El experimento de un profesor para combatir la ansiedad de los alumnos

Sabedor de que los nervios pueden afectar incluso a los estudiantes más preparados, el profesor optó por llevar a cabo un "experimento" en el que convirtió el ambiente de evaluación en una sesión de repaso aparentemente tranquila y habitual. Sin revelar sus auténticas intenciones, el docente imprimió y recortó las preguntas del examen, presentándolas a los alumnos como simples ejercicios de práctica.

“Hoy voy a hacer un experimento en clase porque los alumnos se ponen muy nerviosos en el examen”, declaró el profesor al comienzo de la lección. Luego explicó que, a pesar de que los alumnos creían que el examen se llevaría a cabo al día siguiente, en realidad serían evaluados en ese preciso momento sin que lo supieran. Este planteamiento tenía como objetivo reducir la presión y permitir que los estudiantes demostraran sus conocimientos en un ambiente más relajado y seguro.

La sorpresa agradable se apoderó de la clase cuando se enteraron de que la sesión de repaso resultaba ser el examen auténtico. “¡Chicos, ya habéis hecho el examen! Mañana no hay examen. Este es el examen”, manifestó el profesor al concluir la sesión, seguido de una explicación respecto a su filosofía: “La idea es que si hacéis el examen sin nervios, tranquilos y sin ponerse nerviosos, creo que puede salir mucho, mucho, mucho mejor”.