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27 de octubre de 2021 - 11:02
Ciencia

Calor o Frío: ¿Qué temperaturas producen más muertes?

En 2019, más de 356.000 personas murieron por alguna enfermedad derivada de las intensas olas de calor. Además, 1,3 millones de personas fallecieron por causas vinculadas con el frío.

Las muertes vinculadas con las bajas temperaturas se incrementaron un 31% respecto a 1990,. A su vez, aquellas relacionadas con el calor aumentaron un 74%, más del doble en el mismo periodo de tiempo. “Se espera que el número de personas con problemas de salud por el calor siga subiendo a medida que aumentan las temperaturas en todo el mundo”, advierte la investigadora.

Burkart admite que, a pesar de que hoy en día las temperaturas frías tienen una mayor repercusión en la salud de las personas en la mayoría de las regiones, el análisis de proyección que efectuó con sus colegas encuentra que, en el corto plazo, los efectos negativos del calor extremo pueden superar a los causados por el frío. “Esto es muy preocupante porque el riesgo de exposición a altas temperaturas parece haber aumentado de manera constante durante décadas”, detalla Burkart.

Según la investigadora, las regiones del mundo que más padecerán estas consecuencias son los lugares donde ya hace mucho calor, en especial el sur de Asia, Oriente Medio y muchos países de África.

Las muertes vinculadas a las temperaturas, tanto el frío como el calor, superan el 7% del total de los fallecimientos en Europa. Es una de las conclusiones de un estudio publicado en la revista The Lancet Planetary Healthy que se apoya en los datos de mortalidad de 147 regiones de 16 países europeos, entre los que está España.

Para su artículo los autores analizaron los datos de un periodo comprendido entre 1998 y 2012 y cifran en cuatro millones las muertes relacionadas con las temperaturas en esos 15 años (270.000 anuales). El calor y el frío no tienen actualmente la misma incidencia en la mortandad: las bajas temperaturas están vinculadas con hasta 10 veces más muertes que el calor. Pero los autores del informe indican que la crisis climática hará modificar esta situación.

Las muertas vinculadas al frío bajarán mientras se aumenten los decesos relacionados con el calor. Y, si la humanidad continúa sobrecalentando el planeta con sus gases de efecto invernadero sin cesar el ritmo, el resultado no será positivo: el incremento de fallecimientos derivados del calor a final de siglo superará a la reducción de los fallecimientos vinculados al frío en Europa.

Respecto a las muertes derivadas del calor, Èrica Martínez Solanas, una de las autoras del artículo e investigadora del Programa de Clima y Salud del ISGlobal, explica que “a corto plazo, se espera un descenso de las muertes derivadas del calor”.

No obstante, la situación cambia a partir de mediados de siglo: “Habrá un punto de inflexión de muertes atribuibles al calor que hará que haya más mortalidad relacionada con el calor que con el frío”. Martínez detalla que hay algunos estudios que refieren a un equilibrio e, incluso, a un efecto positivo sobre los decesos gracias al proceso de calentamiento que atraviesa el mundo —es uno de los argumentos que utilizan los defensores de los combustibles fósiles y aquellos que no quieren que se apliquen políticas drásticas contra el cambio climático—.

Pero esta investigadora asegura que “todo depende del horizonte temporal que se utilice”. Así, si se tiene en cuenta el aumento de las temperaturas previsto en los distintos escenarios para final de siglo ese efecto positivo en la mortalidad se diluye, de acuerdo a lo expuesto en el estudio.

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Existen varios escenarios. Los autores han diseñado proyecciones para varios de ellos: uno muy optimista en el que las emisiones de efecto invernadero disminuyen y se eliminan con gran rapidez en línea con lo que plantea el Acuerdo de París (y en el que el aumento medio en Europa de la temperatura a final de siglo sería de 1,67 grados respecto a los niveles preindustriales); otro en el que se contempla una baja de emisiones menor y un incremento de la temperatura de 2,89 grados en 2100; y un último escenario en el que las emisiones sigan como hasta ahora y en el que la temperatura media crecería hasta los 4,54 grados.

El estudio subraya que a final del siglo “se espera que el aumento de la fracción [de mortalidad] atribuible al calor supere la reducción de la atribuible al frío, especialmente para aquellos escenarios que consideran poca o ninguna mitigación”, es decir, para los escenarios en los que el aumento de la temperatura media vaya sobrepase esos casi 3 grados en Europa.

Si los datos son analizados por regiones, el estudio manifiesta un descenso homogéneo de las muertes atribuibles al frío en toda Europa en las próximas décadas a raíz del cambio climático. Sin embargo, no sucede así respecto a los fallecimientos por calor: se produce un aumento mayor en la zona del Mediterráneo.

En el caso de España, por ejemplo, las muertes vinculadas a las temperaturas en el estudio para el periodo analizado (1998-2012) son el 5,32% del total; 4,31% relacionados con el frío y el 1,01% con el calor. A finales de siglo, y en el escenario más pesimista de calentamiento global, las muertes llegarían al 5,19%. Las relacionadas con el calor aumentarían hasta el 7,37% del total, mientras que las del frío caerían un 2,18%.

Respecto a las olas de calor y de frío, para efectuar sus cálculos, los investigadores fijaron en primer lugar una “temperatura de mínima mortalidad”, que es “distinta para cada región y país”, explica Martínez, que comparte la autoría principal del artículo con Marcos Quijal, investigador también del ISGlobal, un centro impulsado por Fundación la Caixa.

Dentro de España, por ejemplo, esa temperatura de mínima mortalidad para el periodo de 15 años analizado fueron 20,5 grados en Cataluña, 22,8 en Madrid y los 23,9 en Andalucía. Tomando ese punto de partida, los investigadores calculan después el exceso de mortalidad atribuible al calor y al frío.

Pero, como detalla Julio Díaz, de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, no son lo mismo las muertes vinculadas a las temperaturas altas o bajas que las muertes ocasionadas durante una ola de calor o frío. En ese caso, la situación se da la vuelta: en Europa mueren muchas más personas por las olas de calor —como la que se espera para este fin de semana en la Península— que por las de frío.

En España, por ejemplo, al año mueren 1.050 personas por las olas de frío y 1.380 por las de calor, recuerda Díaz, que no es uno de los autores del artículo publicado en The Lancet pero sí uno de los principales especialistas del país en salud y medioambiente. Esto se debe, simplemente, a que las olas de calor —los periodos de más de tres días con temperaturas por encima de las máximas habituales— son más numerosas que las de frío.

Sin embargo, si solo se toma como referencia la temperatura de mínima mortalidad, los días en los que los termómetros están por debajo de ese punto son muchos más que los que están por encima, explica Díaz.

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