Será cosa de pasar agosto nomas. Rememorando una antigua frase que escuchamos desde pequeños, comienza un mes muy rico en los sentimientos, la cultura y tradición de todos los jujeños. Además del culto a la “Pacha” y la gesta histórica del Éxodo, deberemos afrontar nuevos sacudones de viento norte y la vigilia a la primavera.
El octavo mes del año llega a Jujuy con un olor y color especial, la albahaca, el incienso y las serpentinas comienzan a ser las estrellas de las veredas donde los vendedores exhiben una gran variedad de sahumerios para “sacar las malas ondas del hogar y pedir a la pachamama”.
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En capital uno de los lugares que se viste de “Pacha” es la zona de la vieja terminal, vendedores y puestos ambulantes pululan por dicho sector ofreciendo todos los insumos para sahumar la casa o agradecer a la madre tierra.
“Los precios no subieron mucho y son muy variados”, dijo Cecilia Mamani quien desde hace años vende todos los productos “para que la gente hagan su pachita”.
Entre los insumos que se necesitan para agradecer a la Pachamama están los cigarrillos, bebidas alcohólicas, serpentinas de colores y yuyos autóctonos; así también se utilizan billetes e imágenes de casas o vehículos, entre otros elementos que ejemplifiquen el pedido a la pacha.
“Los jujeños cumplimos está ceremonia de distintas maneras”, dijo y agregó que “algunos hacen un pozo en la tierra y otros que sahúman la vivienda, comenzando desde las esquinas o desde el centro pero siempre desde adentro para afuera”.
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