Hoy traigo al análisis un tema de fuerte repercusión, porque en algunas personas despertó curiosidad y hasta sorprendió, mientras que a otras les causó preocupación y se han puesto a pensar y evaluar cómo impactará en los procesos del aprendizaje.
¿El ChatGPT es el nuevo "enemigo" de los docentes?
Columna de opinión por la licenciada en Psicología, Berenice Ruesjas.
Les estoy hablando de la nueva creación conocida como ChatGPT, la que les propongo analizar y hasta debatir para ver si definitivamente, le tememos o la adoptamos.
Para comenzar, definamos lo que es el ChatGPT porque quizás no sepan de lo que estamos hablando. Se trata de un "programa de inteligencia artificial, desarrollado por OpenAI, que utiliza algoritmos de aprendizaje profundo para procesar grandes cantidades de datos de texto y generar respuestas coherentes y relevantes a las preguntas o comentarios que le hagan los usuarios".
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Básicamente y en lenguaje entendible, es un programa de fácil acceso que no requiere más que un dispositivo electrónico, donde cualquier usuario puede hacer una pregunta del tema que desee investigar, conocer, aprender o simplemente preguntar y esperar la respuesta. Lo sorprendente de esto, es la elaboración de la misma por la complejidad y lo bien desarrollada que está. Por esa misma razón, muchos se han asustado pensando que nuestros jóvenes usuarios se servirán de esto para hacer las tareas sin un mínimo de esfuerzo, provocando un problema en la enseñanza escolar y hasta universitaria.
Si lo miramos con un ojo crítico podríamos afirmar que esta herramienta sí llega para facilitar las cosas. Primero porque cuenta con un gran caudal de información de todo tipo y está justamente preparado para responder comprendiendo el lenguaje del usuario. En segundo lugar, nos sorprende porque pareciera que estamos hablando con un humano que comprende nuestra necesidad. Y claro que así es, porque la persona que ha creado este programa, es un humano que aún debe cumplir esa función, corrigiendo los desafíos que aparezcan en el uso. Así que a no asustarse que no reemplazará a nadie y menos a nuestro esquema cerebral único.
Ahora bien, ¿es importante evaluar si es idóneo o no el programa? ¿O debemos saber hasta dónde preocupamos y convertirlo en una herramienta útil a la hora de enseñar? Voy a tomar la segunda opción, y junto a ella traer una comparación que han establecido algunos analistas cuando hablan del famoso ChatGPT. Se trata del invento de la Calculadora, la cual probablemente llevó a que muchas personas pensaran que reemplazaría una función esencial pero no fue así realmente, vino para quedarse y facilitar algunos procesos a la hora de enseñar y practicar la matemática.
Pasemos a un ejemplo que nos servirá para ver de qué manera este programa ChatGPT puede estimular una función esencial del cerebro, cosa que la inteligencia artificial aún no puede igualar. Les hablo de la conocida “Neuroplasticidad”, ese proceso por el cual podemos aprender una nueva habilidad adquiriendo nuevos conocimientos y mejorando nuestros hábitos, dejando de lado funciones que no nos sirven.
Vayamos al grano para entender mejor. Si cuento con ChatGPT puedo hacerle una pregunta como la siguiente, y de hecho les confieso que se la hice. “¿Podrías cuidar a mis hijas?” Lógicamente es una máquina y su respuesta fue negativa, determinando su función artificial. Y ustedes me dirán ¿Dónde está lo interesante? Justamente en que su respuesta ampliada fue un consejo que me permite reflexionar sobre la importancia a la hora de buscar el cuidador infantil. Y ahí es dónde voy a detener mi análisis y compartir que, así como la calculadora nos ayuda y mucho, este Chatbot también podrá hacerlo frente al aprendizaje de contenidos, porque nos estimula a desarrollar nuestra reflexión, nos permite analizar temas profundos brindando toda la información necesaria, generando nuevas habilidades en el aprendizaje.
Sabiendo esto, ¿no te dan ganas de desafiar a tus estudiantes a más? Y si voy más lejos, también podría decir que ChatGPT podría funcionar como un disparador a la hora de estimular nuestra interacción social, como él mismo me ha contestado, que su función no es reemplazar las relaciones entre personas. Pero para lo que sí sirve, es para que aquellos que temen acercarse a preguntar, pueden servirse de la respuesta brindada por el chatbot para estimular su habilidad de interrelación social. Y pensemos que esto siempre será tarea de los humanos, no de las máquinas.
El dilema ético ahora es nuestro, ¿voy a permitir que un programa supla mi habilidad social o mi capacidad de experimentar nuevas formas de enseñar? O voy a servirme de él, como lo hago de muchas herramientas para estimular el desarrollo personal, la interacción entre alumnos y docentes, y ¿por qué no? desafiar a explorar nuevas formas de aprendizaje que sólo estimulan más el cableado neuronal de todos.
Dicho todo esto, yo me sumo a que ChatGPT me ayude a concientizar sobre la importancia de la salud mental, llevando a mis lectores a unirse a este tan temido enemigo para ver qué podemos sacar de positivo, y como dice la famosa frase de Ludwig Wittgenstein “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente”. Así que los invito a que vamos por más.
Berenice Ruesjas
Lic. en Psicología MP 330