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SUSCRIBITE Los Pumas lograron llegar a las semifinales de un Mundial de Rugby por segunda vez en su historia e igualaron lo hecho en la edición de 2007, cuando una selección integrada por figuras de la talla de Agustín Pichot, Felipe Contepomi, Rodrigo Roncero y Juan Martín Fernández Lobbe, entre otros grandes apellidos, derrotó en cuartos de final a Escocia y disputó la semifinal ante Sudáfrica.
Otro de los grandes jugadores que integró aquella histórica camada fue Mario Ledesma. El ex hooker, quien comparte con Pichot, Contepomi, Martín Scelzo y Pedro Sporleder la máxima cantidad de presencias -18- en Copas del Mundo, se retiró de la actividad tras el Mundial de Nueva Zelanda 2011 (había disputado también las ediciones de 1999, 2003 y 2007) y empezó su carrera como entrenador de forwards, cargo que ahora ocupa en la selección australiana, justamente el rival de Argentina en la semifinal del próximo domingo.
Su carrera del otro lado de la línea empezó en el Stade Francais de Francia, integrando el cuerpo técnico encabezado por el australiano Michael Cheika. Durante su estadía en el equipo parisino, el head coach advtirtió la capacidad de Ledesma y no dudó en tenerlo en cuenta cuando asumió al frente de una alicaída Australia. Los resultados, para fortuna de un equipo poco fuerte en el scrum, no tardaron en llegar.
"Su trabajo nos trajo una nueva filosofía de cómo jugar esta formación. Nos va a tomar algún tiempo construir una tradición, pero su presencia es muy buena para los jugadores y ellos disfrutan de la forma en que está preparando los forwards. Los está haciendo trabajar duro, no sólo en el scrum, sino también en el maul y el line-out", lo elogió el australiano.
Una prueba significativa del cambio que ocurrió con la presencia de Ledesma en los Wallabies se vio reflejada en el tercer partido de esta Copa del Mundo. En Londres, el equipo de Cheika le ganó 33-13 a Inglaterra y tuvo un gran rendimiento en el scrum ante una de las potencias mundiales en esa faceta del juego.
El paso de los partidos y las sucesivas clasificaciones de Argentina y Australia hicieron inevitable lo que el propio Ledesma no quería que sucediera. “Rezo todos los días para que no nos crucemos", había manifestado en el comienzo del Mundial, en pos de un posible choque con los Pumas. Sin embargo, la cita es un hecho. El domingo, desde las 12, en el estadio de Twickenham, un argentino estará vestido de verde y amarillo en la vereda de enfrente, aunque, en el fondo, tendrá el corazón pintado de celeste y blanco.
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