lunes 25 de agosto de 2025

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Todo Jujuy. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE
25 de agosto de 2025 - 09:50
Nuevo estudio.

Reducir el uso del celular por tres días genera cambios en el sistema de recompensa del cerebro

Una investigación examinó de qué manera una pausa de 72 horas sin celular modifica la actividad cerebral en zonas ligadas a la motivación y el deseo.

Redacción de TodoJujuy
Por  Redacción de TodoJujuy

Un equipo de científicos evaluó si reducir el uso del celular durante tres días puede alterar la actividad cerebral en zonas relacionadas con la recompensa, la dependencia y la motivación. Los investigadores alemanes comprobaron que restringir el uso del smartphone por 72 horas provoca cambios medibles en el cerebro.

El estudio, llevado a cabo en la Universidad de Heidelberg, incluyó a 25 jóvenes adultos entre 18 y 30 años, todos usuarios habituales de teléfonos inteligentes. Los voluntarios fueron reclutados mediante carteles, folletos en el campus y anuncios en redes sociales. Se les indicó limitar el uso del dispositivo únicamente a tareas esenciales, como trabajo, rutinas diarias y comunicación con familiares o allegados, durante tres días consecutivos.

Un estudio científico analizó si limitar el uso del celular durante tres días puede cambiar la química cerebral en áreas vinculadas con la recompensa, la adicción y la motivación.

Metodología y hallazgos sobre la restricción del celular inteligente

Antes de comenzar la reducción del uso del celular, los participantes completaron cuestionarios destinados a medir su estado de ánimo, sus hábitos con el teléfono y el grado de deseo o “ansias” por utilizarlo. También se evaluó la ausencia de trastornos mentales y se cuantificó la intensidad de posibles problemas físicos, psicológicos o sociales vinculados al uso del smartphone y los videojuegos. Tras esta primera revisión, se realizó una resonancia magnética funcional (fMRI) para registrar la actividad cerebral en condiciones basales.

Durante las 72 horas de limitación, los voluntarios solo podían usar el celular para tareas esenciales. Al concluir este periodo, se les practicó una segunda resonancia magnética funcional mientras observaban distintas imágenes: escenas neutras, smartphones encendidos y smartphones apagados.

Tanto la dopamina como la serotonina cumplen roles esenciales en el bienestar general.

Los hallazgos indicaron que los escaneos cerebrales evidenciaron “cambios dependientes del tiempo en las regiones cerebrales que procesan la recompensa”. Los científicos compararon estos cambios con los patrones observados en la dependencia a drogas o al alcohol.

El estudio mostró que limitar el uso del smartphone alteró regiones cerebrales relacionadas con la dopamina y la serotonina, neurotransmisores clave para regular el estado de ánimo, las emociones y los comportamientos adictivos.

Los investigadores destacaron que “la restricción de teléfonos inteligentes modula centros neuronales clave de redes de saliencia y recompensa”, y que estas modificaciones se asociaron estrechamente con la actividad dopaminérgica y serotoninérgica. Además, se detectaron “asociaciones significativas entre la actividad de la corteza parietal y el ansia”.

La investigación se publicó en Computers in Human Behavior y mostró que la corteza parietal y otras regiones cerebrales presentan actividad distinta tras tres días de restricción digital.

Según la Cleveland Clinic, la dopamina es un neurotransmisor producido por el cerebro que funciona como un “centro de recompensa” y está involucrado en múltiples procesos del organismo, incluyendo la memoria, el control del movimiento, la motivación, el estado de ánimo y la capacidad de atención.

La misma institución explica que la serotonina actúa como una molécula mensajera entre las neuronas, tanto en el cerebro como en distintos órganos. Su influencia abarca la regulación del ánimo, los ciclos de sueño, la digestión, las náuseas, la cicatrización, la fortaleza ósea, la coagulación sanguínea y el deseo sexual. Niveles anormales, ya sea por exceso o déficit, pueden generar alteraciones físicas y psicológicas.

Los cambios en la concentración o en la función de estos neurotransmisores suelen observarse en casos de adicciones y trastornos del estado de ánimo, lo que subraya la importancia de los resultados obtenidos tras limitar el uso del teléfono por 72 horas.

