Aquí hay un ejemplo que puede ser ficticio o real, pero se repite con tanta frecuencia que nos hace dudar si esta es la forma actual de relacionarse: alguien con quien tenemos una relación escasa nos solicita un favor como si tuviéramos una cercanía afectiva y una relación fluida. Le recordamos un episodio anterior similar, donde después de recibir lo que pedía, no respondió, agradeció ni se disculpó, lo cual resulta llamativo en su nuevo pedido.
En tiempos anteriores, este ejemplo revelaría comportamientos narcisistas. Habría un encanto superficial, un intento de seducción y alabanzas, todo en búsqueda de un objetivo personal. Sin embargo, cuando se encuentra con la posibilidad de recibir una negativa que podría frustrarlo, no puede evitar enojarse, sentirse ofendido, ignorar los planteamientos del otro, desacreditarlos y, finalmente, interrumpir la comunicación. La empatía, tan importante, se convierte en la primera víctima.
El origen griego del narcisismo
El narcisismo encuentra su origen en el mito de un joven que enamoraba a todos pero rechazaba su amor. Entre ellos se encontraba Eco, una joven castigada a repetir la última palabra. Narciso rechazó el amor de Eco, quien se refugió en una cueva solitaria con su palabra repetida, generando así el eco. Como castigo a Narciso, Némesis, la justicia y la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen en un estanque. Con el tiempo, Narciso quedó atrapado en su reflejo y, finalmente, se arrojó al agua y murió ahogado.
Más allá de la historia de Narciso, los narcisistas son personas complejas que poseen una gama de atributos y habilidades superficiales que los hacen atractivos, pero también tóxicos.
Es bastante común que una víctima que ha logrado liberarse de esa situación (de la cueva de Eco) mencione casi nostálgicamente una serie de atributos, especialmente la inteligencia. Aunque al mencionarlos pueda no parecerlo, la ex víctima aún se encuentra atrapada en esa convicción que la mantuvo cautiva durante mucho tiempo.
El narcisista es aquel que no puede o no quiere ver más allá de sí mismo, creando un microcosmos del cual están convencidos y logran captar la voluntad de sus víctimas.
Cómo reconocer a un ególatra
El manual de clasificación de trastornos describe esta estructura de personalidad (no es considerada una enfermedad en sí misma) de la siguiente manera:
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Posee una percepción excesiva de su propia importancia. Se sumerge en fantasías de éxito ilimitado, poder y se considera especial y único. Siente que solo puede ser comprendido y relacionarse con personas especiales o de alto estatus personal o institucional.
Requiere una admiración excesiva. Tiene una actitud pretenciosa y espera un trato especialmente favorable o la aceptación automática de sus deseos. Muestra intolerancia ante la frustración.
Tiene una percepción desproporcionada y desigual de sus propios derechos. Cree que se le debe todo.
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En sus relaciones con los demás, muestra un comportamiento explotador. Utiliza a las personas para alcanzar sus propios objetivos.
Carece de empatía y muestra resistencia para reconocer o comprender las necesidades y emociones de los demás.
Experimenta con frecuencia sentimientos de envidia hacia los demás o cree que los demás lo envidian a él.
Exhibe actitudes y comportamientos arrogantes, altivos o prepotentes.
En términos sencillos, el mundo del narcisista gira en torno a sí mismo, considerando a los demás como meros satélites que solo serán tomados en cuenta en función de sus propias necesidades y metas. Dentro de este modelo egocéntrico, su obsesión se centra en recibir atención y en cómo los demás los perciben. Si las opiniones son favorables, las aceptan, pero si no lo son, las desprecian furiosamente. Este juego provoca que los demás pasen de sentirse importantes a ser tratados como desechos, de una manera impredecible.
Como resultado, carecen evidentemente de empatía, buscan tener el control y ser vistos como superiores, principalmente por ellos mismos, sin tomar en cuenta ni siquiera escuchar la opinión real de los demás. Consideran que las cosas "deben hacerse de manera lógica", pero en realidad solo exigen que se hagan a su manera.
