Negro Horizonte

Después de Belo Horizonte hay que convencerse de que hay un feo horizonte. Hasta con Messi incluido, porque uno solo no puede si no hay estructura, sistema de juego, orden, ideas. Desde la presión inicial de Brasil, que achicó espacios, que no dejó jugar, que la Argentina se sintió incómoda y jugó más cerca de Romero que del arco rival. Y todo se empezó a desmoronar con el golazo de Coutinho, jugada que arrancó la gran figura de la noche: Neymar, el mismo que picó con cuatro defensores en línea, estancados, para el mazazo del 2-0 en el final del PT.

Con Messi en yunta con Higuaín y cuatro volantes casi no hubo volumen de juego ni tenencia de pelota en el primer tiempo, apenas un tiro libre que fabricó Leo (lo tiró a la barrera) y un zapatazo de Biglia estando 0-0, nada más. Y en el ST, pese al ingreso de un delantero (Agüero) por un volante (Enzo Pérez, que hizo más que varios), nada cambió porque se jugó a la ruleta rusa. TTratar de atacar pero dejando huecos que la velocidad de Neymar, Coutinho y compañía podían explotar. Y así fue, Zabaleta primero se la sacó en la línea a Paulinho pero el volante (sí, volante) después puso el 3-0. Y pudieron venir más, hubo que rezar para que no llegaran el cuarto, el quinto...

Da pena ver al equipo así. Y desesperanza, pese a las individualidades. Tité llegó por Dunga armó un equipo con sus ideas: compacto, ordenado, disciplinado, con Neymar manejando tiempos arrancando por izquierda. Bauza asumió por Martino y no se ve nada, sólo permanente cambio de figuritas que deambulan sin rumbo. Y jugando así, aunque la clasificación no es una utopía desde lo matemático, esto es una ruleta Rusia.