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SUSCRIBITE La justicia de Salta condenó a una pena inferior al mínimo, a un hombre que transportaba cocaína, pero que lo hacía ante la extrema necesidad de conseguir dinero por la salud de su pareja.
Le pena se dio tras un juicio abreviado por narcotráfico, y la jueza federal de Garantías N°2 de Salta condenó a los dos hombres que transportaban poco más de 1 kilo de cocaína. Las condenas fueron por el delito de transporte de estupefacientes.
El imputado de 22 años, había abandonado Bolivia para obtener dinero que le permitiera pagar una intervención quirúrgica que debía realizarse su pareja. Para ello y tras el ofrecimiento de otra persona, ingirió 100 cápsulas de cocaína, y comenzó su viaje en un micro.
La maniobra delictiva fue descubierta cuando personal de la Gendarmería Nacional realizó un control a pasajeros de un colectivo en el puesto El Naranjo, ubicado sobre ruta 34 en Rosario de la Frontera. Allí sintieron un olor nauseabundo que emanaba del asiento del condenado.
El joven llamado Nazario, les confirmó que ese olor provenía de una botella que tenía debajo de su butaca, donde hallaron las cápsulas que el acusado había evacuado por el malestar que padecía, y les confesó que tenía aún más en su estómago.
El otro acusado es un chofer de Cochabamba que había captado al joven para cumplir el rol denominado “mula”, es decir llevar drogas hacia el destino final, que era Mendoza. Las 100 cápsulas que llevaba eran 1 kilo de cocaína con 44 gramos, sustancia de la cual se podrían haber producido 7.867 dosis.
La investigación fue desarrollada por el fiscal general Eduardo Villalba, que detalló que la pareja del imputado había sido sometida a una cesárea y requería de una nueva intervención correctiva, práctica médica que resultaba muy costosa para el acusado, quien, con su actividad de panadero y los gastos de mantención de una hija, le era imposible enfrentar.
Añadió que, pese a ello y ante los episodios de decaimiento de su pareja, el imputado salió en busca del dinero suficiente. “Estaba bajo un estado de angustia y necesidad acuciante”, resaltó el fiscal, quien luego apuntó contra el otro acusado quien se aprovechó de esa vulnerabilidad. “Fue él quien compró los pasajes y en ningún momento lo dejó solo. Lo llevaba del lado de la ventanilla para que no se le escape”, destacó.
El fiscal pidió para el joven una pena de tres años de prisión de carácter condicional, como también se cubra económicamente el regreso a su país con el dinero decomisado, mientras que para quien lo captó, solicitó cuatro años de prisión efectiva, por entender que ejerció el rol activo en el transporte, mientras estimó que el otro imputado “solo pensaba en cómo salvar a su esposa”.
Al resolver, la jueza Giménez, que atendió ambos acuerdos, coincidió con la fiscalía en el aspecto saliente del caso. “Sin dudas se trata de un hecho muy particular, en el que se destaca la corta edad del causante, las circunstancias que atravesaba y la particularidad del hallazgo de la droga”, reconoció.
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