El viaje de Alemania a París fue una pesadilla desde el vamos. Primero el suceso de la amenaza de bomba, el viernes por la mañana, en el hotel que se hospedan a la espera del amistoso frente a Francia. Y luego, en el mismo partido en el Stade de France, las explosiones, el estupor. El partido se jugó, pero al finalizar tanto los jugadores como los espectadores se enteraron del horror que sucedía en las calles de la Ciudad Luz, con atentados y cientos de muertes. Terror.
Por eso, la selección alemana decidió no moverse del Stade de France y pasaron la noche allí. Según informa la Federación, llevaron algunos colchones para que algunos jugadores pudieran descansar, pero otros ni siquiera pudieron conciliar el sueño. Lo que sucedía a pocos metros era tremendo. "Estamos todos conmocionados y en shock. Para mí el deporte, el partido y los goles que hemos encajado no tienen importancia en este momento. No hay nada de qué hablar sobre eso", soltó Joachim Löw.
El sábado, con un poco más de tranquilidad, la delegación alemana tomó un avión directo a Frankfurt, donde aterrizaron poco antes del mediodía. La agenda dice que tienen otro amistoso, el martes ante Holanda, pero podría cancelarse.
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