Los investigadores destacaron que la expresión “adicción a los teléfonos inteligentes” suscitó controversia en el ámbito científico. Algunos especialistas opinan que este término podría ser insuficiente para reflejar la complejidad de los factores emocionales, cognitivos y sociales que intervienen en el uso excesivo de estos aparatos.

El neurólogo Alejandro Andersson explicó que los teléfonos inteligentes funcionan como un casino portatil.

El especialista en neurología, Alejandro Andersson, quien se desempeña como director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), señaló: “El cerebro funciona con circuitos de recompensa que dependen de los neurotransmisores dopamina y serotonina. El uso del teléfono —con notificaciones, likes y mensajes— activa constantemente esos circuitos como un ‘casino portátil’“.

“Cuando se interrumpe esa estimulación durante apenas tres días, se reduce la hiperactivación del sistema dopaminérgico mesolímbico (área tegmental ventral y núcleo accumbens); la corteza prefrontal recupera control sobre la motivación y la atención, mejorando la capacidad de concentración; y se atenúa la respuesta de estrés en la amígdala y en el eje hipotalámico”, argumentó el especialista.

Y agregó: “Ese ‘reseteo’ rápido es posible porque el cerebro tiene ‘neuroplasticidad’ y es muy sensible a los cambios en la recompensa inmediata”.

Según Andersson, tras solo tres días sin la estimulación habitual del celular, disminuye la hiperactivación dopaminérgica.

Andersson indicó: “Tiene similitudes con las adicciones. Comparte mecanismos cerebrales con las adicciones conductuales o comportamentales (juego patológico, gaming): refuerzo intermitente, dopamina, tolerancia y abstinencia. Pero también tiene diferencias clave: no hay neurotoxicidad directa como con el uso de sustancias (alcohol, cocaína, opioides). Además, la adicción digital suele ser más socialmente aceptada y más difícil de delimitar porque el teléfono es una herramienta necesaria. Por eso, en neurología se habla más de ‘uso problemático’ o ‘dependencia digital’, aunque en muchos casos cumple criterios clínicos de adicción comportamental”.

La investigación difundida en Computers in Human Behavior destaca que el uso desmedido de smartphones puede presentar “similitudes conductuales con los trastornos adictivos”, y que la sensibilidad a los estímulos —la reacción cerebral frente a señales vinculadas al dispositivo— actúa como un factor clave en este tipo de comportamiento.

“Investigamos la actividad neuronal relacionada con las señales después de 72 horas de restricción de teléfonos inteligentes”. Añadieron: “Se encontraron cambios dependientes del tiempo en las regiones cerebrales que procesan la recompensa”, escribieron los especialistas.

Los hábitos frente a la pantalla pueden provocar alteraciones en el sueño, el ánimo y la impulsividad.

También resaltaron que “la restricción de teléfonos inteligentes modula centros neuronales clave de redes de saliencia y recompensa”. El equipo detalló: “Los teléfonos inteligentes son omnipresentes en la vida cotidiana y componentes integrales de las rutinas diarias de muchas personas. El uso excesivo de teléfonos inteligentes (USI) puede mostrar similitudes conductuales con los trastornos adictivos”.

Los hallazgos del equipo de la Universidad de Heidelberg subrayan la relevancia de entender de qué manera los hábitos digitales afectan la actividad cerebral y resaltan la necesidad de establecer rutinas tecnológicas que promuevan el bienestar mental.

Uso excesivo de celulares en adolescentes

En 2025, un estudio publicado en JAMA Pediatrics siguió durante cuatro años a más de 4.000 adolescentes estadounidenses y detectó que aproximadamente la mitad desarrolla conductas problemáticas relacionadas con redes sociales, videojuegos o dispositivos móviles.

Andersson advirtió que la dependencia digital se diferencia de otras adicciones porque no genera neurotoxicidad como alcohol o drogas, pero comparte varios mecanismos cerebrales y comportamentales.

La investigación, dirigida por Yunyu Xiao de la Universidad de Cornell y parte del Adolescent Brain Cognitive Development Study, concluyó que es el patrón de uso adictivo y su progresión, más que el tiempo total frente a pantallas, lo que se vincula con un mayor riesgo de problemas de salud mental. Los científicos identificaron tres trayectorias para redes sociales y celulares, y dos para videojuegos. Un 31,3% de los jóvenes presentó un aumento progresivo en el uso problemático de redes sociales, mientras que el 24,6% mostró un patrón similar con el celular. Otro grupo ya presentaba niveles elevados de comportamiento adictivo desde etapas tempranas.

