La Superliga Europea que prometía generar una revolución en el fútbol mundial terminó siendo un papelón que se desmoronó en apenas dos días, aunque sus consecuencias recién ahora comenzarán a verse. Es que de los doce Clubes Fundadores apenas quedan dos, luego de un éxodo que comenzó ayer por los equipos ingleses y hoy temprano sumó la baja de los tres italianos y del Atlético de Madrid. A estas horas, en el torneo apenas quedaron el Real Madrid y el Barcelona.
El motivo del fracaso y de las dimisiones que se fueron dando tienen distintas motivaciones. El domingo por la noche, un grupo de doce clubes de elite anunciaban que a partir de agosto comenzarían un torneo propio, con sus propias reglas y donde decidían a qué clubes invitar. El motivo era poder ganar más dinero del que actualmente cobran por participar de la Champions League, donde, argumentaban, deben repartir con equipos menores que no generan rating. Por lo menos así lo expuso casi textualmente Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y principal impulsor del proyecto.
Así, el grupo quedó formado por el Real, el FC Barcelona y el Atlético de Madrid de España; la Juventus, el Inter y el Milan (Italia); el Manchester United, Manchester City, Arsenal, Chelsea, Tottenham y Liverpool (Inglaterra). A esos clubes se le sumarían otros ocho para completar una liga de 20 clubes. Cinco de esos cupos serían por invitación, de manera discrecional.
La noticia causó el rechazo de la FIFA, que amenazó con prohibirles competir en el Mundial de Fútbol a los jugadores de los clubes que participen de esta Superliga ‘separatista’. Otros clubes que publicaron haber recibido invitaciones pero que las rechazaron, como el Sevilla (España) o la Roma (Italia). Con las horas, algunos jugadores y DT mostraron su rechazo. Hubo algunos nombres pesados, como Pep Guardiola o Jurgen Klopp, del Manchester City y el Liverpool respectivamente, dos equipos que estuvieron en el grupo de los 12.
Pero un fuerte grupo de presión fueron los millones de hinchas que se mostraron abiertamente en contra vía manifestaciones y redes sociales, principalmente en Inglaterra. En Chelsea directamente fueron a protestar a la puerta del club. A partir de ello, ayer por la tarde los seis clubes ingleses se fueron bajando de a uno a través de distintos comunicados. Para ese momento, hasta la monarquía británica se había expresado para rechazar el torneo.
Con ese escenario distinto, esta mañana el Atlético avisó que pegaba el portazo a la Superliga aduciendo que ‘escucharon a los fans’. Distinta fue la postura de Juventus, el Inter y el Milan de Italia, que hablaron de cambios en el escenario, necesidad de replantear el torneo y pidiendo que se hagan reformas en el fútbol europeo. Es decir, que aumente el dinero que les ingresa por parte de UEFA. Pero el resultado fue el mismo: los cuatro se iban.
Así, el torneo formalmente quedó solamente con los rivales históricos del fútbol español, hermanados en esta movida para romper el fútbol como se lo conocía. Sin embargo, se especula con que UEFA tome nota de los pedidos y se siente a negocias. Hace unos días nomás aprobó un cambio en la forma de disputar la Champions League que hará que los clubes más importantes jueguen más partidos entre sí, algo que ya fue criticado por los equipos de menor fuste.
Lo concreto es que la Superliga estalló en pedazos, aunque las esquirlas todavía seguirán dando que hablar.
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