Nuevo estudio.. 

Hacer 25 minutos de actividad física mejora la memoria espacial

Según el trabajo, la actividad física ayuda a mejorar la memoria encargada de almacenar información sobre el entorno y la ubicación de los objetos.
Por  Redacción de TodoJujuy.com

Según un estudio publicado por Conicet, investigadores han demostrado que realizar actividad física durante un tiempo de 25 minutos puede tener un impacto positivo en la memoria espacial, la cual se encarga de almacenar información sobre el entorno y la ubicación de objetos en el mismo.

Dicha mejora en la memoria espacial podría ser beneficiosa para desarrollar estrategias dirigidas a pacientes que padecen de Alzheimer y otros trastornos neurodegenerativos.

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El estudio publicado en la revista científica iScience se llevó a cabo con el propósito de evaluar el efecto de la actividad física en la consolidación y recuperación de la memoria espacial. El análisis contó con la participación de 98 voluntarios sedentarios quienes realizaron una tarea en realidad virtual.

Los resultados obtenidos de esta investigación proporcionaron información valiosa sobre cómo la actividad física puede mejorar la memoria espacial de los mismos.

Para el trabajo, se diseñó una tarea de aprendizaje que consistía en recordar la posición de dos banderas dentro de un paisaje virtual que formaba parte de una circunferencia imaginaria. Los participantes del estudio tuvieron que recordar la posición de las banderas en dos condiciones distintas; una difícil, en la que las banderas estaban más cerca entre sí (separadas por un ángulo de 20 grados).

Y la otra más fácil, en la que estaban más alejadas (separadas por un ángulo de 40 grados). Este ejercicio permitió evaluar la capacidad de los participantes para recordar y distinguir entre diferentes ubicaciones espaciales.

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Luego de hacer 25 minutos de bicicleta fija tras el aprendizaje, las personas sedentarias se vieron beneficiadas a la hora de recordar la posición de las banderas.

“Probablemente porque ese breve lapso de ejercicio benefició específicamente a la memoria espacial que se estaba consolidando en ese momento. Este efecto no se encontró cuando la actividad física se realizó antes de la evocación de la memoria”, señaló Daniela Ramírez Butavand, primera autora del estudio y becaria doctoral del Conicet en el Instituto de Neurociencias Cognitiva y Traslacional (Incyt, Conicet-Fundación Ineco-Universidad Favaloro).

Por su lado, Florencia Rodríguez, quien también es becaria doctoral del Conicet y primera autora del estudio junto a Butavand, agregó que “la tarea pudo realizarse en un entorno controlado y plausible de repeticiones, asegurando no introducir errores ni vicios externos, recreando un universo virtual creado por computadora, muy similar al real y de fácil ajuste en cada protocolo llevado a cabo en las pruebas, demostrando así el éxito de la colaboración del trabajo”.

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Para Fabricio Ballarini -codirector del estudio e investigador del Conicet en el Instituto de Biología Celular y Neurociencia Profesor Eduardo de Robertis (IBCN, Conicet-UBA)- “uno de los puntos originales del reciente trabajo es que la mayoría de las investigaciones están centradas en el impacto de la actividad física crónica (atletas o personas que practican deportes de forma regular) sobre la memoria espacial. En cambio, en nuestro estudio, también abordamos el efecto de la actividad física aguda (aquella practicada por personas sedentarias) en ese tipo de memoria”.

Ballarini, quien es también director del Departamento de Ciencias de la Vida del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), manifestó que “la memoria espacial, que registra información sobre el entorno y la ubicación de los objetos en él, se deteriora con el envejecimiento y la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, por lo que es importante estudiar formas sencillas de mejorarla”.

Y en esa línea, Pedro Bekinschtein, también director del trabajo e investigador del Conicet en Incyt, resaltó que los resultados “no sólo abren caminos para mejorar el abordaje clínico de enfermedades neurodegenerativas sino también la posibilidad de una intervención simple no farmacológica para la caída natural de la memoria con el envejecimiento”.

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“Sin embargo -alertó- aún es necesario realizar muchos más estudios para poder aplicar este conocimiento en la clínica”.

Para llevar adelante este nuevo test, el equipo de Ballarini y Bekinschtein trabajaron en conjunto con el grupo Media.Lab del Instituto Pladema (Cicpba-CNEA-Unicen), donde utilizan tecnología de realidad virtual para entrenamiento y otras áreas adyacentes desde hace más de 20 años.

“Fue todo un desafío unificar criterios entre dos áreas tan disímiles como la biología y la tecnología, pero eso es lo interesante de la interdisciplina” señaló, por su lado, Cristian García Bauza, director de Media.Lab e investigador del Conicet en el Instituto Pladema.

Finalmente, para la realización de las pruebas y la convocatoria de los voluntarios, se contó con el acompañamiento de la Secretaría de Bienestar Estudiantil y la Dirección de Deportes de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Uncpba).

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