera. Entonces coordinamos con un grupo de ciclistas y empezamos a decir ‘¿qué hacemos hoy?’, ‘y andemos 50 kilómetros’, ‘¿y mañana qué hacemos’, ‘y andemos 60kilómetros’. Y así, sin darme cuenta, había empezado a entrenar”, recordó entre risas.
Lo que destaca en la personalidad de Leonardo es su incesante deseo de movimiento y transformación, siempre listo para encarar retos inéditos. Por ello, en un periodo en que la propagación del coronavirus disminuyó, se abrió a una nueva experiencia: “Me fui a África de voluntario”.
La elección generó una avalancha de reacciones entre sus amistades. “Estás loco”, “Pero, ¿qué vas a ir a hacer a África?”, le decían. Y él contestó divertido: “Voy a cruzar el Sahara”. “Yo se los dije en chiste, y entre chiste y chiste terminé pensado ‘¿y si veo si lo puedo hacer?’”.
“En marzo de 2022, después de haber hecho el voluntariado, decidí que mi objetivo en este momento de la vida sería prepararme para cruzar el Sahara en tiempo récord. Así que durante un año y medio me dediqué exclusivamente a entrenarme y prepararme física y mentalmente para hacerlo”, aseguró.
Este desafío demandó meses de preparación y se centró en cultivar cuatro fundamentos: determinación, sinceridad, autorregulación emocional y, por supuesto, condición física. A pesar de todo, él subrayó que "todo es mental".
El límite del cuerpo humano, mas lejos de lo que parece
“Viví un tiempo en la India y aprender sobre el Budismo fue fundamental. De ellos entendí que desprenderme de lo que no necesitaba era una de las claves”, recordó. De esa forma comenzó a trabajar su fortaleza mental: “Primero comencé pensando qué era lo esencial para el viaje y todo lo que no lo era lo vendí.
"Después entrené la fuerza de voluntad, me puse en situaciones extremas innecesariamente para demostrarme a mí mismo que sí podía. El límite del cuerpo humano está mucho más alejando de lo que uno cree, aguantamos muchísimo más de lo que creemos que somos capaces de aguantar”, agregó.
“También me visualizaba en el desierto, me imaginaba en ese viaje, qué era lo que me podía pasar, cómo lo iba a resolver y cuando llegó el momento no lo podía creer. Era tal cual lo había pensado”, sumó.
En ese momento, Leo optó por ser honesto y abrir su corazón: “Yo me refiero a ser honesto con uno mismo. Si yo me quise ir a recorrer el Sahara después cuando estuviera ahí, no me iba a estar quejando de que hacía calor o que estaba cansado porque era algo que yo mismo había elegido y decidido”, acotó.
Y admitió que, a pesar de enfrentar desafíos que podrían haberlo desalentado, como posibles contratiempos en las fronteras de África o la amenaza de quedarse sin agua, conservó su actitud optimista y reflexionó: “No hay nada por lo cual no podría estar feliz”.
De esta manera, recorrió los 3000 kilómetros de su viaje en un tiempo de 12 días, 22 horas y 44 minutos, y este logro podría catapultarlo hacia un récord mundial.
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