La investigación determinó que los adolescentes que desarrollan un patrón cada vez más adictivo en redes sociales presentan más del doble de riesgo de conductas suicidas en comparación con quienes utilizan estas plataformas de manera limitada. Por otro lado, un alto consumo de videojuegos se asoció con la aparición de síntomas de ansiedad o depresión, mientras que el aumento gradual del uso de redes sociales se relacionó con dificultades de comportamiento como impulsividad e irritabilidad.

La necesidad de revisar las notificaciones puede volverse nociva si se sostiene en el tiempo.

El término “uso problemático” no se mide solo por las horas frente a la pantalla, sino por la frecuencia, la dependencia emocional y los efectos negativos que genera, explican los especialistas.

Por ejemplo, usar el celular antes de dormir puede alterar el sueño y afectar la salud general, señala Michelle Drerup, especialista en medicina del sueño, citada por Cleveland Clinic. La experta advierte que la era de los smartphones ha creado una sensación de conexión continua, incluso durante la noche, lo que puede interferir con el descanso reparador.

Entre los patrones de uso digital más dañinos se encuentra el doomscrolling, que mantiene el cerebro en estado de alerta y puede retrasar la fase REM del sueño, provocando que la persona se quede despierta varias horas más de lo habitual. Según Drerup, la diferencia radica en cómo se emplea la tecnología. “Los estudios indican que un uso más pasivo de la tecnología, como escuchar música en el teléfono o ver un programa de televisión que no te estrese, no afecta realmente al sueño en comparación con el uso activo”, señala la especialista. Este último incluye actividades como mensajear o navegar por redes sociales, que estimulan la mente y dificultan conciliar el descanso.

Limitar el uso del celular por 72 horas produce cambios en el sistema de recompensa del cerebro.

En tanto, Alejandra Doretti, psicoanalista, psiquiatra y parte del Departamento de Niños y Adolescentes de la Asociación Psicoanalítica Argentina, señaló: “Es habitual escuchar en las historias de los adolescentes deprimidos las largas horas que permanecían conectados a dispositivos pero sin comunicarse con nadie, solo abstraídos por juegos virtuales, apuestas o sitios de pornografía en donde no hay reales interlocutores sino algoritmos que procuran captar la atención el mayor tiempo posible. El ritmo acelerado y fragmentado de algunas aplicaciones captura la atención y genera la necesidad de seguir adentrándose en el contenido efímero que aparece”.

“Sabemos que los juegos, apuestas y el uso abusivo de los dispositivos reproducen en el cuerpo fenómenos químicos similares al consumo de sustancias con el consiguiente riesgo de adicción y sus manifestaciones: incremento gradual de las horas de consumo y abandono de otras actividades, ansiedad cuando deben postergar el acceso e incluso fenómenos de abstinencia con irritabilidad y descargas agresivas ante la falta de conexión”, postuló Doretti.

A su vez, agregó: “El insomnio es un problema en aumento en la población adolescente y también en la población general. La luz que emana de las pantallas interfiere con la melatonina y dificulta la conciliación del sueño”.

El equipo de investigadores alemanes demostró que una restricción de 72 horas en el uso del smartphone genera modificaciones medibles.

“Las academias de pediatría de todo el mundo recomiendan restringir el uso del celular en los primeros años solo a situaciones en que posibiliten el contacto humano, por ejemplo con abuelos distantes. Entre los adultos, el celular ofrece una alternativa rápida y accesible a la desconexión ante la angustia o la ansiedad que suscita el vivir y sus conflictos y el vacío existencial. Es interesante observar que el no poder usar un dispositivo genera muchas veces un alto monto de ansiedad”, concluyó la experta.

Sumate al Canal de WhatsApp de TodoJujuy.com

Recibí las noticias en tu celular sumándote al Canal de WhatsApp de TodoJujuy.com. Ingresá al siguiente enlace:  https://whatsapp.com/channel/0029VaQ05Jk6BIErMlCL0v0j

Si querés, podés activar las notificaciones.

Además, podés comunicarte con nosotros a través del WhatsApp de las Noticias al 3885007777.

Copyright © Todo Jujuy Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas. Derechos de autor reservados.
Seguí leyendo

Lo destacado