Tuvo una vida difícil. Pero eso no lo amedrentó. Nació con discapacidad motriz. Su madre fue quien siempre lo ayudó a hacer más fácil su vida, haciendo todos los trámites necesarios y arreglando la silla de ruedas cuando era necesario: “Cuando era chico renegaba de mi condición, pero con el tiempo me di cuenta que todo tiene un propósito”, dijo Pablo.
Pablo, una historia de superación y trabajo
Tiene 35 años, discapacidad motriz y es un emprendedor con ideas nuevas que ayudan al prójimo
La vida le tenía reservado otro golpe duro. A los 14 años falleció su madre. Sin ella, con su amor y sus cuidados, cada falla de la silla que le permitía movilizarse, era un gran problema. Y allí comenzó a adquirir conocimientos para ser él mismo quien las repare: “mi padre me ayudó a armar mi lugar para que yo mismo la arregle, aunque al principio no quedaba bien”, aseguró.
Por características, cada silla tiene que ser personalizada. “Mi hermano me alentó a hacer yo mismo las cosas”, dijo. Hoy es su medio de vida, arreglar y armar sillas, una conjunción de trabajo y amor por el diseño. “Es una pasión que tengo, me reconforta el alma ver una silla terminada. Sé que lo que hago le sirve mucho a otras personas”, enfatizó.
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“No pensé que sería de mí si no trabajaría en esto”, dijo Pablo, orgulloso. Claro que su limitante física, no le impide disfrutar del deporte. Juega al básquet en sillas de ruedas, con lo que el mismo calificó como “un grupo bien armado”.
Su sueño es poder tener un taller más completo. “Me están faltando maquinas, las que tengo son algo obsoletas, además de otras que necesito cambiarlas. Me hace falta herramientas industriales”, dijo y describió su espacio como “el quirófano de sillas”.
Pero su pasión por el diseño no queda solo ahí. También, sufriendo en carne propia las dificultades para acceder a un colectivo urbano, elabora una “plataforma inclusiva”, como el mismo la denominó: “las rampas de las unidades adaptadas casi no se usan, porque dicen que se les rompen por los desniveles de las veredas. Por eso se me ocurrió esto, no solo para las personas en sillas de ruedas, sino para las personas mayores”, subrayó.
Pablo, como muchos otros, padece los inconvenientes físicos que, para algunos, son el freno a sus sueños. Para él no, porque decidió luchar con el corazón, poniéndole esfuerzo y trabajo a sus ideas de progreso. Hoy es uno de los tantos emprendedores que necesitan un respaldo para hacer de una idea, un éxito para muchos jujeños.
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