El otro día hablábamos de la importancia de un vínculo seguro para el desarrollo de un niño. Y de repente me puse a pensar que si bien la relación de padres a hijos, es indispensable que sea de cuidado y protección, muchas veces no suele darse de esta manera. Entonces “¿será que siempre buscaremos sostener Vínculos Tóxicos porque desde muy pequeños es lo que nos han enseñado? ¿O será que mientras crecemos tendremos oportunidad de revertirlo?”
Del vínculo tóxico, sí se puede salir
Les aclaro que tomo el término de "Tóxico" porque hoy en día es la forma más común de nombrar a esas relaciones peligrosas, sufridas, que provocan malestar y se caracterizan por presentar el denominador común de manipulación y dependencia, donde tantas personas están sumergidas y no sólo hablamos de parejas, también de amistades, relaciones laborales, etc.
En la teoría se dice que cuando hablamos de “Vínculos Tóxicos", nos referimos a algo que fue construyéndose con el tiempo, que no se trata de que alguien desea sufrir o pasarla mal desde un comienzo. Lógicamente la mayoría de las veces, cuando una relación inicia las personas que la conforman se muestran comprensivas, tolerantes, delimitando todo lo bueno del otro, disfrutando esos primeros encuentros sin mostrar ningún problema o inconveniente.
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Y es claro que ¡todos los inicios son maravillosos! También es claro que las relaciones se vuelven difíciles luego de un largo tiempo donde comienzan a aparecer las diferencias, los entrecruces y los cambios de cada persona. Pero lo importante es que al final del camino la realidad que se muestra… se atienda a tiempo.
Comencemos a vislumbrar cómo es que una persona que recibe un cuidado en su infancia basado en seguridad y confianza, es poco probable que se vuelva una persona tóxica porque ha aprendido a desempeñarse de buena manera y cuenta con recursos para tolerar la frustración. Pero en cambio, una persona que ha sido sobreprotegida, se convierte en alguien inseguro, que busca en un otro, pareja, amigo o compañero de trabajo, al proveedor de todo lo que necesita volviéndose demandante y absorbente. Pero al mismo tiempo se vuelve una persona rígida, autoritaria, y se muestra incómoda e intolerante frente a algunos acuerdos. Esta persona termina logrando que todo lo que se haga sea en su beneficio, y afirma que el éxito es gracias a ella y no al mérito del otro.
Como irán viendo lo intrincado que es esto, también requiere que definamos que para que estos vínculos se sostengan a lo largo del tiempo, del otro lado existirán personas que en su construcción también han atravesado situaciones complejas. Generalmente se encuentran personas que, si bien han tenido padres contenedores, otros aspectos de su desarrollo se vieron afectados como, por ejemplo; la construcción de una autoestima muy baja, donde socialmente están marcados por la necesidad de ser aceptados. Entonces al tener vínculos tóxicos se encuentran con la permanente tarea de aprobación, pero bajo el encubrimiento de que quien está a mi lado es el único que valora lo que soy, me acepta y sin esa persona no lograré nada. Pero lamentablemente comienzan a trazar una marcada dependencia emocional.
Y ¿en qué culminará todo esto? A medida que los famosos vínculos tóxicos se sostengan, mayor es la probabilidad de sufrir algunos trastornos emocionales. Pero el mayor riesgo es creer que nunca podrán salir de esa relación o que se quedarán solos.
Con esto, simplemente trato de hacer visible una pequeña parte de las características de una persona o una relación tóxica, la intención es pensar que tanto en la crianza como a lo largo de su desarrollo pueden existir muchos factores que contribuyen a que esas bases se consoliden o afiancen. Pero lo que es central es el Vínculo, la manera en que dos personas se relacionan y todo lo que aprenden ahí.
Veamos algunos indicadores que son bastante claros, pero que no suelen notarse con tanta facilidad por el tiempo que llevan esas relaciones. Revisemos si es que al inicio de la relación existía el respeto hacia las decisiones y opiniones del otro, pero gradualmente eso cambió y ahora es sólo uno el que comienza a opinar o decidir, haciendo a la otra persona insegura a la hora de responder. Piensen en cómo se cumplen los deseos, si es sólo en beneficio de uno, si es que una de las partes suele estar demasiado alerta, no pudiendo disfrutar nada, midiéndose en sus palabras para no ofender al otro, si se la ve en constante tensión, tanto que han llegado a aislarse socialmente. O cuando simplemente logran darse cuenta de que al comienzo de la relación existía un marcado interés, pero con el paso del tiempo la persona que debería escucharme, ayudarme, contenerme no tiene tiempo, nunca puede estar cuando se la necesita. Está claro que ya obtuvo su beneficio y no tiene nada para dar.
Para cerrar quiero dejarles estas líneas que encontré y las considero muy representativas… Agradezco a Gisela Gilges por este aporte:
“Aléjate de las personas NI. Son aquellas personas ambiguas, que ni te prefieren, ni de descartan. Ni te buscan, ni te dejan ir. Ni te eligen, ni te dejan elegir. Son esas personas que no te quieren en su vida pero tampoco quieren que tengas una vida. Las personas ni, esas que no deciden nada por la simple razón que ni ellas mismas saben lo que quieren”.
Berenice Ruesjas
Lic. en Psicología MP 330