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1 de marzo de 2017 - 09:42

Donald Trump se mostró conciliador en su primer discurso ante el Congreso de EE.UU.

El presidente estadounidense pidió renovar "el espirítu norteamericano"; la inmigración fue uno de los temas centrales del mensaje.

En un discurso en el que quebró con su estilo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump , buscó dejar atrás el caótico inicio de su presidencia y las heridas de la campaña presidencial al desplegar una ambiciosa agenda y llamar a la gente a unirse y renovar "el espíritu norteamericano".

No fue el mismo Trump de siempre. El Trump que brindó su primer discurso ante ambas cámaras del Congreso, generales, jueces de la Corte Suprema y su gabinete dejó de lado, al menos por una noche, su tono divisivo, su corbata roja chillona -vistió una azul a rayas más sobria, y se abotonó el saco- y su ánimo para improvisar: el mandatario nunca se alejó del discurso que preparó junto a sus colaboradores, que repasó en su limusina, camino al Capitolio.

"El tiempo para pensamientos chicos ha terminado. El tiempo para peleas triviales quedó atrás nuestro. Sólo necesitamos coraje para compartir los sueños que llenan nuestros corazones", dijo Trump al cierre de su discurso.

Atrás quedaron también frases célebres de sus dos discursos previos más importantes, el de la convención republicana, donde dijo que él era el único que podía arreglar al país y prometió ser "la voz" de la gente olvidada, y el de su jura, en el que planteó una visión nacionalista con su mantra "Estados Unidos, primero" y el llamado a poner fin a la "carnicería" del país.

Con su mensaje, Trump buscó acallar las críticas que han arreciado sobre su gobierno.

Trump, pulido, elocuente y serio, repasó decisiones, dijo que había hecho lo que había prometido, condenó crímenes de odio -algo que no había hecho- y rindió homenaje a la viuda de William "Ryan" Owens, un momento que se llevó la mayor ovación de la noche. (El padre de Owens se rehusó a reunirse con Trump, y ha pedido una investigación sobre la muerte de su hijo en una operación militar aprobada por Trump días después de asumir.)

Trump abrió la puerta a una reforma migratoria al proponer una inmigración "basada en el mérito", similar, dijo, a la de Canadá o Australia. Y le pidió a demócratas que lo acompañen para reemplazar el Obamacare, la reforma de salud de Barack Obama, reconstruir la infraestructura del país y recortar impuestos a empresas y familias de clase media.

Los republicanos ovacionaron el discurso, pero los demócratas mostraron mucho menos entusiasmo. Muchos legisladores demócratas vistieron blanco en una señal de resistencia y en homenaje al movimiento feminista del país, y la senadora Elizabeth Warren vistió un moño azul, el símbolo de apoyo a la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, según sus siglas en inglés), líder de la resistencia a Trump en la Justicia.

"El discurso de Trump estuvo completamente desconectado de la cruel realidad de su conducta", escribió la líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

La inmigración fue uno de los temas centrales del mensaje.

"Creo que es posible una reforma migratoria real y positiva, siempre y cuando nos enfoquemos en los siguientes objetivos: mejorar los empleos y los salarios de los estadounidenses, fortalecer la seguridad de nuestra nación y restablecer el respeto a nuestras leyes", dijo Trump.

A su vez, reiteró su promesa de construir un muro en la frontera con México y volvió a criminalizar a los inmigrantes al llevar de invitados a familiares de personas asesinadas por inmigrantes indocumentados. Las estadísticas muestran que la tasa de criminalidad es inferior entre los inmigrantes respecto de los nativos.

Trump también envió mensajes claros a los aliados de Estados Unidos.

"Esperamos que nuestros socios, ya sea en la OTAN, en Oriente Medio o en el Pacífico, asuman un papel directo y significativo en las operaciones estratégicas y militares y paguen su parte justa del costo", dijo el mandatario.

Y a pesar de pedir un fuerte rearme de las Fuerzas Armadas con un alza en el presupuesto para el gasto militar, dijo que quería paz.

"Queremos armonía y estabilidad, no guerra y conflicto", afirmó. "Queremos paz, dondequiera que se encuentre paz. Hoy Estados Unidos es amigo de antiguos enemigos. Algunos de nuestros aliados más cercanos, hace décadas, lucharon en el lado opuesto de estas Guerras Mundiales. Esta historia debe darnos fe en las posibilidades de un mundo mejor", agregó.

Fuente: La Nación

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