El alumno, el colega y el empleado
Las dinámicas interpersonales del narcisista son sorprendentemente similares y es importante estar alerta, ya que aunque el escenario pueda cambiar, existen características comunes en los lazos más cercanos. Por ejemplo, en un entorno académico, el narcisista actuará como un compañero de estudios que constantemente pone en juego a los demás, especialmente al profesor, buscando destacar su inteligencia a través de preguntas que lo diferencien del resto.
Esta dinámica es bastante similar a la relación con un colega de trabajo, donde el narcisista, en su afán de destacarse y llamar la atención, puede generar conflictos significativos en el grupo laboral. El empleado con estas características intentará demostrar que está por encima de sus compañeros y, de alguna manera, ponerse al nivel de sus superiores, para luego cuestionarlos y buscar otras alianzas.
De manera similar a otros rasgos de personalidad psicopática, el narcisista no establece vínculos reales, sino alianzas basadas en intereses. Por lo tanto, el cambio de estas alianzas se realiza para lograr sus propios objetivos, como llamar la atención, obtener "contactos" o poder. Después de la experiencia con estos individuos, los demás inevitablemente tendrán la sensación (y certeza) de haber sido utilizados como meros instrumentos.
La pareja trofeo
El narcisista, cuando se encuentra en una relación de pareja, puede pasar por una fase inicial en la que considera al otro como un mero objeto utilizado para demostrar su propio valor. Ya sea basado en la belleza, estatus social u otro aspecto que sirva para demostrar qué tipo de persona merece estar a su lado, buscará que su pareja crea en su supuesta superioridad y en su casi infalibilidad en conceptos, decisiones y juicios. Esta dinámica se conoce como la pareja trofeo.
Lamentablemente, o tal vez afortunadamente, esta fase es de corta duración y es posible que la víctima haga esfuerzos sobrehumanos para mantenerse como el objeto elegido, o en cambio, logre liberarse.
En estos casos, no se establece una construcción conjunta, sino que uno de los involucrados desempeña el papel de un subordinado complementario. Si no logra ser comprendido, será denigrado en cuanto a su capacidad intelectual, nivel educativo, posición social u otras cuestiones, en resumen, no estará a la altura del narcisista.
Con frecuencia, cualquier pregunta o cuestionamiento generará una respuesta intempestiva por parte del narcisista, quien se sentirá traicionado. La pareja buscará desesperadamente ser escuchada, al igual que Eco, hasta lograr comprender que no debe mejorar su discurso, lo cual consume una gran cantidad de energía, sino que simplemente no hay escucha, ya que para el narcisista no existe el otro, solo él o ella mismo/a. El narcisista se alimenta de sus propias palabras y está completamente de acuerdo consigo mismo o con aquellos que repiten las palabras que él considera propias. Como dice el famoso dicho: "Ves, esto es lo que yo digo".
Cómo enfrentar a un narcisista
Existen diversas estrategias y enfoques que podemos considerar para hacer frente a esta situación. A continuación, se presentan algunas recomendaciones:
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Reconocer y aceptar nuestras propias emociones y limitaciones. Es importante ser consciente de cómo nos sentimos y reconocer que tenemos nuestras propias fortalezas y debilidades.
Evaluar nuestras propias ideas y creencias. Es fundamental cuestionar y examinar de manera objetiva qué pensamientos son genuinos y cuáles son aceptados sin un juicio propio debido a la dependencia emocional.
Evitar buscar soluciones o explicaciones en el pasado. Si bien es posible que existan situaciones pasadas relevantes, es esencial enfocarse en los problemas actuales y abordarlos de manera directa y oportuna.
Analizar la medida en que la culpa, ya sea autoimpuesta o proyectada por el otro, nos impide liberarnos. Es importante comprender cómo la culpa puede estar afectando nuestra capacidad para tomar decisiones saludables y avanzar en nuestra recuperación.
Reconocer que el proceso de salir adelante no significa evitar cualquier tipo de pérdida, sino más bien aceptarlas como parte del camino y utilizar las cicatrices como oportunidades para crecer y fortalecernos.
Estas recomendaciones pueden brindar un punto de partida para enfrentar la situación y avanzar hacia un camino de sanación y crecimiento personal. Es importante recordar que cada persona y situación son únicas, por lo que es recomendable buscar apoyo adicional, como la ayuda de un profesional de la salud mental, para obtener un enfoque personalizado y adaptado a nuestras necesidades específicas.
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