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SUSCRIBITEMantienen una creciente tensión que intensifica el conflicto rápidamente, provocando una enorme cantidad de daños. ¿Hasta dónde puede escalar el conflicto?
Guerra Israel-Irán: cuál es el origen de la rivalidad y hasta dónde puede llegar el conflicto.
Lo que comenzó como una tensión latente entre dos viejos adversarios se transformó en las últimas horas en un enfrentamiento de gran escala entre Israel e Irán. El gobierno estadounidense confirmó su participación en la guerra con una acción militar conjunta con Israel, dirigida contra tres instalaciones nucleares iraníes.
Este hecho representa un punto crucial en una rivalidad regional que se vino gestando durante décadas. El ataque, ejecutado el sábado, forma parte de la denominada Operación León Naciente, iniciada por Israel el 13 de junio con la finalidad clara de desmantelar la infraestructura nuclear iraní.
Estados Unidos, en sintonía con la postura de Tel Aviv, respaldó su intervención argumentando que el régimen iraní constituye un peligro inmediato no solo para Israel, sino también para la paz mundial. En palabras del presidente Donald Trump, la misión buscó “destruir por completo la capacidad de enriquecimiento de uranio de Irán”, calificando a Irán como “el principal patrocinador estatal del terrorismo en el mundo”.
Como reacción, las autoridades iraníes denunciaron lo que califican como una infracción flagrante del derecho internacional. El ministro de Relaciones Exteriores, Abbas Araghchi, sostuvo que los ataques representan una “grave transgresión” tanto de la Carta de las Naciones Unidas como del Tratado de No Proliferación Nuclear. “Estos actos tendrán consecuencias duraderas”, advirtió, subrayando que Irán se reserva la facultad de actuar “en defensa de su soberanía y su pueblo”.
Este aumento de tensión marca el capítulo más reciente de una rivalidad con fundamentos ideológicos y estratégicos profundos. Desde la victoria de la Revolución Islámica en 1979, Irán e Israel han permanecido como adversarios irreconciliables. Aunque en años anteriores hubo momentos de colaboración entre ambos, el establecimiento del régimen teocrático liderado por el ayatolá Ruhollah Jomeini cortó los lazos con el Estado judío, adoptando una postura firme en defensa de la causa palestina y oponiéndose de manera abierta a la influencia de Estados Unidos e Israel en la zona.
Con el paso del tiempo, esta enemistad se expresó mediante acciones encubiertas, el asesinato de científicos vinculados al programa nuclear, ataques cibernéticos y campañas militares indirectas ejecutadas por grupos no estatales como Hezbolá y Hamas. No obstante, desde los incidentes ocurridos el 7 de octubre de 2023, cuando Hamas atacó a Israel, seguidos por la contundente respuesta militar israelí en Gaza, el conflicto entre Irán e Israel escaló hacia un enfrentamiento mucho más abierto y directo.
Tras muchos años, por primera vez ambos países protagonizaron ataques directos dentro de sus fronteras. A comienzos de 2024, Irán efectuó un ataque con misiles y drones contra suelo israelí como represalia por un atentado contra su consulado en Damasco.
En respuesta, Israel llevó a cabo un bombardeo aéreo en territorio iraní semanas después. Aunque en ese momento lograron evitar un enfrentamiento bélico generalizado, la tensión se agravó luego del ataque israelí en junio y la posterior implicación de Estados Unidos en el conflicto.
La situación geopolítica se encuentra en un punto crítico. Durante las últimas décadas, Irán consolidó una alianza de grupos armados, denominada el “eje de la resistencia”, que abarca organizaciones como Hezbolá en Líbano, Hamas en Gaza y los hutíes en Yemen. Por su lado, Israel ha redoblado sus esfuerzos para contener la influencia iraní, recurriendo tanto a operaciones militares directas como a actos de sabotaje y maniobras de inteligencia. En este contexto, el riesgo de un enfrentamiento masivo dejó de ser una mera posibilidad remota.
Diversas organizaciones internacionales expresaron su inquietud ante los hechos. António Guterres, secretario general de la ONU, calificó la ofensiva como una “escalada extremadamente peligrosa” y urgió a retomar con rapidez las negociaciones diplomáticas. “La región no puede permitirse una guerra total. Solo la paz traerá seguridad”, afirmó con contundencia.
El bombardeo sobre Fordo, Natanz e Isfahán —tres puntos clave del programa nuclear iraní— fue definido por Trump como un “éxito total”, mientras que Netanyahu lo celebró como un “punto de inflexión histórico”. Para Irán, sin embargo, este hecho representa una agresión grave que no quedará impune.
Paralelamente, Estados Unidos comenzó a retirar a sus ciudadanos de Israel como precaución ante un posible empeoramiento de la situación bélica. A pesar de que, según reportes preliminares del OIEA, las plantas nucleares afectadas no habrían sufrido fugas radiactivas, la amenaza real se encuentra en el terreno político y militar: Medio Oriente atraviesa una de sus crisis más severas en muchos años, cuyas repercusiones todavía están por definirse.
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