Las iniciativas para dar lugar a un día internacional del hombre, similar al Día de la mujer, tienen sus orígenes en los años sesenta, pero comenzaron a consolidarse en los noventa. El director del Centro de Estudios Masculinos de Misuri-Kansas, Thomas Oaster, sumó determinados aspectos fundamentales en 1991 para un proyecto que tuvo lugar al año siguiente y que países como Malta replicarían, hasta que una iniciativa en Trinidad y Tobago en 1999 popularizó el 19 de noviembre. Ese día, el profesor de la Universidad de las Indias Occidentales, Jerome Teelucksingh, organizó unos seminarios acerca de la violencia doméstica, modelos masculinos y la importancia de la vida familiar, en honor al cumpleaños de su padre.
Teelucksingh, en compañía con el después creado Comité Directivo del Día del Hombre, incentivó el festejo los siguientes años a nivel internacional. En 2009 fijaron sus seis objetivos puntuales: promover modelos masculinos positivos, festejar sus contribuciones a la sociedad, atender la salud masculina, denunciar la discriminación a los hombres en determinadas áreas, incrementar la seguridad y mejorar los vínculos de género y la igualdad.
El Día Internacional del Hombre todavía no tiene reconocimiento oficial, aunque el apoyo de algunas organizaciones dentro de la ONU ha contribuido a popularizarlo. Por ejemplo, la directora de Mujeres y Cultura de Paz de la Unesco lo observa como una buena oportunidad para avanzar hacia la igualdad, profundizando en los roles de género y las masculinidades.
Si bien el sistema patriarcal privilegia al hombre, también le oprime en algunas cuestiones que repercuten en su salud. En este sentido han tenido lugar iniciativas internacionales como Movember, un movimiento llevado adelante por una organización benéfica que, tras el símbolo de dejarse crecer el bigote, pretende concientizar sobre la salud masculina y recaudar fondos que impulsen la investigación y los servicios.
La esperanza de vida mundial masculina es cuatro años inferior que la femenina a raíz de un factor genético y hormonal, pero también a los roles de género. Los hombres presentan una mayor tasa de mortalidad influida por un estilo de vida menos saludable. Este se relaciona con una peor alimentación y un mayor consumo de alcohol y drogas, así como cierta resistencia a acudir al médico, que dificultan la detección de enfermedades a tiempo. A su vez, las campañas de concientización sobre enfermedades masculinas, como el cáncer de próstata, no son tan usuales como en las femeninas.
La diferencia se profundiza en la mortalidad por causas externas, que es cuatro veces mayor que la de las mujeres, ya que los hombres tienen más tendencia a integrar conflictos armados, efectuar trabajos peligrosos o asumir comportamientos temerarios que provocan una mayor tasa de accidentes. Pero hay países, como España, donde la principal causa externa de muerte es el suicidio, vinculado con el estigma en torno a la salud mental, que es mayor entre los hombres por el recelo a sentir vulnerabilidad y trabajar en sus emociones.
Sin embargo, concebir al hombre como sujeto universal ha limitado los estudios con perspectiva de género sobre la salud masculina, que atiendan a su diversidad de necesidades y permitan tratar creencias y comportamientos tóxicos. Estos también deterioran el bienestar de los hombres, y cambiarlos apunta a mejorar las relaciones con la familia y la comunidad.
Cabe destacar que no se trata de una celebración que vaya en contra del Día de la Mujer. Desde su comienzo, los promotores del Día Internacional del Hombre han resaltado que su objetivo no es competir con el Día de la Mujer, ya que buscan potenciar la diversidad y la igualdad. En cambio, el Día del Hombre no mueve grandes manifestaciones, ni su festejo está muy extendido. Pero desde que creció la cuarta ola feminista en esta última década, algunos sectores de la sociedad han reclamado cada 8 de marzo la contraparte del Día de la Mujer, lo que ha hecho a este día más conocido.
En cuanto a la fecha elegida para festejar el Día de la Mujer, si bien se argumenta que un día así no es necesario o que podría invisibilizar el 8M, también ha sido una oportunidad para incentivar debates complementarios a los del feminismo donde los hombres se sientan incluidos. En esta línea, la Unesco apunta el cuestionar los mandatos de género, que oprimen tanto a hombres como a mujeres, para construir nuevas masculinidades que disminuyan las distintas maneras de violencia. Esto integra ámbitos como la educación sexual, la salud reproductiva o la corresponsabilidad en los cuidados. De hecho, la plataforma del Día del Hombre considera como una lacra el gran número de hogares sin presencia paterna.
A su vez, sectores más conservadores aprovechan esta jornada para incentivar los roles tradicionales. Incluso el patrocinador de la web principal, que corresponde al movimiento australiano, es Dads4Kids, una organización benéfica que defiende la familia tradicional y se opone al matrimonio homosexual. Aunque también lucha por la diversidad, promociona un modelo masculino basado en cumplir una función social de padre y trabajador honrado.
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